miércoles, 9 de enero de 2013

Estado de espera


1

Una nube sostiene la mano, y ella dice: es para conocer tu cuerpo, y yo, víctima de sus cosquillas, termino sumergido entre uvas verdes. Que no se vaya entre puestos y personas, pienso, convencido de que no va a volver. Y ella, con dulzura repite, no me voy.

 

Agradezco y miro: muchas rayas cruzan el suelo.

 

Es sabido: el amor tarde o temprano advierte que no hay espacio. Y a uno mismo le falta ánimo. Entonces, nunca se llega a ver la entrega puntual.

 

He permanecido con la mirada en distintos objetos; las calandrias se han ido, y sólo queda el aire que precede a la tarde y a la seis en punto se apaga.

 

2

En la orilla pensé que con mi caña no debería estorbar la evasión. El viento sobre los juncos y nosotros cubiertos con hojas. Había pájaros y el agua iba, rozándonos.

 

Los peces nos parecieron tibios. Fueron horas acostumbrándonos, y arriba nubes en ceremonia, paredes altas, y un techo resquebrajado entre sombras de eucaliptus.

 

Eso y cada noche un buitre empotrado en la pared, con sus alas de ébano, custodiándonos.

 

 

3

En el cuadro un barco pasa y los tripulantes presurosos arrojan sus redes. Abajo, sobre la mesa, el sufrimiento que llevan las manos. El sufrimiento cuando intentan calmar a la boca, serenar un poco al cuerpo, aunque sea imposible; aunque más tarde debamos hacer lo mismo.

 

Es la hora del té. ¿No las ves? Diminutas en el agua también nadan, y yo las bebo.

 

4

Más tarde la foto, el pez sobre la piedra oxigenada, y las burbujas que corren entre piedras y se matan.

 

La perspectiva es caer. Bajar entre cardos con puntas violáceas y frutos que después de madurar son despedazados por zorzales. Mientras los adultos ensayan detrás de la puerta, en la oscuridad. Supongo que con el calor de una sortija agitada, mientras todo desparramado me marea, desespera y sonríe.

 

5

Vos aparecés y me decís: ---En el fondo una vela te permite admirar el polvo elevándose y el puesto. Y más allá está la ruta por la que casi no pasan autos. Ahora todo eso viaja como una forma de aliento: el panal que prendimos fuego mientras las abejas volaban y nosotros corríamos con alcohol y fósforos en la mano.

 

 

 

6

Te sigo. Parece todo calmo. Bordeo la pared y comienzo a ver la playa. Esa hermosa donde estuvimos con palmeras rozándonos sobre baldosas calientes y te digo: ---Ahora sí, lo magnífico al fin, el deseo. Y te sostengo perfecta sobre el agua.

 

 

martes, 8 de enero de 2013

El arte de no representar una idea del arte


Un hombre que se aproxima a su arte

como quien besa su talento y deja

de exigirlo para, con mansedumbre,

acercarlo a su pecho, besarlo, darle

las gracias, y dejarlo jugar como

juegan las mascotas que uno quiere,

o esos, los pájaros, de rama en

rama, al amanecer, cuando pareciera

que un piano apenas audible

comienza a tocar piezas que uno

en su perímetro mental

        apenas distingue.

Ese mar que tienen los peces



La maniobra que se vuelca  

engloba un sentido

que nosotros desconocemos

pero que nos lleva a maneras

que el tiempo consigue sedimentar

en usos y costumbres sin ostentaciones

ni monedas a cambio 


ni represas donde contener miles de emociones. 


Mejor así, vamos a los instantes 

que nos llevan a ese mar que tiene a los peces.

sábado, 5 de enero de 2013

La dinámica de los opuestos


Hay un punto en que nuestros deseos chocan con eventos que tienen el don de plantear dimensiones que nosotros, tan educados en el idealismo, solemos pasar por alto en el empeño hacia el absurdo que llamamos valores superiores.

Esos mismos valores que tienden a ocultar el contrapeso mórbido que los sostiene y es requisito de su existencia.

Conclusión: si algo existe es porque existe un opuesto que lo sostiene, y juega con él en una dinámica que, por supuesto, debe ser leída en conjunto.

Segunda conclusión: entre un opuesto y otro se desarrolla el verdadero estado de las cosas, pero en nuestra concepción cultural, ese estado de grises no permanece nombrado, porque no tiene valor categórico, y para los modos de dominación es preciso un lenguaje contundente que responda con eficiencia a los distintos mandatos.

viernes, 4 de enero de 2013

La tecnología como refuerzo de seguridades


La tecnología exalta el consumo y acelera el deseo hasta dejarlo perdido en su rol, esa actitud de líder
que debiera tener y tan seguido pierde en pos de mandatos que instigan maniobras tendientes a instalar fenómenos útiles de dominación que permiten arbitrar el poder a favor de ciertas personas
por sobre otras.


Pero eso ocurre hasta cierto punto. Porque en otro plano no existen determinadas personas detrás de las maniobras de dominación. Las cosas son más confusas. Todos en distinto modo somos víctimas y victimarios frente a eso que nos unge y excede al mismo tiempo. Hablo de nuestra potencia, de lo que somos capaces, y de la inmensa responsabilidad que nos plantea  -y que tan seguido rehuimos en pos de los mandatos-, esos productos enlatados para facilitar el sentido y dotarnos de ficciones que nos permitan suponer lo que no existe pero nos gustaría que sea: certezas que venden seguridades.

miércoles, 2 de enero de 2013

El mar de los peces


La maniobra que se vuelca sobre nosotros
engloba un sentido que no conocemos 

pero que nos lleva a querernos 

de una manera que el tiempo consigue sedimentar 

sin ostentaciones ni grandes monedas de cambio. 

No exigimos represas donde contener miles de emociones. 

Mejor así, prefiero los instantes que llevan a los peces.

martes, 1 de enero de 2013

La dinámica del canto


La causa y efecto de las cosas
engloban posibilidades que se disparan
a cada momento para seguir hacia otras
variantes que nuestras emociones no pueden
terminar de aprehender. Es por eso que a veces sentimos 

que los pájaros cantan con fines conmovedores 
sin que podamos decir cuáles son. 

De un blanco soñado

    Querías separar  la tensión del recuerdo  para que no pertenezca  a un lugar específico.   Pero separar los continentes  no es fácil.   ...