Donde hay gente, hay un sistema.
Un modo de arbitrar poder
que compele a las personas
a generar adhesiones.
Eso pasa en tanto son la
mejor estructura que tienen esos integrantes
que, como nosotros, responden
a sus mecanismos y no reconocen
impulsos más personales.
Esos que te permitirían ser más divino.
Porque son los dioses los que crean
sus propias reglas para enseñarlas al mundo
en un intento que los demás olviden
lo difuso; eso que nombramos destino.
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