El pan de la mañana
que tomo para mí
es un hábito que debo valorar más en toda
su dimensión práctica y mística.
Y digo esto último, no en un sentido elevado, sino
en su acepción más simple.
En mi sueño, por la orilla del río, iba feliz al galope a caballo hasta que de pronto me caía, porque el animal pisaba un pozo, y dos toro...
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