Acá la gente anda descalza, se viste con sábanas blancas y se rien bastante. Toman cosas livianas como té de durazno. No conocen el papel ni la escritura y apenas le dan uso a las palabras. Mean atrás de los árboles, se bañan en los ríos que atraviesan las calles, duermen bajo árboles inmensos, van de la mano y dejan que algunos perros -que no son de nadie- los husmeen un poco.
Más tarde se sientan a mirar las colinas mientras el sol se pierde más lento que en otros lados y los últimos pájaros cantan. No son muchos y viven en casas con nombres extraños. A ese lugar le puse Magenta pero tiene otro nombre que no se reproduce en un idioma posible.
viernes, 23 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
De un blanco soñado
Querías separar la tensión del recuerdo para que no pertenezca a un lugar específico. Pero separar los continentes no es fácil. ...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
La suficiencia para hablar debería ser desterrada de todos nosotros en la medida que el alcance de la palabra se limita a u...
-
Voy a una cena con mis compañeros de colegio primario. Primera vez que no siento la necesidad de imponer mis ideas. Me siento liviano, inclu...
No hay comentarios:
Publicar un comentario