viernes, 28 de febrero de 2020

Unas torres -traducido-

Hay una quietud inusual en esta calle que baja de manera pronunciada.
Miro las estrellas desde la vereda. Apenas se ve el cielo entre las torres.
Mi perra se detiene y mira también para arriba.

No sé si ese tipo de impresiones son un invento para sobrellevar mi angustia,
o si en verdad tengo chances de captar una cuestión esencial.

martes, 25 de febrero de 2020

Rambla -traducido-

Rambla 



Lucas Videla









1
Es para conocer tu cuerpo, escucho, y yo, víctima de tus cosquillas, termino sumergido entre uvas verdes. Que no se vaya entre puestos y personas, pienso, convencido de que no vas a volver. Y con dulzura, murmurás, no me voy. 

Agradezco y miro: muchas rayas cruzan el suelo. 


2

Mi temor es que tarde o temprano adviertas de que ya no hay espacio. Y te falte ánimo, y nunca ocurra eso que sueño. 


Seguí con la mirada en los distintos árboles; las calandrias se han ido, y solo queda el aire más fresco, el del final de la tarde. 


3

Pensé que no deberíamos adentrarnos más en el río. El viento sobre los juncos y las hojas cayendo de las acacias. Había pájaros y el agua iba rozándonos. 


Los peces nos parecieron tibios. Fueron horas acostumbrándonos, y arriba nubes en ceremonia, paredes altas de eucaliptos, y un techo resquebrajado entre las sombras de los árboles.


Eso y cada noche un buitre custodiándonos empotrado en la pared con sus alas de ébano. 



4

En el cuadro un barco pasa y los tripulantes arrojan sus redes. Abajo, sobre la mesa, el sufrimiento que llevan las manos cuando intentan serenar al cuerpo, aunque sea imposible; aunque más tarde debamos hacer lo mismo.



5

Es la hora del té. ¿No las ves? Diminutas en el agua también nadan, y yo las bebo. 


Más tarde, el pez ahogándose en el balde, y las burbujas sobre el río cuando corren entre las piedras y se matan. 


6
La perspectiva es caer. Bajar al río entre cardos con puntas violetas y antiguos frutales. 

Después de madurar, esos higos y duraznos son despedazados por los pájaros. 

A la siesta, como los adultos, ensayamos detrás de la puerta, en la oscuridad, supongo que con el calor de una sortija agitada, mientras todo desparramado nos marea, desespera y sonríe. 


7
Una vela nos permite admirar el polvo elevándose y el puesto cercano a la ruta por la que casi no pasan autos. 

Ahora todo eso viaja como una forma de aliento: el panal que prendimos fuego mientras las abejas volaban y nosotros corríamos con alcohol y fósforos en la mano. 



8

Te sigo. Parece todo calmo. Bordeando la pared, veo la playa donde estuvimos acostados sobre baldosas calientes con un sauce apenas tocándonos; ahí donde te sostuve sobre el agua. 



sábado, 22 de febrero de 2020

Días en el desierto -traducido-

Cuando cerramos los ojos
y vemos lo que no vemos,
casi seguro encontramos algo
de los temores que buscamos disipar
con rutinas que convierten a nuestra voluntad
en suave y lejana. Flores que nacen y mueren
en el jardín que miramos invierno y verano.

jueves, 20 de febrero de 2020

Recuerdo una mañana

Un campo en verano, un mar de tierra.
Las cosas pasan en contados instantes,
Vuelan los pájaros, se mueven la ramas.

Recuerdo una mañana:
agua y más agua cayendo del cielo
y recuerdo los pájaros entusiasmados,
en el verde, en el pasto, y ese momento,
esa tierra, y a mi cuerpo y la fuerza,
y esa impresión que se grababa en mí.

sábado, 15 de febrero de 2020

En el medio de las torres o detrás de las escenas

Unas torres fantásticas, altas, pulcras, mudas, en el medio de la noche, en el centro de una quietud inusual, en el punto exacto en que las estrellas se dejan ver, la perra a mi lado se detiene (la estoy paseando algo desganado), me mira, y ella también mira hacia el cielo imitándome.

No sé si muchas de las cosas que supongo son producto de mi imaginación o si mi intuición es lo suficientemente importante como para crear lazos entre las cosas al punto que la realidad puede revelarme una dimensión que estaría detrás de ella (y que sería mucho más real que las vivencias habituales que uno tiene).

Quiero decir: qué tal si detrás de las escenas estuviese lo sustancial, un punto equidistante, una dimensión divina que no tiene un sentido específico sino que aguarda nuestro contacto para ver qué hacemos.

viernes, 14 de febrero de 2020

Otro poema romántico

Una forma que nace y renace en la oscuridad. Un espacio al lado de las cañadas donde duermen los jabalíes. Más allá, también duermen los cisnes. Después, a lo largo de la primavera, siguen, vuelan, van hasta dar con un lago.

Ese lago hoy está casi helado, mudo, calmo, en la alta montaña. No es seguro que te acuerdes, pero ahí estuvimos. No es seguro pero una vez, al amanecer, hace algún tiempo, estuvimos como los antiguos dioses. Los dos con los pies en el agua.





miércoles, 12 de febrero de 2020

Un manto dorado que se prende fuego

*
Un espectáculo increíble, un grillo, en la mitad del jardín, en la mitad de la noche.

Una noche de una luna llena especial. En verano las noches de luna llena tienen esa carga. Energía contenida y a la búsqueda. Un ir, como las olas, un avance. O una carga más bien, una fantasía que ronda miles de días malogrados.

Y por eso ahora, con este calor y esta humedad, quieren redimirse, ser más esbeltos, rápidos y precisos. Y sobre todo punzantes.

Veo en ellos una manera, una forma, una diagramación casi brutal. Veo su persistencia y veo su excelencia. Esos tapices tienen una fiera en el centro que arremete.


*
Ah, su prestancia. La filosa hora. Quisiéramos grabarlo. Grabarlo punto por punto. Tenerlo para la historia. Tenerlo para que otros celebren.

Porque no debiéramos quedar fijos. No debiéramos buscar un retorno a algo imperecedero. Me refiero a un antiguo y cálido mármol, un fuego que se enciende. Un fuego que ya no se apaga.

En todo caso, mejor un manto dorado que se prende fuego. Sí, sí, ahí está, quemándose.




domingo, 9 de febrero de 2020

Hacer en uno

Un hacer en donde las coordenadas del camino las diera simplemente el sentimiento. Quiero decir, el hacer para uno. Los pasos así se aglutinan con un mayor énfasis, con un mayor sosiego, siguen hasta  hacer un lujo, sabio y querido, proclive a los juegos, libre, refinado, y rústico también a veces.

Un espacio luminoso en la medida que está en uno y puede permanecer en ese lugar, ajeno a los resultados -cosa difícil-, y ajeno a los dictados o mandatos instituidos para armar sistemas de dominación que nada tienen -en cuanto a poder- en comparación con este lujo del que hablo, y que sin embargo debe deslizarse a través de esos complejos sistemas que confieren un alimento práctico y específico.

En la catedral de Barcelona

El contacto con la mente, 
sus vericuetos, sus formas de desafiarnos
para obtener la potencia dramática.

En un punto debiéramos premiarla 
y no renegar los días 
de los días, años, 
tantos años en realidad.

Porque en la intranquilidad 
es donde debemos acudir 
para solucionar las cosas.


sábado, 8 de febrero de 2020

Una tarde en Montecarlo

Soñé que no me interesaban mis supuestas conquistas sino mis labores interiores que veía claramente en mi semblante, y me ubicaban en un castillo sobre la costa dotado de todas las condiciones útiles para que alguien prospere en él.

Y así salía a dar una vuelta por los campos desde una posición de encanto que me volvía proclive a esas bondades que atraen a los otros seres humanos.

viernes, 7 de febrero de 2020

Lo perfecto en el arte

Volver al sol para después conseguir un montón
de frutos listos para un tiempo calmo y soberano.
El paraíso pintado por quienes más sabían pintar.
El renacimiento perfecto.

Quiero decir: un lugar en la playa lo suficientemente feliz
como para que los bañistas lo gocen desde el inicio del día.
Un mantel bien puesto en la mesa. O un cuadro,
volviendo al inicio, que tenga el efecto deseado por el artista.
Eso no es fácil y por muchos motivos. El principal: no existe
una perfección clara y definida más que en la mente.

Segundo, las cosas que estimamos perfectas tienden
a sucederse en un tiempo que cambia al punto
que los efectos se distienden o magnifican de acuerdo
a un punto fulminante de energía que no siempre
funciona del mismo modo.

Las épocas crean sus propios criterios,
y las épocas subsiguientes los cambian.

Todo eso nos da la pauta de que no existe
un discurso capaz de abarcar un modo, una forma,
un lugar de paz y perfección fuera de nuestros corazones
que también son lábiles y dependen casi totalmente
de un mundo que excede los criterios
con los cuales lo enfrentamos.

martes, 4 de febrero de 2020

La sensibilidad en uno

Una vez, esto ya no me acuerdo si lo vi o lo leí en algún lado, me enteré de que existe un mundo que es de una fascinación que no cabe en la realidad del universo y está alojado en un punto que no es factible de ser dimensionado, y a veces, en forma muy tenue, vidriosa y sumamente esporádica, lo vislumbramos los seres dotados de una sensibilidad, que en realidad no sé por qué nos viene, ni para qué fines, y ni siquiera sé qué grado de compromiso con la verdad tiene.

Ese punto viene a nosotros de manera, como dije, fugaz y se nos escapa porque no pertenece en realidad a esta vida sino que está alojado en una dimensión muy distinta, y es a lo que aspiran los      hombres de una sensibilidad diferente -aunque no sepan que eso buscan, en realidad eso persiguen-, y no tiene nada que ver con determinadas ideas o con algo relacionado con un discurso -que siempre busca un orden determinado- porque en este punto los órdenes no podrían ser comprendidos, y por lo tanto narrados, porque es sabido que, si así fuera, si eso ocurriese, el punto espectacular perdería su encanto (y nadie que aprecie ese punto fabuloso está dispuesto a hacer eso). 

Y de todas maneras, ese punto jamás consentiría eso, y ni siquiera él podría hacer tamaña cosa, porque su poder radica en ese misterio que, en definitiva, es el gran Ser supremo que lo sostiene y que desde ya ni él mismo sabe a qué fuerza responde -porque todo en él es un misterio incluso para sí mismo-. 

Lo único sabido es que el mayor deleite es estar un poco más cerca de ese punto, que es de una belleza inexplicable, y de un amor -que es lo que es la belleza a fin de cuentas- tan grande, que por eso nos sentimos tan felices cuando algo de su voluptuoso cuerpo nos pasa cerca. En las orillas de mares y grandes ríos por ejemplo. 

domingo, 2 de febrero de 2020

De vuelta a la rutina

Cuando después de andar un mes por el mundo,
volvés a tu guarida y te das cuenta de que
tu potencia no es muy grande pero tampoco tan pequeña,
que necesitás la elegancia de cierta forma y no de otra,
que las rutinas también son una forma de asentar el espíritu,
y que la movilidad de las cosas es la felicidad de Dios
pero no necesariamente la nuestra.

Y notás que las mil y una noches no ocurrieron
más que en la difusa mente de muchos hombres
que la repiten hasta el cansancio para crear
una dimensión distinta a la muerte.

En la tierra helada

  Pero a los pocos días, andando por el jardín de tu casa, pisé unas hormigas y aparecieron de nuevo las tragedias que podrían tocarme en la...