La tecnología exalta el consumo y acelera el
deseo hasta dejarlo perdido en su rol, esa actitud de
líder
que debiera tener y tan seguido pierde en pos de mandatos que instigan maniobras tendientes a instalar fenómenos útiles de dominación que permiten arbitrar el poder a favor de ciertas personas
por sobre otras.
que debiera tener y tan seguido pierde en pos de mandatos que instigan maniobras tendientes a instalar fenómenos útiles de dominación que permiten arbitrar el poder a favor de ciertas personas
por sobre otras.
Pero eso ocurre hasta cierto punto. Porque en
otro plano no existen determinadas personas detrás de las
maniobras de dominación. Las cosas son más confusas. Todos en distinto modo somos víctimas y victimarios frente a eso que nos unge y excede al mismo tiempo. Hablo de nuestra
potencia, de lo que somos capaces, y de la inmensa responsabilidad que nos plantea -y que
tan seguido rehuimos en pos de los mandatos-, esos productos enlatados para facilitar el sentido y dotarnos
de ficciones que nos permitan suponer lo que no existe pero
nos gustaría que sea: certezas que venden seguridades.
1 comentario:
Lucas sos un genio. me encanto ese poema. La verdad, me parece que tenes razón. siempre ciento una voz que me ordena que me desahogue, pero nunca me dijo que haga algo malo
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