Los abuelos sufrieron la falta da amor de sus padres,
y lo mismo esos padres. Y también
los tensos padres que vinieron después.
Hasta que llegó mi generación,
y las cosas cambiaron para mis hijos.
Y por eso estoy feliz, y orgulloso,
y cada día, en medio de pájaros
alegres por la potencia del
soberano sol que se alza,
salgo por el bosque en busca
de un lago cristalino y tibio
donde con mis hijos bañarme.
viernes, 10 de febrero de 2017
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