Eso que nos
exalta y divierte en el meridiano donde las cervezas se sostienen. Hay flores
en el mantel y eso nos alegra también. Me gusta este bar, digo con la vista en
unos gorriones que aprovechan las migas, y giro la cabeza para
recibir mejor el sol. El bar –para nuestra felicidad- está en una avenida cubierta
de árboles. Ellos, de manera incierta, hablan de una jungla al final. Lo que sigue
a la pampa está acá. Se puede hablar de un milagro. Es decir, acá es posible disfrutar
sin gestos que evoquen algo. Estamos en un lugar alejado de películas y fábulas
de cualquier tipo. Es fuerte el sol y cada uno lo siente. Nos amamos con lógicas
pausas y el amor brilla.
jueves, 16 de mayo de 2013
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