Poco antes de la oscuridad

 

 

 

 

Miraste el roble 

esperando que tu mente se detenga 

y alrededor todo se pierda 

 

como esas nubes 

al atardecer, sobre el mar, 

que se ven finitas

y poco antes de la oscuridad

ya no están.

 

 

 

Unos copos caen hacia el lago

 

Unos copos caen hacia el lago 

deleitándose 

y extiendo mi mano.

 

 

 

El ruido del agua

 

Bajo la luna se imagina 

sobre una balsa y se deleita 

con el ruido del agua.

 

 

 

El viento es frío afuera

 

El viento es frío afuera, 

veo llover desde la bañadera.

 

Otra vez, junto a mis animales 

en el agua caliente, pasan unos peces 

cerca de lo que podría ser 

un lobo marino, un pingüino 

o un delfín,

 

o unas focas alrededor

del salitre calentándose.

 

 

 

Y pastaba la liebre

 

Y pastaba la liebre

con su fragilidad

bondadosa y rápida,

 

tan rápida que era 

imposible dañarla.

 

 

 

 

Tormenta de verano

 

Unos teros nos custodiaban,

arrancó la tormenta y los árboles 

se inclinaron sobre el agua.

 

 

 

Al inicio de la noche

 

Esa luna, al inicio de la noche,

se posa en el mar para que el gato 

la mire impávido.

 

 

Tenue anaranjado

 

El sol intenta 

imitar a la luna,

detrás de las nubes,

con un tenue, muy tenue,

anaranjado.

 

 

 

 

Ese verano

 

Cerca de la rompiente, 

tomados de la mano,

nos mirábamos los pies. 

 

 

Pasaron las estaciones

 

Pasaron las estaciones, 

los paisajes cambiaron,

los árboles ya no están,

solo el mar sigue igual.

 

 

 

El carácter de las rosas

 

Los años la adoptaron 

para darle el carácter de las rosas 

al salir del invierno.

 

 

 

 

Final de fiesta

 

¿Podrán las miradas  

sostener la belleza

al final de esta fiesta?

 

 

 

 

¿Sueña el pez?

 

¿Sueña el pez 

cuando el mar está oscuro

y la profundidad es más abismal?

 

¿O sigue despierto 

incluso por la noche

gracias a los vientos 

que crean corrientes

según la conveniencia 

de esa noche puntual?

 

 

 

 

El fin de una era

 

 

 

 

Esperé en mi balcón 

la llegada de un pájaro

confiado en que el bosque 

me iba a traer uno.

 

 

 

 

 

 

Las montañas entibiadas

 

 

¡Ah! ¡Las montañas entibiadas!

cómo quisiera recorrerlas a pie

mucho rato, mucho tiempo.

 

Ahora las gotas

 

Ahora las gotas caen

desde el gris casi negro,

 

y yo las retengo.

 

 

 

 

 

Pequeños y dulces gorjeos

 

Los ladridos no podían alterar tu ánimo,

porque incluso en el estruendo 

escuchabas pequeños y dulces 

gorjeos.

 

 

 

 

Echados bajo una acacia

 

Echados bajo una acacia

escuchábamos agitarse

melodiosamente 

a las tibias hojas. 

 

 

 

Amanecer de verano en la costa

 

 

 

Cuando me levanto

te encuentro en el sillón tejiendo 

cerca de donde saltan los pájaros.

 

 

 

 

Pisaste una hormigas

 

Pisaste unas hormigas 

y aparecieron las tragedias

que podrían tocarte 

en la incipiente tibieza 

que ronda los campos 

cuando amanece 

y la niebla persiste

hasta que el sol 

sobre la tierra helada 

se eleva.

 

 

 

 

 

 

 

 

Cerca de ella

 

Cerca de ella, 

no hay perros que ladren,

ni nubes que no sigan 

en retirada.

 

Cerca de ella, 

los pájaros saltan.

 

 

Esa noche

 

Esa noche puse 

un antiguo tronco

sobre las ramas secas

de un arbusto

 

y ardió todo 

estrepitosamente

en la oscuridad.

 

 

Pampa

 

 

Intentaste concentrarte

en la luna arriba del campo, 

 

y esa noche, unas vacas 

en los cañaverales, 

como fieras acechándote, 

te ayudaron.

 

Junto al río

 

Junto al río, mi amigo 

dijo de ellas que eran 

osadas y hermosas,

 

y ellas se reclinaron otra vez

en las grandes columnas

para rescatar las sensaciones

más preciadas.

El sol ocultándose

  

 

 

 

El sol ocultándose 

y los mismos caballos 

junto a espinillos como oradores  

al costado del camino.

 

A la ida y a la vuelta, 

la obsesión de no pensar. 

 

También la intención 

de disfrutar de tus hijos. 

 

Se puede disfrutar más de los hijos 

de lo que ellos disfrutan de nosotros. 

 

Pero no estabas seguro de eso;

tus impresiones tienden a cambiar,

y los pájaros sobre las murallas

a seguir.

Atardecer en la costa del río

 

Una garza aprovecha 

los últimos momentos 

para caminar por el agua.

 

No intenta pescar, solo quiere 

Ir, sigilosamente

hasta que la oscuridad 

descienda.

 

Cuando todavía está oscuro

Voy a buscar a mi hijo a una fiesta. 

La noche está nublada, todavía no amanece, 

el viento arrecia, los árboles se mueven, 

el aeropuerto está a mi izquierda, el río más adelante,

y de pronto, un zorzal canta.

Jornada histórica

 

Quiero anotar que hoy fui a donde siempre en bici, que donde siempre me eché a mirar los pastos y los árboles mientras disfrutaba del canto de los pájaros y que, por primera vez, ahí sentado, sentí en verdad que todas mis preocupaciones no tenían entidad; porque la entidad de las cosas, de pronto, no estaba en ningún lado. El viento corría, los árboles sonaban, los pájaros iban y venían y en el grado más simple y real yo estaba ahí, sentado con ellos.

Atardecer de una primavera avanzada

 

Frente al río había patos 

en viaje y un viento calmo 

que necesito otra vez conmigo.

 

 

En el zoo

  

Verte sería sosegar al león 

que va de un lado a otro 

por la grisácea jaula

del castillo medieval.

 

 

En las verdes colinas

 

Agradezco 

la música japonesa 

que otra vez viene

desde la pequeña 

casa lejana.

 

 

 

En la playa

Frente a ella debías tener 

un talento superlativo;

así que nada era útil 

ni verdadero. 

 

 

Atardecer

 

En el sutil movimiento

del río oscurecido,

se perfilaba 

el lomo de un buey

pastando.

 

Mañana de sol

 

 

Estoy frente al río

y, por mucho que me esfuerzo,

no dejo de pensar

en un suspenso complejo.

 

Fortuna

 

¿Éramos afortunados

y debíamos estar agradecidos?

 

¿O por la gracia y la suerte de otros 

correspondia lamentarnos de algo?

 

 

 

 

 

Grillos alrededor

 

Tendríamos muchas oportunidades 

para descubrir infinidad de cosas, 

 

y los grillos alrededor saltaban.

 

La célebre chimenea

 

Pero ese tiempo 

se fue con la leña 

de los árboles que ardieron 

en la célebre chimenea. 

 

 

El silencio del campo helado

 

Cómo quisiera que vuelvan 

los largos inviernos, 

 

el aroma a leña quemándose,

 

una perra pacífica

el silencio del campo helado. 

 

 

Casi una vida

 

 

Luchó por emerger

para justificar un valor 

 

que incluso con los años

nunca apareció.

 

Soñaste

 

Soñaste

que una luz,

bajaba hasta tu casa

 

y se extendía

por tu barrio para avanzar

hacia otras tierras.

 

Así el mundo 

no sería un lugar 

acechante y temible,

 

y podrías descansar

 

gracias a esa luz

que bajó del cielo

en tu sueño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miraste el roble

 

 

Miraste el roble 

para que tu mente se detenga 

y alrededor todo se pierda 

 

como esas nubes al atardecer

que se ven finitas sobre el mar 

y poco antes de la oscuridad

ya no están.

 

 

 

 

 

Mañana de sol

 

¿Cómo hacer 

para que las miradas 

sostengan la belleza?

 

Esos fuegos

 

Mirabas con ella 

los festejos de año nuevo. 

 

La gente alrededor 

también parecía feliz.

 

Pero esos fuegos  

irían menguando

igual que las estrellas.

 

 

Una cigüeña mira los cuervos que graznan alrededor

 

Ese cuadro, 

comentabas,

no es abstracto. 

 

Si lo ves bien, decías, 

habla de pantanos donde 

una cigüeña mira los cuervos 

que graznan alrededor. 

 

Veías posibilidades parecidas

en los tachos de basura, 

echados como estaban 

en la vereda, a lo largo 

de la calle, quietos,

tenues bajo la luz.

 

 

 

 

 

 

 

Ese gran cartel

 

Se perfilaban unos pinos  

junto a unos árboles estrictos, 

podados y más bajos

al lado del gran cartel.

 

No habrá milagros hoy, 

decía el cartel sobre la lomada.

 

La obra de un artista.

 

Vos ibas con ella de la mano,

 

y alrededor había personas  

que paseaban un tibio 

mediodía de domingo.

 

La escena entera

parecía responderle 

al gran cartel.

 

 

 

 

 

 

 

Rodeado de salvias

 

Soñaste con dos búhos 

juntitos en el cedro azul 

de una ciudad lejana 

donde vivirías tranquilamente

rodeado de salvias.

 

 

 

 

 

Cierta paz

 

Habías avizorado cierta paz

en una pequeña iglesia 

 

y ese recuerdo, 

perfecto y luminoso, 

era tu gran objetivo.

 

Caballeros medievales obligados por sus cruzadas

 

 

Por la ruta, pasaban camiones 

como caballeros medievales 

obligados por sus cruzadas.

 

Tu idea era pintar

 

Tu idea era pintar 

las bestias y los demonios

 

que animaron las festividades 

 

para transitar 

la proximidad inquietante.

 

 

 

Hasta que lo deseado dejase de pesar

 

Caminabas

hasta que lo deseado 

dejase de pesar 

 

y llegabas

a parecer un mendigo.

 

Pero no pedías nada 

porque tu intención 

era dar, no exigir.

 

Con los años, 

te volvías un santo,

 

y eras pintado en una iglesia 

junto a montones de 

ángeles, colinas y ríos.

 

Pero pronto, muy pronto

querías salir de ahí.

Quisieras estar mucho tiempo así

 

Viento frío al salir 

del gran edificio público. 

 

En la plaza de enfrente, 

unos niños acarician a un perro

que contento mueve la cola. 

 

Sus madres sonríen,

los árboles oscilan apenas.

 

Quisieras estar mucho tiempo así.

 

Antes de la noche

 

Un ángel guardián 

en tu cuerpo cuando 

mira el mar perlado

antes de la noche.

 

Quisieras ser escuchado

 

Quisieras ser escuchado 

por quien permanece

en un silencio

 

que ni los perros 

rompen.

 

 

 

En un recodo de la noche

 

 

En un recodo de la noche, 

viste a la tortuga 

 

que de pequeña era simpática 

 

y al crecer se hizo adusta 

y te vigila.

Caminar entre las flores

 

¿Podrías, con esfuerzo, 

cambiar tus hábitos 

y caminar entre las flores?

 

 

Una pequeña curva

 

Hace años empezaste 

a tallar una piedra 

que casi no se modificaba. 

 

Hasta que tu insistencia 

generó una pequeña curva 

 

que se hizo cada vez más 

pronunciada y sensual.

 

Laderas de las montañas

  

Hay imágenes 

que llegan

sin un sentido específico, 

 

y gente afortunada 

en las laderas 

de las montañas

disfrutando de su casa.

 

 

Laderas de las montañas

 

Hay imágenes 

que te asaltan

sin un sentido específico, 

 

y gente afortunada 

que vive en las laderas 

de las montañas.

 

Conviene recordarlo seguido

 

En un parque vacío

de una ciudad antigua,

 

por fin no llovía 

y el verde humedecido 

 

destacaba unos laureles 

rosados y blancos,

 

el viento silbaba en el frío,

y no había nadie en las calles.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ideal para ser esculpida

Y viste una lomada

y arriba una piedra 

rodeada de ovejas

 

ideal para ser esculpida

 

esperándote.

 

 

 

 

La medida de su tamaño

 

Permanecían

los miedos que disimulabas sin éxito 

y sin enfrentarlos 

en la medida de su tamaño.

 

Por eso avanzabas poco.

 

 

Una luz

 

Al despertar,

para serenarte, 

cerrabas los ojos 

 

pero no había nada  

distinto a la oscuridad.

 

Debía presentarse una luz 

que no llegaba.