Otro día amanece lluvioso en Bérgamo.
En un bar contiguo a mi departamento,
en el centro alto, observo a los habituales
interactuar con los empleados del lugar.
Actúan con el margen de confianza propio
del que consagra su vida en este espacio.
Pienso una vez más en el mío y en la continua
búsqueda de lugares donde sentir cierto amor.
Lugares donde además atender a los deseos más íntimos.
La eterna lucha entre uno y los otros,
se podría llamar la película porque está
el tema del "conflicto de los deseos".
En el set actúan muchos personas:
lo que fuimos, nuestros padres,
y otros actores importantes dedicados
a conformar lo que uno estima
que es y que podría ser.
También una película con montones de espacios
que podrían abrirse a otros paisajes, supongo.
Entonces una joven moza me pregunta
si todo está bien y sonriente le digo que sí.