domingo, 21 de febrero de 2016

El reino de la infancia

En una pileta de una casa, en las afueras de Buenos Aires,
un día de verano bastante fresco, después de una semana 
con temperaturas insoportables, agitando apenas el agua,
hablábamos con mis amigos de cuáles eran los miedos 
que teníamos. Que no había motivo, decía uno, 
para preocuparse por las cosas tanto, que más bien 
la alegría era algo que debiera ser más abundante. 
Y sonrió. Y supe que tenía razón.  

Y me fui a dormir esa noche y tuve pesadillas
que me dejaron nervioso y alterado. En los sueños,
con diez años, atado a una cama, era atormentado 
por un hombre al cual nunca podía verle bien la cara.
Solo sus dientes, unos casi destrozados.  
Y pensé que las recetas que se instalaron en uno cuando era chico
se constituyen en realidades que sostienen un reino
que nuestra edad adulta, con mucho empeño, 
debe reconstruir una y otra vez.

Y me levanté, y en señal de agradecimiento y alabanza
a todo lo que había a mi alrededor y era bueno,
escribí esto.





sábado, 20 de febrero de 2016

¿Te acordás de esos partidos?

¿Te acordás de esos partidos que hacíamos
para reafirmar una rutina al final de la tarde?

Tal vez porque ser novios suponía entonces
tener ciertos rituales.

Y después nos queríamos de muchas formas, y después nos
cansábamos un poco de eso y caminábamos soñando cosas 
como ir a dar la vuelta al mundo y montones de 
proyectos en torno a muchos éxitos  –que parecían
al alcance de la mano-.

Y hasta practicábamos inglés, recuerdo. Y en todo momento
las olas estaban a un costado y la noche profunda
se plantaba de una manera que no era tan enigmática como ahora.

Y había gente que iba y venía pero nosotros
no le prestábamos mucha atención.

Vos eras muy soñada y tenías un talento especial
para vestirte de una manera que yo juzgaba natural.

Y te creía además muy criteriosa
amplía de cabeza creo que decía, y te asignaba también
muchas otras virtudes que me hacían bien, supongo.

Y sin embargo, al tiempo de estar con vos me aburría un poco
y soñaba con pasar a otra historia, una que no estaba muy seguro
que fuese a ocurrir pronto, suposición que me obligaba
a quedarme de tu mano y a soñar mucho más con volar
al cuerpo de otra chica muy diferente a vos.
  



De un blanco soñado

    Querías separar  la tensión del recuerdo  para que no pertenezca  a un lugar específico.   Pero separar los continentes  no es fácil.   ...