viernes, 26 de abril de 2024

En la tierra helada

 

Pero a los pocos días, andando por el jardín de tu casa, pisé unas hormigas y aparecieron de nuevo las tragedias que podrían tocarme en la incipiente tibieza que ronda los campos cuando amanece y la niebla sigue hasta que el sol se levanta sobre la tierra helada. 

jueves, 25 de abril de 2024

Los pájaros saltaban

 

Esa misma tarde, cuando por fin llegaste, puse un antiguo tronco sobre las ramas secas de un arbusto y ardió todo estrepitosamente. Ningún perro ladraba, ninguna nube evitaba su retirada y de nuevo estábamos juntos: los pájaros saltaban. 

 

miércoles, 24 de abril de 2024

Podría pintarlas

 

Frente al río iban unos patos en viaje. El viento era calmo. Una garza aprovechaba los últimos momentos para caminar por el agua. No intentaba pescar, solo seguir hasta que la oscuridad bajase. Entonces aparecieron en mi memoria tus primas reclinándose en las columnas de la galería de nuestro antiguo club social venido a menos. Me pareció incluso que podría pintarlas.

 

martes, 23 de abril de 2024

En mi sueño

 

En mi sueño, por la orilla del río, iba feliz al galope a caballo hasta que de pronto me caía, porque el animal pisaba un pozo, y dos toros, que estaban mirándome con los pies en el agua, arremetían para toparme. Pero, en el último instante, con lo justo, me esquivaban. Y casi enseguida, estando todavía en el suelo, me saludaban unos peones que pasaban por el río subidos a los mismos camalotes que veía de chico desde el barco de madera que parecía un pueblo flotante. 

 

Me desperté agitado y abrí los postigones: la luz de la mañana asomaba encima de las copas de los eucaliptos. 

lunes, 22 de abril de 2024

Esa misma noche

 

Esa misma noche soñé que estábamos junto a la pileta rodeados de una bruma incipiente. Acostada en una reposera, un viento leve movía las ramas del sauce sobre tu cabeza. Te miré bien: no había en tu cara un rasgo de imperfección, tampoco de soberbia. Acomodándote en un costado de la reposera, en el sueño me decías: “Vení conmigo.” Pero, cuando me sacaba la remera para ir a tu lado, te levantabas alarmada. —La casa de Anselmo está en llamas —decías señalando el río. Y era cierto: en los plumerillos cercanos al agua había fuego y también en la casa. 

 

Entre el humo unos carpinchos huían. —Se van —decías angustiada— hacia los brazos del río (esos brazos que también podían nadarse a caballo, pero con el riesgo de encontrar yararás en el agua). 

 

Y después, al final del sueño, estaban los camalotes de siempre. Pequeñas islas de plantas con flores diminutas. 

 

 

domingo, 21 de abril de 2024

Hablabas de

 

Hablabas de un punto que está 

en los trinos de los zorzales, 

y en sus saltos, cuando van

de un árbol a otro y rescatan 

el perfume del bosque

minutos después de una tormenta.

 

sábado, 20 de abril de 2024

Las rosas chinas

 

En el sueño era un pájaro que cantaba en el borde de una ventana que reflejaba el cielo azul, no celeste. Varios gatos rondaban la galería y adentro, en su cuarto, dormía mi madre. Después, en el recuerdo, también está la iglesia, el canal, sus grises, el verdín, las enredaderas incipientes, los gorjeos y la lluvia tocándola. Y más allá, sobre las paredes de la muralla, las rosas chinas donde cantaban los pájaros. Es su forma de mostrar su alegría, dije. O quieren anunciar algo, agregaste.

viernes, 19 de abril de 2024

Teros a lo lejos

 

Porque hace mucho

viste el fuego y el humo 

desde los pastizales 

acercándose a tu cuerpo.

 

Y desde entonces, una coraza 

recibe la brea que agranda 

la mancha de tu pecho.

 

Esa mancha que llegó 

una noche de calor y luna llena 

en que [escuchabas teros,

cosa rara, a lo lejos. 

 

No solían sentirse durante la noche. 

Pero eso había cambiado 

junto al hecho de que los tordos 

no estaban más en el roble del fondo.

 

 

jueves, 18 de abril de 2024

Un blanco soñado

 

 

Querías separar 

la tensión del recuerdo 

para que no pertenezca 

a un lugar específico.

 

Pero separar los continentes 

no es fácil.

 

O al menos quisieras,

desde la copa del árbol, 

ver la]  piedra reluciente

que tenía un blanco soñado.

 

 

 



miércoles, 17 de abril de 2024

Tan feliz como alguien venido de la antigua Grecia

 

Después, sobre el fin de un calor agobiante, salí a pasear con mi perra. Parecía que iba a llover, pero el agua no cayó hasta la madrugada. Al despertar, abrí las ventanas. El viento era fresco, los árboles se movían. Los pájaros cantaban; y era feliz, tan feliz como alguien venido de la antigua Grecia.

 

martes, 16 de abril de 2024

Los mismos caballos

 

Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el intento de comprender a mis padres. Uno puede comprender más a sus padres que a uno mismo, pensé. Pero no estaba seguro de eso porque mis impresiones tienden a cambiar y los pájaros sobre los muros a seguir. 

 

lunes, 15 de abril de 2024

El murmullo del pasto

 

Volví a los galpones de gallinas después de tanto tiempo. El camino que sale del pueblo estaba embarrado, pero continué sorprendido por la visión de la basura al costado del camino, y después crucé la ruta para comprar agua en una parrilla que tiene éxito entre motociclistas y gente que escapa de la ciudad. Mi idea era seguir tranquilo hasta los galpones. Pero, ya en pleno campo, al ver el cadáver de un zorro (o tal vez el de un gato, estaba tan aplastado que me fue imposible saberlo), me quedé apesadumbrado. Si bien una vez mi padre me comentó que morir será un recuerdo imposible, no dejaba de impresionarme ese cuerpo tan aplastado y podrido. Para distraerme, miré las piedritas en el camino y seguí hasta unos espinillos. Una vez sentado frente a ellos, tomando el agua, vi llegar unos pájaros negros que tienen un gorjeo muy dulce y andan en grupos de treinta a cincuenta. 

 

Casi enseguida, escuché un motor lejano: una avioneta pasaba entre las nubes. Acostado, cerré los ojos para escuchar cómo se perdía el sonido y gracias al viento solo quedaba el murmullo del pasto. Recién entonces tu cara estuvo de nuevo conmigo. 

 

domingo, 14 de abril de 2024

En el fondo del agua

 

 

Llovía en la calma del principio

de un invierno: una ramita casi negra 

siguió por el agua hasta chocar 

con el cordón de la vereda

y continuó viaje. 

 

Viene de los hielos del ártico,

dijiste.

 

Estábamos en un bar sobre la rambla.

El año nuevo llegaría pronto. 

 

De la mano, entre edificios 

emblemáticos, bajo los paraguas,

fuimos hasta una fuente muy grande 

para ver cómo el viento movía el agua. 

 

A un costado, un zorro blanco 

en un cartel nos enterneció. 

 

Y después vimos un círculo 

rodeado por serpientes celestes 

sobre un desierto de huesos. 

 

O al menos, veías esa imagen 

en el fondo del agua.

 

 

 

sábado, 13 de abril de 2024

Dentro de la catedral

 

 

Dentro de la catedral, 

fuimos hasta un costado 

donde había gente aburrida, 

pero no tantos como en la nave 

central. Nuestra intención era ver 

al obispo sobre el púlpito sermoneando

mientras los niños, a sus pies, 

esperaban la primera comunión. 

 

El momento tenía el tono 

que debíamos alejar de nosotros, 

pero era más fuerte nuestra intriga

por el espectáculo.  

 

Por entonces sabíamos 

que lo mejor era vivir en una isla 

rodeada de gigantes marinos.

 

Seres capaces de comer 

a los incautos que se acercasen 

a minar nuestras fuerzas. 

 

A la salida de la iglesia, 

nuestros hijos se complacieron 

con imitar los cantos de los zorzales. 

 

Nos miramos. Queríamos decir 

tantas cosas: que nos apena el paso 

del tiempo y montones de imágenes 

sobre un lugar donde se ve pasar el agua. 

jueves, 11 de abril de 2024

Noches donde nada se movía

 

En este valle, dicen, hay algo 

que pasa de un lado a otro 

y nos transforma en la medida 

de nuestras posibilidades. 

 

Y puede que sea verdad. 

No éramos capaces de cantar bien,

pero en este valle nos paramos sobre las laderas

y contra todo pronóstico 

entonamos.

 

Y son bellos los cantos. 

 

Muchos usan las laderas para subir 

y después bajar por un piso de piedra 

donde circula poca agua. 

 

Pero nosotros permanecemos 

cantando con la vista en el horizonte.

 

El mismo donde vimos 

perros vagando noches enteras. 

Noches donde nada se movía. 

 

 

 

miércoles, 10 de abril de 2024

Tocar la línea

 

Ojalá pudiese tocar la línea 

que lleva a la estación de tren 

donde unos niños se bajaron 

con la intención de pronunciar 

lo que durante tanto tiempo quise decir: 

que sueño con una cantera inundada

donde se puede ver, si uno presta atención 

y mira hacia el fondo, gráciles algas. 

martes, 9 de abril de 2024

La vuelta de los pájaros

 

 

Ojalá pudiese tocar la línea 

que lleva a la estación de tren 

donde unos niños se bajaron 

con la intención de pronunciar 

lo que durante tanto tiempo quise decir: 

que sueño con una cantera inundada

donde se puede ver, si uno presta atención 

y mira hacia el fondo, gráciles algas. 

 

Porque en ese tiempo hubo un día

de sumo calor donde el brindarse tanto al otro 

fue como el poder de los ríos o los mares. 

 

Me mantuve en silencio. 

Con los años, quiero creer, 

podremos dejar de lado la temática 

relacionada con los poderes

y ver la vuelta de los pájaros 

sobre el fin de la tarde.

 

 

lunes, 8 de abril de 2024

El fin de una era

 

 

Esto que voy a contar ocurrió 

años después en los jardines 

de una célebre universidad, 

frente a una laguna oscurecida, 

un día de viento y nubes. 

 

¿Dónde están los hombres 

que buscaban perdurar?, 

preguntaste. 

 

Los más capaces a la hora de entender 

cómo gobiernan las abejas reinas. 

 

Un panal, continuaste diciendo, 

adora las fantasía y la fantasía 

radica en repetir la escena: solo 

con la rutina aparece la magia. 

 

O al menos, al fin aparece el lugar 

de perfecto diseño donde levantar 

la figura ennegrecida: un cocodrilo 

inmóvil en la orilla, listo para mostrar 

sus movimientos más ágiles. 

 

Y en eso una pequeña ola tocó una estaca

que alguien la había clavado en la arena. 

 

Parados en la orilla, mirábamos el mar. 

Parece frío, dije. 

 

Así deberían pasar los días y los años. 

En la contemplación del agua, dijiste 

atenta al ir y venir de las olas. 

 

Una pluma entonces pasó cerca. 

Minutos antes habíamos visto 

las esculturas de uno de los llamados 

genios del arte.

 

Pronto llegaría el fin del día. 

El momento para disfrutar del viento 

y a lo lejos de las parsimoniosas vacas. 

 

Detrás nuestro, iban y venían 

los pájaros en busca de sus nidos.

 

Me fijé en los que estaban en las ramas 

más altas: tenían un negro brillante. 

Claro, cuervos, me dije. 

El fin de una era. 

 

 

domingo, 7 de abril de 2024

De regreso a casa

 


De regreso a casa,

recordaba los grandes almacenes 

de mi pueblo en la época que me imaginaba

distintas aventuras con mujeres suecas

en donde tenía de socio a un fauno.

 

Con ese fauno íbamos junto a unos perros

por caminos estrechos de piedras 

y de barro. 

 

Vino entonces la noche y la lluvia.

Cuando entré a casa, vi que la tortuga dormía 

mientras la perra a buen resguardo la miraba,

intenté hablar de cosas sin importancia

y más tarde ayudé a nuestra hija 

con sus inquietudes existenciales.

Y después a nuestro hijo,

que debía estudiar para un examen.

 

Gracias a esa epopeya, logré 

que el viento me pegue en la cara.

Las ventanas de mi cuarto estaban abiertas. 

Solo tuve que acercarme 

para que el aire me bañe. 

 

 

sábado, 6 de abril de 2024

Con la caída del sol

 

Las gaviotas con la caída del sol

iban al ras del agua deleitándose

mientas finos copos de nieve 

caían a nuestro alrededor. 

 

Con asombro, te los mostré 

en la palma de mi mano.

 

Sentados sobre una roca que parece

el caparazón de una tortuga,

decíamos: desde su altura, 

se ve muy bien el paisaje. 

 

El animal buscó el lugar más apropiado.

 

Buscar los mejores puntos de contemplación 

y que la sombra tome cuerpo, dijiste.

 

El objetivo sería armar un tótem 

que nos ayude a llegar hasta un silencio

que, por tolerar todos los ruidos, los apacigua. 

 

El agua seguía a un ritmo tenue. 

 

 

viernes, 5 de abril de 2024

Un rey

 

Una ciudad con un taller 

donde moldeábamos el barro. 

 

Después de hornearlo, gracias 

al color de la arcilla, veíamos 

a unas novias arrodilladas 

a la espera de una liberación 

que llegaría de parte de un rey 

simpático y viejo que les diría a las novias: 

Las dejo ir. Ya no tocan mis manos.

 

 

jueves, 4 de abril de 2024

Silencio

 

Esa noche estabas con el niño 

al que le gusta hablarte al oído

y ese niño te pedía una entereza 

que no podías darle: la fuerza 

que levanta a los maizales.

 

Porque una obsesión tomaba tu cuerpo 

como si se tratase de un territorio útil 

para desde ahí tomar otros espacios. 

 

Por eso ibas hacia el silencio. 

Imaginabas que la tierra sería tuya 

cuando pudieras crear silencio. 

 

miércoles, 3 de abril de 2024

En las rosas chinas

 

En las rosas chinas,

cantaban los pájaros

para mostrar su alegría

o representar algo.

 

Y en ese mismo jardín había un árbol, 

y en su tronco una cuevita 

donde esperabas que naciera una estrella. 

 

 

martes, 2 de abril de 2024

Del trabajo a la casa

 

 

 

Los pájaros se reúnen 

en la copa de un cedro 

para vernos sobre el pasto. 

 

El lugar donde tantas veces 

disfrutamos del comienzo del otoño. 

 

Recordabas a un gato de la vecina

que acechaba a los pájaros... 

 

Tocándolo podríamos entrever, 

decías, los matices que hablan 

de una vieja y envidiable felicidad. 

 

Un buque encallado hace años 

donde la luz pega en un borde oxidado.

 

Había entonces calles rodeadas 

de cercos y enredaderas 

que avanzaban sobre álamos.

 

Y después un monte oscurecido. 

 

Estábamos en la orilla donde un ciervo 

miraba el viento sobre el agua.

 

Qué cosa curiosa rememorar 

algo tan fantástico como un ciervo 

junto a unos viejos pescadores. 

 

Admirar su tono oscuro, 

incluso azul junto al agua, 

sobre el fin del día. 

 

Se puede vivir razonablemente 

bien junto al mar, acordamos. 

 

Y se siente más el frío, dije. 

Lloviznaba. Dos patos bajaron al agua

y otra vez volvió ese telón de un teatro 

ubicado en un barrio alejado 

de cualquier punto conocido. 

 

La encantadora periferia de la ciudad. 

Un barrio con un nombre francés, 

si recuerdo bien.

 

Por un instante los pinos, 

las murallas detrás y la vía 

que baja fueron algo difuso.

 

Pasaron entonces otros patos.

Una bandada en la ruta 

del trabajo a sus casas.

 

 

 

 

lunes, 1 de abril de 2024

Una escena tan feliz

 

Al salir del edificio público, 

el viento era frío. Unos perros, 

en la plaza de enfrente, movían 

la cola frente a unos niños.

 

Las madres sonreían 

junto a unos plátanos

que oscilaban apenas.

 

¿Cuánto más podría 

durar una escena tan feliz?

 

 

domingo, 31 de marzo de 2024

El camino

 

 

 

Te gustaría ir de nuevo 

por el camino que se interna 

en el bosque y desaparece

para recorrer el bosque 

y seguir hasta el mar

horas y horas.

 

 

sábado, 30 de marzo de 2024

Una señal

 

 

 

Al despertar, para serenarte, 

cerraste los ojos. Esperabas 

una señal, pero no había 

nada en la oscuridad.

 

Esa luz tan deseada nunca llegó.

 

 

 

En la tierra helada

  Pero a los pocos días, andando por el jardín de tu casa, pisé unas hormigas y aparecieron de nuevo las tragedias que podrían tocarme en la...