De pronto no es necesario hacer nada
uno se ve como un artesano que
en la liviandad de sus mandatos
precisa continuar con una tradición
y nada más. Y después, duerme,
y se levanta, y come y toma.
Y después, cuando por fin se ve
al espejo, no hay más un reflejo
de algo que pretender ser
profundo y bello
sino algo personal y límpido