miércoles, 30 de octubre de 2019

Copos en la mano

El agua es también un número.
Las gaviotas eso lo saben. 
Ni bien cae el sol, van al ras 
del agua deleitándose.

Las cosas más sutiles 
son atisbos orientados 
a un sol específico.

Como si se tratase de un arranque:
finos copos de nieve caen,

con asombro los veo 
en la palma de mi mano.

lunes, 28 de octubre de 2019

Posusje

Vuelta al pueblo
para quedar estampado
en el caparazón de una tortuga
que no encuentra descanso.

Y las montañas detrás.

sábado, 19 de octubre de 2019

Segunda proyección nocturna

*
Escribir religiosamente antes de la salida del sol y cada noche después. Mirar y repetir los esfuerzos: el rol antiguo de los pretendientes.

Pero quién sabe si eso vale la pena. Porque no existe un tema. Y el punto que inventemos seguramente en poco se modifique.

Y sin embargo, buscamos algo donde esculpir con entusiasmo. Esculpir y después aguardar, concentrados. Aguardar una marginación sobre nosotros y sobre la sombra; por fuera y por dentro. Y así nosotros mismos idos, olvidados.

Eso es lo que está en las grandes pinturas. Nosotros ya no más lanzados hacia los hechos. Imperceptibles en la delicada nave. Porque hay un silencio más grande que todos los templos. Y ese silencio, por tolerar todos los sonidos del mundo, los termina de apaciguar.


*
El agua baja, sigue a un ritmo tenue. A través de ese murmullo nosotros también deberíamos continuar, ir hasta la pequeñísima luz que no puedo decir que sea de felicidad -porque no sé bien de qué es, ni cómo se llama, ni cómo es fuera de la mente-.


*
Grandes estatuas a las que uno puede deslizarles la mano. En la costa, lo helado, el mar, el silencio y un ulular sobre casas rodeadas de alambrados con enredaderas secas. Y atrás unos pinos, y cada tanto álamos y troncos secos también, aunque escasos, y pastos crecidos. Me gusta el bosque oscurecido detrás.

*
Creo que existe un libro que habla de ese bosque. Un lugar donde las criaturas en pena descansan. Ellas que como tantas cosas se tardan en llegar pero llegan. 

*
Quisiéramos tocar las piedras, la orilla, los pies en el agua: la promesa de cierta vieja y envidiable paz.

Casi noche ahora; el frío se intensifica. Unos perros le ladran a las formas neblinosas del paisaje como en eso días monótonos de verano, idos, perdidos. Había en ellos sobreactuaciones, crisis, llantos, purificaciones. Una tensión. El anuncio de una ruta perfecta.

Bajo los plátanos, detrás de la iglesia, se puede descansar, no hacer nada. Descansar para no recurrir a un saber de arriba o de abajo.

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Te veo por donde ondean las banderas. Azul, negro y un escudo con tiburones sonrientes. Un club de pesca. El mar detrás se mantiene con un tono más oscuro que el gris de todo lo demás; su presencia me resulta un cuerpo cada vez más frío. Casi llueve. Dos patos bajan. Recuerdo un telón estupendamente pintado muy superior a cualquier época. Estaba en una iglesia agrietada.

*
Los pinos, las murallas detrás y la ruta que baja en una difusa inclinación.

Debo pensar en cosas tibias, llanas, mansas y no buscar más; mucho menos soñar con otros momentos.

Porque si las imágenes no pueden seguirme, si no recurren a lo furioso, estoy a salvo, en paz.

Otros patos más pequeños vienen con tierno y esmerado apuro. Estos son más de veinte.

Y detrás los sigue un eclipse cegador, uno que no se puede admirar.

sábado, 12 de octubre de 2019

Dinámica de un encuentro

Las ilusiones que nos justificaban
son pequeñas y altas naves sobre agua caliente.

Y esas ilusiones serán superadas por otras
y se elevarán en el polvo que gira
en una secuencia muy lenta.



jueves, 10 de octubre de 2019

En la antigua china

Tenemos enfrente la muralla.

Nuestra esperanza 
se reduce a un trabajo paciente
que rinde frutos 
a cuenta gotas.

sábado, 5 de octubre de 2019

Objeto y sujeto

Dios como creación incuestionable
y a la vez centro de todas las subjetividades del mundo
en donde los hombres vuelcan sus miedos,
esperanzas, deseos de dominación y deseos de ser guiados.

Dios como uno capaz de ser moldeado
por nosotros, sus hijos, que a la vez
creamos, ensalzamos, interpretamos,
y aún así seguimos
a la espera de que se muestre
de manera incuestionable.

Pero una araña que camina por su tela
nunca termina de abandonar
el hilo que la sujeta.

jueves, 3 de octubre de 2019

Mundo energético

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Propósito para los tiempos que siguen: salir de los cánones, ver las construcciones que entablan los sistemas de poder en uno. Esas líneas que nos hacen responder automáticamente según ciertos circuitos que tienden a favorecer sistemas inmensos que a nosotros, como seres únicos, nos llevan a perder nuestra dorada especialidad.

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Es importante ser conscientes de que la mayor parte de nuestros circuitos mentales están determinados por los sistemas de poder.

De modo que si en realidad la energía particular de uno es la diferencia esencial que nos eleva, la ternura, la compasión, son la tabla de salvación para no ser los títeres de movimientos que siempre nos exceden. Para eso conviene apegarnos a nuestro sentir sobre los lazos humanos.

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Muy por encima de la posibilidad de entablar relaciones realmente amorosas viven los espacios reservados para los que podríamos llamar: altos dirigentes. Seres que terminan rehenes de los sistemas. Esos sistemas que en diferentes instancias manipulan sus deseos bajo el artilugio de simular que gobiernan los procesos. Porque en verdad los sistemas terminan por fagocitarse a los supuestamente encumbrados. 

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Eso ocurre porque no hay un gobierno posible sobre las energías nucleares de un sistema. Y la fuerza de un sistema es muy superior a la de cualquier individuo. Por eso siempre los individuos que los comandan terminan siendo rehenes de una estructura que los excede.

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Como nuestra vida está determinada por la energía que generamos a nuestro alrededor, las dinámicas que establecemos en nuestros días son la clave para dimensionar nuestro mundo energético. Y nuestro mundo energético es esencial porque es el ámbito primordial donde vivimos.    

Podría pintarlas

  Frente al río iban unos patos en viaje. El viento era calmo. Una garza aprovechaba los últimos momentos para caminar por el agua. No inten...