sábado, 22 de noviembre de 2014

El fondo de nuestros deseos

La imitación de los modos de otros
a la salida de la iglesia.
Sí, me acuerdo perfectamente
éramos chicos, tendríamos doce años a lo sumo,
y mirábamos a las chicas una y otra vez, como si
ese mirar constante pudiese, por arte de magia,
acercarlas a nosotros que estábamos
demasiado al fondo de nuestros deseos.

No hay comentarios:

Un silencio que ni los perros rompen

    Pediste ser escuchado por quien  permanece en un silencio  que ni los perros rompen.