Hoy encontré un cuaderno con una anotación. No sé bien de qué época, tal vez de hace cinco años. Dice: "Lo peor es que el enemigo está en todos lados. Se multiplica de una manera absurda y continua sin ningún respiro por las calles. Lo encuentro en moto, toca la bocina, grita en las esquinas, tiene perros que ladran sin parar y él no les dice nada. O bien los pone en los balcones para que continúen con esos ladridos que piden algo que él no piensa otorgar. Otras veces, usa modos arteros o bruscos. O dice una cosa y hace la otra. Así logra irse fuera de mis márgenes obligándome a adaptarme a los suyos. Pero eso es algo que no quiero hacer por ningún motivo. Mi rigidez, que es mi ética, me lo impide. ¿Qué tanto yo me mantengo por ese camino escrupuloso? Bastante. Y todo ese respeto a mi ética tal vez no me trae grandes dividendos"
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viernes, 5 de septiembre de 2025
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