Se disfraza a veces el poema
como en un amanecer
dotado de un color ceniciento
que pronto anuncia su propia tormenta.
Y es la palabra la que a veces nace
de esa forma acorde.
Viene de una manera etérea
para empalmar con lo que resta de un día
que es fácil planteárselo
alejado de lo imperecedero
en el silencio que se corresponde
con la forma cada vez más
contundente de las nubes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Podría pintarlas
Frente al río iban unos patos en viaje. El viento era calmo. Una garza aprovechaba los últimos momentos para caminar por el agua. No inten...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
La suficiencia para hablar debería ser desterrada de todos nosotros en la medida que el alcance de la palabra se limita a u...
-
El estruendo interno como fuente de toda perseverancia así debería ser, así deberían consumirse los días y los cigarrillos imaginarios que...
No hay comentarios:
Publicar un comentario