martes, 31 de diciembre de 2019

Fuerza e intuición cerca de la fuente de Cibeles


La pequeña rama -casi negra ya- 

que lleva la corriente por la calle

al filo de una cuneta, me permite

llegar al silencio de los hielos 

que reciben otras ramas 

caídas desde los bosques.

 

Pasan los taxis, pocas personas caminan. 

El año nuevo se acerca. Vamos de la mano

entre a los edificios emblemáticos del centro

deteniéndonos en las fuentes 

que permanecen en funciones. 

 

El viento no se calma y la reunión 

de dos zorritos blancos 

en un cartel 

nos enternece.

 

 

lunes, 30 de diciembre de 2019

Ante el jardín de las delicias 2

Qué hay más allá de nuestros deseos y temores
tal vez no lo podamos responder nunca.

Un círculo fucsia rodeado de serpientes celestes
sobre un bosque quieto y expectante.

Para el pintor, un buen lugar
donde situar la vida.

Para nosotros -que queremos
reincidir en las flaquezas- un ideal más
destinado a ser considerado entre otros.


Resabios atávicos

En las afueras de un pueblo
en Castilla La Mancha,
al volver a nuestra mesa desde el mirador,
contemplamos unos cuervos que devoran
las sobras de nuestro almuerzo.

El panorama es frío y árido;
la fuerza del negro de los pájaros
sobre la tierra, adelante del cielo,
vuelven la escena -más si consideramos
que en mi tierra no se ven cuervos-
un espectáculo perturbador.

Como el sentido de las cosas está determinado
por inquietudes, cuesta dar con escenas
que nos acerquen a convicciones personales
más que a resabios atávicos.

Unos cuervos
que generan mundos presentidos
son entonces algo ominoso.

La fuerza de los pensamientos tiende a subirse
a mecanismos arbitrarios y falsos.
Supersticiones que quiero dejar de lado.

Luchas de poder se juegan en nosotros
para garantizar certezas útiles.

Precisamos tranquilidad, me digo,
y lucho contra la imagen de los cuervos
que permanece después de idos.

Sé que va a pasar. Sé que cuando frente a los peligros
advertimos que no hay certezas, en soledad,
quedamos en busca de un proceso
creativo que nos ayude.

Y la ayuda viene a cuenta gotas.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Piña luminosa


El fragor de la lucha. Las manchas negras. La desilusión repetida en el silencio también. Más manchas, incluso blancas, en el cielo, en invierno, como nubes, a la espera de un desastre.

Los pinos en la plaza, al anochecer, cuando el sol es casi nada en el enero frío. Ellos mitigan ese declive.

Y las torres de piedra pulida, hermosa, casi blanca, sobre el mar, sobre las rocas, sobre la tremenda desilusión también que ha sido ver con los años que las cosas toman un curso voluptuoso y al mismo tiempo rudo. No parece que las cosas vayan a cambiar mucho, y la verdad es que no cambian. O en realidad, los cambios son exigibles para nosotros mismos, y digamos que nos cuesta afrontarlos. Lo medular de cierto paisaje infantil ha quedado tremendamente arraigado en nosotros, y no cede.

Y sin embargo, quedan los atisbos, momentos bien contados en que las velas permanecen encendidas para un soberano despliegue de lo dulce, de lo entrevisto, lo apenas perceptible.

Y a eso se reducen los días. A buscar eso. Los pinos calmos, altos, bellísimos mientras nos empeñamos en fabricar imágenes que desde los fondos generen una fuerte bondad en nosotros. Una más allá de los imperios pero servida por ellos. Ojalá lleguemos a eso porque estamos todavía con ganas de ir hacia esa piña luminosa.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Ante el jardín de las delicias

¿Cómo calmar la voracidad 
de miles de jabalíes 
que tenemos hacinados
en un fondo barroso?


Estamos en el parque de un monasterio
inundado por migrantes que aguardan 
les asignen una parcela 
para trabajar.

Y los miramos.

viernes, 27 de diciembre de 2019

Primero fue el sentido

Escucho la homilía del arzobispo
en la Catedral de Madrid 
para navidad

y todo es bastante imaginable 

hasta que explica
-citando a San Juan- 
que primero no fue el verbo.

Según dice, la mejor interpretación 
del término logos, es que "primero 
fue el sentido", y fue el sentido 
el que hizo carne en Jesús.

Dios lo ofreció a nosotros
para que redima el pecado original.
Moisés trajo la ley, Jesús el amor.

Por eso el sentido es el amor.
Me parece interesante el discurso.

Su tono de voz es convincente,
y lo mismo su pasión 
cercana a pinturas 
extrañamente abstractas y coloridas, 
junto con el sol de invierno 
colándose por los ventanales.

Estamos siempre
construyendo sentidos 
para nuestros días, y para eso 
nos valemos de discursos
ideados por otros 

y destinados a verificar 
un sentido que estaría más allá 
de nosotros mismos.

Pero no logramos tener una verdad
más allá de nuestras construcciones.

El discurso no llega a ser un hecho.
Lo intentamos pero 
no nos podemos mentir.

Hasta que, con los años, 
advertimos que los discursos esconden
algún tipo de artilugio
destinado a traficar poder. 

Un proceso útil para los intereses 
que construyen sistemas 
más grandes que nosotros.

Y así, con esfuerzo,
vemos que la verdad, 
está en nuestra manos.

Y nos miramos
sin saber qué hacer o pensar.

Y frente a ese vacío, 
además de angustia,
sentimos una alegría
que en su pequeñez vive,
crece lentamente, 
y espera.

Una víbora luminosa
que convocamos 
cuando estamos frágiles.






miércoles, 25 de diciembre de 2019

lunes, 23 de diciembre de 2019

Laguna negra

Noche, lo infantil de cada esbozo, lo tierno de una aproximación, una hondonada a los contornos de la luna. Una visión de su énfasis, en nosotros, y su voluntad de darnos algo.

Algo que en realidad la luna no tiene, luz contorneándose bajo perfiles de ranas que la miran a ella, bonita madre, entusiasmada con su fuerza y embelesada con su figura. Y las ranas a la vera del agua; en la negrura del agua, quietas, sobre esa negra laguna que brilla y libera un barro estupendo.

Está poblada esa laguna. Caracoles de otras eras se ven de vez en cuando. La admiran esas ranas atravesadas por cañas y calas. Esa laguna, preciosa también, miles de veces por ellas vista, muchas veces en los puntos, en los estupendos montes nevados y las palmeras sobreviviendo. Y también soñada en los márgenes de un paisaje estival que no se puede detener, que no puede aflojar, esa necesidad de parir miles y miles de bichos para que crezcan esas ranas.

Y por un instante, tampoco pueden ellas arbitrar las ganas tremendas de ser parte, bajo la luna, de muchos otros sueños.

viernes, 20 de diciembre de 2019

Objeto Art Deco

Un pez que se cae de un florero
nos mira con una desesperación muda.

No tiene una expresión cierta en los ojos
aunque sí en la boca suficiente énfasis.

Los niños se vuelven a subir
a los emporios de madera.

Amamos lo construido
por los antiguos habitantes.

La mayoría vivieron en el hielo de la estepa.
Una estepa que nos continúa diciendo,
en su desnudez blanca,
que es bondadoso el invierno.



martes, 17 de diciembre de 2019

Una cobra en mí

Este proceso que cuento no ocurrió de un día para otro sino que fue un periplo, largo y penoso, hasta que un buen día, Dios alabado seas por todos los milenios, creador de la gracia que estaba en algún lado y yo, potente y fiel trabajador de la vida, y de seguro también, hombre afortunado por los designios divinos de astros que están a lo lejos, pude ser lo que deseaba ser.

Entonces, una energía diferente, alada, fresca, espontánea, genuina y dúctil, desestructurada y franca, vino a mí, tomó mi cuerpo y lo alineó literalmente. Ya mi lado izquierdo dejó de ser tan voluptuoso y despertó mucho más el derecho, y esa luz que, como dije, es tibia, adopta distintos colores según los momentos y días -a veces piedra turquesa, otras dorada, otras rubí-, la tuve en mí, y una cobra impetuosa se arrobó en esa energía, se alzó desde mi coxis a través de mi columna vertebral, mostró su cabeza, aguda, penetrante, mostró su lengua sagrada, negra e intrigante y, dispuesta ejercer la potencia que las circunstancias requieran, me alzó a mí también.

Y así pude ir por las calles, y la gente comenzó a verme y a querer estar conmigo. Y esto que cuento no es una alegoría, es literal.

Y yo temí que las flaquezas en algún momento volviesen, pero no volvieron en la forma que estaban antes. Y desde entonces agradezco.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Poemas en Nueva York. Al mediodía.

Aquí reposan las figuras
de una sutil conquista.

Sus relieves deben ser abordados
para que las palomas,
cerca del tacho de basura,
se arrimen al gato 
que está detrás,

a la espera de una mejor
y más dulce oportunidad.

Quisiera pintarlo 
de un modo infantil 
y a la vez tenue.

Como si fuera japonés
y si los almacenes desiertos
de mi infancia 
donde pasaba los domingos,
pudieran ser incluidos
en un sueño que puede ser manejado
a mi antojo, al punto que sería un buda
de las noche acechando 
a los transeúntes en los caminos.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Invierno alrededor

Hoy de nuevo quisimos dormir
en los brazos de nuestras abuelas
junto a sus perros intrigados y cariñosos.

Pero las torres ardiendo nos obligaron
a ir hacia el centro donde una conmemoración fantástica
promovía un entendimiento
que seguramente tenía que ver
con la fascinación que tienen los años que se han ido
sin que nosotros siquiera estuviéramos en ellos.


jueves, 12 de diciembre de 2019

Noche. Tormenta al fin.

Noche. Tormenta al fin. Duerme la tortuga en el balcón y la perra la mira. Día de sumo calor. Día en que intenté sacar lo más provechoso de mí. Estuve un rato en un bar con unos compañeros de trabajo; hablamos de cosas sin importancia, divertidas. Disfruté -después de no menos de veinte años- el trayecto de vuelta a mi casa como pocas veces. Miré la luz impactante en el río. Ayudé a mi hija con sus inquietudes existenciales; repasé con mi hijo su examen de mañana; con mi mujer hice algo amoroso.

Ahora el viento me pega en la cara. Tengo las ventanas abiertas y el aire, por fin más fresco, me baña literalmente. Lo escribo para recordármelo como una señal de algo importante en el futuro.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

El inicio del verano

Estamos por fin frente mar, entramos en su canto, tenemos ya su forma de ser, apreciada aceitosidad en el cuerpo, sí, por fin, nosotros, los que vamos detrás de las olas, detrás de los perfumes de las algas, nosotros, los que pisamos los montículos de arena que otros dejan, los que recordamos siempre las montañas rusas, esas que acá se magnifican, ruedan al punto que las máscaras africanas también se aceleran, y el conjunto que se presenta es la imagen total de Central Park prendiéndose fuego, ardiendo solo para enseñarnos que no hay un lugar tibio, libre y sagrado, ni una pecera que no tenga sus bordes cubiertos de una pátina de mugre y alfalfa, la misma que vimos de chicos y ahora volvemos a tener, secándose, ardua, en las manos.

En el cuadro, un pájaro negro, del que desconocemos el nombre, nos mira.

Por suerte hay una virgen estampada en nuestro corazón y esa virgen -señora inmaculada fuente de todas las fuentes- nos sostiene hasta permitirnos olvidarnos de que no nos podemos afeitar porque no encontramos los utensilios necesarios.

Todo va a pasar, nos decimos. Y es cierto, todo pasa. El telón, después de escuchar mucho tiempo hablar sobre el escenario, baja.

Vida genial

Tal vez si todos hubiésemos nacido
en un hogar feliz y nuestra mente 
fuese brillante e inusual,
seríamos todos unos genios alados
e iríamos por el mundo
tomándolo todo y recibiéndolo todo,
y en esos fantásticos momentos
sabríamos cosas tristes y bajísimas
que ahora no sabemos.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Estaba en Venecia

Las siete en punto.
Una mujer apurada llega a una escuela
a la que acompaña una iglesia inusualmente estoica.
Amanece. Supongo que es una maestra.
El día nublado y de un silencio completo.
Las formas en mi mente, emergen tensas.

Mis historias, por fin lo veo con claridad,
flotan adheridas a las de mi padres.

Y las de mis padres adheridas a las de los suyos.
Y así. O tal vez mis propias vivencias,
mezcladas con las de mis padres,
y la forma como vivo sus puntos,
es lo que cala hondo en mí.

En todo caso, las vivencias son muchas
y extrañamente complejas.

Veo un pequeño cementerio en ese punto.
Y uno está arriba, a veces abajo,
sumergido en la necesidad de otorgar
un sentido, una vocación, algo que los defina
para que los días queden entendidos, justificados,
libres de mezclas, y así de impurezas.

Y tengan un sentido inmenso,
grande, libre y por fin redimido
en una fabulosa consagración
que nos hará subir a los cielos,
a donde subió quien después fue adorado
y en nombre de quien se hicieron
todos los hilos del mundo.

Miro el canal y supongo que también
ahí, ajenos y mudos, nadan unos peces.
¿Más tristes o más felices que uno?
Las categorías que mi mente
se empeña en rescatar
para ordenar las piezas.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Un silencio capaz

Un silencio capaz de hablar sobre la máxima relajación
en un estanque en donde unos peces se rozan con otros.

Es indudable que lo están haciendo exclusivamente para nosotros
que desde la orilla los vemos con suma delectación
mientras por todos lados montones de animales
también se exaltan en sus lugares.

martes, 3 de diciembre de 2019

Otro paseo por año nuevo en Urban street, Auckland


*
Veo torres expectantes dispuestas a prenderse fuego en sus cúpulas. Quieren volver a un paisaje lleno de pantanos helados. Una escena gris y ventosa. Pájaros graznan alrededor nuestro. El fuego está creciendo.

Esos pájaros están alarmados. Queríamos un espectáculo y aquí lo tenemos. Una obra grandiosa, potente y capaz de posicionarnos a nosotros, los pequeños y presuntuosos.


*
Ahora solo nos queda ir por la cansada manera de encarar los años. Seguir sus pasos y entresijos. Amarrados; somos los que quieren lograr algo. Un callejón que se vanagloria de tener siempre el mismo caudal de objetos.


*
Veo ese mismo esquema en los mendigos, así como están, echados en las veredas. Se sientan bajo las luces a lo largo de las calles; miran pasar los taxis. Reposan cerca de la gente, se aproximan a un punto de celebración. Buscan una paz duradera, ahora que la música, de un modo suavemente inusual, nos promueve.

*
Vamos por una avenida vibrante por los festejos de año nuevo. Si nos ven, nos notan.

Estos fuegos felices que irán menguando. Y arriba, las estrellas, estrellas que permanecen brutalmente poderosas. Lejanas y grandes, y que también mueren.

Supongo que mirarán una fuerza superior, una mansedumbre creadora y más exaltada que estos festejos.

*
Espero después de estos días superarme con la mirada. Pero no sé cómo se hace eso. Cualquier cosa que se amplíe a nuestro alrededor sin embargo me alcanza.

*
Creo en la medida de lo que dejamos atrás pero no puedo creer en nada que no haya conocido al menos en mi mente.


*
Aquí tenemos el muelle. Esta noche la luna parece más baja, sensible y de un blanco transparente.


*
En la profundidad, las dinámicas más elementales, erigidas para defender nuestras parcelas, buscan cierta plasticidad, y lo vuelven a intentar, sin éxito, risueñas, inalcanzables, calmas.



sábado, 30 de noviembre de 2019

El pueblo de los ancianos

Quisiéramos saber cómo 
los dioses nos pueden 
devolver la alegría 
que teníamos 
hace mucho

cuando la expectativa 
era tan fuerte que rondaba 
al inicio de lo no vivido 
pero sí vislumbrado

y esperábamos 
encima de la opacidad

que imponen los días 
cuando sobrevienen.


La ola tan anunciada

Supongo que la escritura es una manera de ejercitar cierta voz. Ejercitarla hasta que comience a decir las cosas con los modos que exige el tiempo en el que son dichas.

Un reloj que finalmente adquiere la hora del mundo.

A fin de cuentas, no hay mucho más allá del hecho de que estamos a la espera de una gran ola que ha sido anunciada. Y sobre el papel la queremos describir. Pero no llega.


viernes, 29 de noviembre de 2019

Días de juventud

Esos fantasmas todavía en los campos, en las playas, incluso en una soledad que no se detiene. Un respiro claro y último.

Las bondades de los pájaros nos quedan en esos casos. Y los comienzos. Los nuevos impulsos y los recuerdos; los días de invierno en pleno desierto. Un lugar árido e intenso que debía ser caliente pero estaba frío. Una obra de arte más fascinante que las de un museo. La torpeza esos días la dejábamos de lado y nos íbamos arriba, hacia las montañas donde lo terroso y lo rojo, lo oscuro y blanco era frío y salvaje. Y también un poco nosotros.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

En mitad del negro

El tiempo y sus razones, su levedad
y el hosco carácter que exhibe.

Nos transmite a veces el día
y otras veces, por las noches,
en la mitad del negro,
nos mira cuando todo permanece
a la espera de un iceberg
en un océano también negro.

Ese hielo inmenso siente
la vibración de la olas sobre el casco del barco.

No hay un fruto en el pico del pájaro ahora.
Y no hay un mundo que nos pueda decir:
están salvados. Todo será grandioso.
No hay ni siquiera un ánimo
más allá de nuestro ánimo.



La estrella

*
Me gusta ver las hojas desparramadas por el jardín. En los juegos unos niños se empeñan por generar risas en el otro. Tienen que ver con un cuadro donde se esconden, entre plantas orejas de elefante, pequeños animales purificados por un atardecer (una replica estaba en la sala de mi pediatra).

Los días se acortan. Los árboles esperan su renovación. Bah, en realidad todos esperamos eso. Quisiera mostrarles las bestias y las muertes, esas muertes que animan las festividades. Y también la negrura, el dolor, todo lo que tiene una proximidad inquietante. Pero un cuadro así exige una declinación, una oportunidad; primero lo negro, después la luz. Ciertos canales hasta lo prometido. Y no es fácil.

*
Una vieja perra aguarda la llegada de su benefactor. En esta cuadra había un gran roble que se desplomó una noche de tormenta más o menos como la de ayer. Se cortó la luz y las pocas luces venían de los autos.

Ya no sabemos dónde está lo que alcanzamos entre rápidos pasos, fáciles, asombrados. Subíamos unas escaleras y ahí estábamos, expectantes, en los bailes, atentos a las formas de rozarnos (por un descuido nada más).

*
De la mano, algo cansados, nos paramos frente a una alcantarilla rebosante de agua. En el frío del muelle buscamos lo que no podemos precisar. Hombro con hombro, frente al río oscureciéndose, vemos los edificios y sus reflejos en el agua. Y de pronto, por arte de magia (una magia muchas veces practicada), el mismo final de siempre, el que nos espera, aceptado, no querido, pero al menos aceptado.

*
En una imaginada montaña nevada no hay más demoras. Allá lejos, muy lejos de un parque donde sobrevive el césped castigado y algo crecido. Aunque tampoco veo demasiado tráfico por acá.

Por las autopistas, miles van hacia algún lado. Tomo el lápiz para transmitir una impresión. Había, en mis sueños, caballeros medievales. Hombres dispuestos a seguir con sus cruzadas.

Cantan los pájaros. No sé si el paisaje es algo inspirador para ellos o si lo único que asoma es la vibración. Unas ganas tremendas de cantar.

Detrás un árbol y en su tronco una cuevita. De esa cuevita nació una estrella -no podría llamarla de otra manera aunque no sea exactamente una estrella-, frágil por fuera, espléndida por dentro, llena de la sutil adoración que su íntima luz le daba.

Una luz que terminó por iluminar un estado incluso anterior al dolor. A partir de entonces supimos que hay que insistir hasta que un día en la playa, al fin despreocupados, se presenta un sentimiento, no una idea.

Pasa un tren. No puedo imaginar lo que había antes del tiempo. ¿Hay búsquedas imposibles?

Si así fuera, no debiéramos tener otro objetivo que encontrar una lagartija al sol sobre un piedra que conserva el rocío de la primera mañana.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Mudez en las cosas


Cuando en las largas noches invierno
nos persigue esa mudez de las cosas
no hay nada que nos diferencie.

Para entonces
el reposo involucra la fuerza y todo lo capaz
de crear las vibraciones de una imagen
que intenta reflejar lo que recibe.

sábado, 23 de noviembre de 2019

La formación de un destino

Un insecto camina por el blanco del piso.
Estoy fuera de la pileta todavía mojado.
Viene hacia mí. Lo muevo
y el insecto en su ardor vuelve.
Sin pensarlo, lo muevo de nuevo con la mano
y queda herido fatalmente.
Para que no siga sufriendo lo mato.

Para él, antes y después,
el hecho no puede tener una interpretación.
Para mí, como siempre,
es el inicio de un mar de opciones;
hablan de lo que conozco como destino.

martes, 19 de noviembre de 2019

Cadáver de una vaca


Yo sufría las pérdidas y los ruidos, y montones de cosas que eran susceptibles de alterar un estado de paz que en realidad casi nunca tenía, y que en verdad había avizorado una vez en una iglesia (ya no recordaba dónde).

Y sin embargo, ese recuerdo, perfecto y luminoso, atraía los deseos de mis días. Y así malgastaba de cierta forma mi vida yendo detrás de ese recuerdo -que pronto se aunó con todo un discurso-.

Hasta que un día por el campo me detuve ante el cadáver de una vaca. Detrás de ese montón de carne podrida saltó una liebre y sin apuro se fue hacia un potrero de alfalfa. La belleza inmensa de ese acto imperfecto creo que es lo que me avivó.

sábado, 16 de noviembre de 2019

Un típico invierno

Días que ocurren asumiéndose ajenos
y que aun así deseamos recuperar.

Deseamos que esa forma nunca tocada
sea un poco más nuestra.

Que nuestros esfuerzos puedan fijar
lo que no puede ser fijado.

Y así, en esa expectación frustrante,
permanecer con la mirada en la ventana
mientras los copos de nieve caen mudos.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Días del desierto

Cuando cerramos los ojos
y vemos lo que no vemos,
casi seguro se nos aparecen
los días recobrados
en la forma de esencias
capaz de hablarnos
de la extrañeza y de las dolencias
que intentamos aplacar en el cemento
de los parsimoniosos gestos
que no tienen valor
fuera de una propuesta
que nos llama
desde una voluntad suave y lejana.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Dos búhos sobre el árbol


Los bordes del iceberg flotan
sobre lo turquesa y calmo 
del mar.

Del mismo modo,
esperanzados con que 
lo imposible puede ser tocado
tenemos a dos búhos en la rama 
más fuerte de nuestro árbol.

sábado, 9 de noviembre de 2019

El entramado

No hay ni bueno ni malo,
ni abajo ni arriba,
sino en nosotros mecanismos inasibles
que nos llevan a actuar de modos,
que representan ciertas consecuencias,
que mutan a otros espacios.

Todo lo que se puede decir
puede ser dicho de incontables modos.

Existen matices que generan
oscuridades y luces
en un cuadro
que no tiene inicio ni final
y se parece al mundo.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Más allá

Todos estos años, como soldados en hilera,
nos enfrentaron a un hecho esencial:
existen sistemas de poder,
que establecen discursos,
que crean verdades, que tomábamos como reglas.

Por eso las cosas son tan fáciles y tan difíciles a la vez.
Los sentimientos no mienten,
y sin embargo andan contaminados por los mismos
discursos que nos obligaron a caminar
de cierta forma hacia ciertos lugares.

Entonces, como estamos en un terreno incierto,
debemos actuar por conveniencia.
Los eventos tienen un ritmo, cierta vacilación,
una forma de desplegarse. Y a esa forma la debemos
investigar, aceptar y sobre todo respetar
(si es que queremos andar libres).

Los eventos se nutren de la energía de otros
y, en la medida que podamos enlazarlos con la nuestra,
son suficientes para sentirnos menos solos.

Tensionar y distender. Hacer y esperar.
Día y noche. Recordar eso sirve también.
Y sirve disfrutar de los viajes
esperanzados por encontrar
las sorprendentes realidades,
que parecen fantasías, sin generar
un título, sin ponerles un rótulo.








viernes, 1 de noviembre de 2019

Un día en Venecia

Espero tallar una pequeña escultura
que tenga la forma de los canales ideados
por los antiguos que ocupaban
un espacio servilmente brumoso.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Copos en la mano

El agua es también un número.
Las gaviotas eso lo saben. 
Ni bien cae el sol, van al ras 
del agua deleitándose.

Las cosas más sutiles 
son atisbos orientados 
a un sol específico.

Como si se tratase de un arranque:
finos copos de nieve caen,

con asombro los veo 
en la palma de mi mano.

lunes, 28 de octubre de 2019

Posusje

Vuelta al pueblo
para quedar estampado
en el caparazón de una tortuga
que no encuentra descanso.

Y las montañas detrás.

sábado, 19 de octubre de 2019

Segunda proyección nocturna

*
Escribir religiosamente antes de la salida del sol y cada noche después. Mirar y repetir los esfuerzos: el rol antiguo de los pretendientes.

Pero quién sabe si eso vale la pena. Porque no existe un tema. Y el punto que inventemos seguramente en poco se modifique.

Y sin embargo, buscamos algo donde esculpir con entusiasmo. Esculpir y después aguardar, concentrados. Aguardar una marginación sobre nosotros y sobre la sombra; por fuera y por dentro. Y así nosotros mismos idos, olvidados.

Eso es lo que está en las grandes pinturas. Nosotros ya no más lanzados hacia los hechos. Imperceptibles en la delicada nave. Porque hay un silencio más grande que todos los templos. Y ese silencio, por tolerar todos los sonidos del mundo, los termina de apaciguar.


*
El agua baja, sigue a un ritmo tenue. A través de ese murmullo nosotros también deberíamos continuar, ir hasta la pequeñísima luz que no puedo decir que sea de felicidad -porque no sé bien de qué es, ni cómo se llama, ni cómo es fuera de la mente-.


*
Grandes estatuas a las que uno puede deslizarles la mano. En la costa, lo helado, el mar, el silencio y un ulular sobre casas rodeadas de alambrados con enredaderas secas. Y atrás unos pinos, y cada tanto álamos y troncos secos también, aunque escasos, y pastos crecidos. Me gusta el bosque oscurecido detrás.

*
Creo que existe un libro que habla de ese bosque. Un lugar donde las criaturas en pena descansan. Ellas que como tantas cosas se tardan en llegar pero llegan. 

*
Quisiéramos tocar las piedras, la orilla, los pies en el agua: la promesa de cierta vieja y envidiable paz.

Casi noche ahora; el frío se intensifica. Unos perros le ladran a las formas neblinosas del paisaje como en eso días monótonos de verano, idos, perdidos. Había en ellos sobreactuaciones, crisis, llantos, purificaciones. Una tensión. El anuncio de una ruta perfecta.

Bajo los plátanos, detrás de la iglesia, se puede descansar, no hacer nada. Descansar para no recurrir a un saber de arriba o de abajo.

*
Te veo por donde ondean las banderas. Azul, negro y un escudo con tiburones sonrientes. Un club de pesca. El mar detrás se mantiene con un tono más oscuro que el gris de todo lo demás; su presencia me resulta un cuerpo cada vez más frío. Casi llueve. Dos patos bajan. Recuerdo un telón estupendamente pintado muy superior a cualquier época. Estaba en una iglesia agrietada.

*
Los pinos, las murallas detrás y la ruta que baja en una difusa inclinación.

Debo pensar en cosas tibias, llanas, mansas y no buscar más; mucho menos soñar con otros momentos.

Porque si las imágenes no pueden seguirme, si no recurren a lo furioso, estoy a salvo, en paz.

Otros patos más pequeños vienen con tierno y esmerado apuro. Estos son más de veinte.

Y detrás los sigue un eclipse cegador, uno que no se puede admirar.

sábado, 12 de octubre de 2019

Dinámica de un encuentro

Las ilusiones que nos justificaban
son pequeñas y altas naves sobre agua caliente.

Y esas ilusiones serán superadas por otras
y se elevarán en el polvo que gira
en una secuencia muy lenta.



jueves, 10 de octubre de 2019

En la antigua china

Tenemos enfrente la muralla.

Nuestra esperanza 
se reduce a un trabajo paciente
que rinde frutos 
a cuenta gotas.

sábado, 5 de octubre de 2019

Objeto y sujeto

Dios como creación incuestionable
y a la vez centro de todas las subjetividades del mundo
en donde los hombres vuelcan sus miedos,
esperanzas, deseos de dominación y deseos de ser guiados.

Dios como uno capaz de ser moldeado
por nosotros, sus hijos, que a la vez
creamos, ensalzamos, interpretamos,
y aún así seguimos
a la espera de que se muestre
de manera incuestionable.

Pero una araña que camina por su tela
nunca termina de abandonar
el hilo que la sujeta.

jueves, 3 de octubre de 2019

Mundo energético

**
Propósito para los tiempos que siguen: salir de los cánones, ver las construcciones que entablan los sistemas de poder en uno. Esas líneas que nos hacen responder automáticamente según ciertos circuitos que tienden a favorecer sistemas inmensos que a nosotros, como seres únicos, nos llevan a perder nuestra dorada especialidad.

**
Es importante ser conscientes de que la mayor parte de nuestros circuitos mentales están determinados por los sistemas de poder.

De modo que si en realidad la energía particular de uno es la diferencia esencial que nos eleva, la ternura, la compasión, son la tabla de salvación para no ser los títeres de movimientos que siempre nos exceden. Para eso conviene apegarnos a nuestro sentir sobre los lazos humanos.

**
Muy por encima de la posibilidad de entablar relaciones realmente amorosas viven los espacios reservados para los que podríamos llamar: altos dirigentes. Seres que terminan rehenes de los sistemas. Esos sistemas que en diferentes instancias manipulan sus deseos bajo el artilugio de simular que gobiernan los procesos. Porque en verdad los sistemas terminan por fagocitarse a los supuestamente encumbrados. 

**
Eso ocurre porque no hay un gobierno posible sobre las energías nucleares de un sistema. Y la fuerza de un sistema es muy superior a la de cualquier individuo. Por eso siempre los individuos que los comandan terminan siendo rehenes de una estructura que los excede.

**
Como nuestra vida está determinada por la energía que generamos a nuestro alrededor, las dinámicas que establecemos en nuestros días son la clave para dimensionar nuestro mundo energético. Y nuestro mundo energético es esencial porque es el ámbito primordial donde vivimos.    

lunes, 30 de septiembre de 2019

¿De qué depende la inspiración?

La disposición para adentrarnos en vetas, caminos y secuencias, ensayos que realiza la mente, tal vez lo más pequeño y potente de ella, su función más íntima y valiosa -que no todos los seres humanos disponen en igual medida-.

Ella, que es capaz de tomar las secuencias, no ya de su propio pensamiento, sino de los devenires del mundo, esos que entrelazan las cosas y crean realidades, las más profundas, las que van como ríos de lava invisibles por el espacio y determinan la forma de los acontecimientos. El molde creativo del universo.

Sí, la inspiración a veces puede captar eso: pequeños atisbos de un algo -como ella inmaterial- pero mucho más grande.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

El fin del verano, Hvar, Croacia

El empeño de un tiempo. Nubes.
La tormenta detrás y rayos al final del mar.
Y después la calma.

La banalidad de los esfuerzos por representar
lo que no es. La amargura, la muerte.
Los hombres con un uniformes negros.
Sus caballos y sus lanzas.
Versos añorados. Los de Vallejo.
Los vi en la manera como sonreías aquella vez.
Y vi los cuadros inmensos en la iglesia.
El sol, este mismo sol, te alumbraba gentilmente la cara.

El túnel del que hablabas desemboca 
en una fortaleza frente al mediterráneo.
Contempla veleros saliendo, barcos surcando.
Las petunias arriba y abajo, casi fucsias, violetas, blancas.
Espléndidas. Los miradores de piedra alertas
y así también nosotros. La efervescencia de la costa.
Sus lazos. Y una canción que repite: es el fin del verano.

martes, 24 de septiembre de 2019

Venecia 2019

Venecia. Las cosas por su nombre: cuando uno es capaz de escuchar a un hombre viejo, pedante y al mismo tiempo criterioso y lleno de historias, uno está listo para recibir los grandes dones universales.

Los leones de piedra resultan potentes. Tanto como las imágenes ancestrales de las mujeres.

La primavera. La lucha que llevan a cabo los turistas. La voluntad de conquistarlo todo. De saber lo que es necesario conocer. Es imprescindible nutrirse de consagraciones. Pero al costado de las grandes atracciones a veces uno encuentra pasto, y uno o dos tréboles. Hay que estar atentos.

A veces todo es y lo que no debe ser ocurre: un árbol de higos se vuelve dorado, y después marrón, y afeado nos permite contactarnos con la nostalgia. La disposición para recuperar lo perdido desde la noche al día siguiente. Lo ido, ya en el agua, sobre la costa, diluido irremediablemente. Ahí duerme.

Más gente se suma a la gran peregrinación en torno a lo que debe ser indagado. Los canales tienden a proyectarse. Supongo que hacia el silencio. Por eso quienes buscan una quietud, a veces, en el frío y la paciencia, la adquieren en las banderas ondulantes.

No hay quietud en los números porque ellos se aglutinan en torno a ritmos, mediciones, pasos, unos tras otros, escalas que se orientan para diferentes lados. Trazos que se extienden en busca de razones, de más amontonamientos. Redes que exigen más y más pescados.

El mundo va a terminar en la nada supongo. Y este escenario se ha vuelto demasiado magnífico. Mientras tanto, en el medio de las pérdidas, entre la fealdad del mundo, entre roces y enojos, uno, como puede, arremete, va día tras día, va en busca de instantes fugaces, estrellas, partes lejanas, un adelantamiento, sobre el universo un gesto tierno.









viernes, 20 de septiembre de 2019

Amanecer en Venecia

Siete en punto. Una mujer llega a una escuela.
A un costado, una iglesia. Supongo que es una maestra.
Día y silencio. Del último sueño, las formas en mi mente
emergen diciéndome que mi historia
flota adherida a la de mi padres.

Y la de mis padres adheridas a la de los suyos.
Y así. O tal vez sean mis vivencias las que mezcladas
con las de mis padres
formen lo que llamo "sus trazos".

Veo un pequeño cementerio en este punto.
Uno está arriba, a veces abajo, sumergido en la necesidad
de otorgar un sentido que defina a las vivencias
de modo que ellas queden entendidas, justificadas,
libres de mezclas e impurezas.

Y así nuestros días tengan cierta consagración.
Eso, suponemos, nos hará subir a los cielos
donde subió quien después fue adorado
y en nombre de quien se hicieron los hilos del mundo
para llevar poder a los que usan sus palabras.

Miré el canal y supuse que también ahí
nadaban los peces. ¿Más tristes? ¿O más felices que uno?
Categorías que mi mente se empeña por rescatar
para ordenar cada pieza en un tablero
que permanece ajeno
como esos peces.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Tiziano, Venus de Urbino

Buscamos esa belleza
que el hombre fue capaz de concebir
cuando alguna vez pudo pronunciar
lo que no estaba dicho.

O lo que partir de entonces hizo
que las cosas quedaran templadas
en la quietud de una imagen complacida
que aguarda los tiempos por venir.

La vemos deseosa de que,
un poco más de su estirpe,
se anude a un silencio donde
nada necesita ser alcanzado.

En la rompiente,
ni las olas se atreven a decir más
sobre lo por momentos las toca.



viernes, 13 de septiembre de 2019

En la plaza de San Justo

Encontrar ese rastro 
que vuelve a las cosas 
soñadas y amarillas.

Con el sol de la mañana,
permanecí frente a una fuente,
al costado de un pasto 
pobre y desmerecido
sin esperar nada.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Poder de fuego

Vuelvo a esas cuadras conocidas,
transitadas miles de veces,
que aprendimos a amar
porque son el territorio que a fuerza
de volverse sabido y sufrido
ha terminado por pertenecernos
y nosotros por ser su fuego
y ya todo lo calculamos con él.

lunes, 9 de septiembre de 2019

El origen del arte

Vemos la fulminante 
destrucción del campo
y el fuego y el humo 
sobre unos conscriptos.

Esas llamas nos invaden
para magnificar 
las penurias que impactaron 
en nosotros
y desde entonces llevamos

como quien lleva
una coraza destinada

a que la brea permanezca 
en un agujero que desea 
ser más negro.

Pero por suerte, para salir 
de esa oscuridad,

el arte bajó 
hasta nosotros,
y desde entonces nos espera.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Rosa en reposo

Soñé que podía abstraerme
de los ruidos y de la locura,
y de todas las llamas que circundan el cuerpo
cuando se enciende y lo que consume
es un alma verde y pegajosa
que cuesta sacar de las entrañas
porque pertenece a una vaca que anida
en lo más profundo de nuestro hígado.

Los místicos tal vez saben algo de esto que digo.
O lo tal vez no, porque cada día que pasa
me convenzo de que tenemos una flor
intensamente personal también, y esa flor, una rosa,
la debemos hilvanar en la especialidad absoluta de nuestra consciencia,
una que es blanca por momentos,
amarilla por otra, roja, y finalmente rosa,
y resume a todos los astros, los duerme y los calma.

jueves, 5 de septiembre de 2019

En la rama de un árbol

Deseo que muchas cosas que no tengo
sean por fin un hálito de un gran jazmín.

Y que él tienda a aparecer y desaparecer
y que para mí su intermitencia sea
un pájaro que por momentos canta y por otros no.

Cuerpo

Volver por un día a los tiempos
que armaban un enorme río
en donde nos bañábamos
deslumbrados por la belleza
de cuerpos que se volvían más queridos
mientras disfrutábamos de una consciencia
en donde aún no intuíamos
que la sensualidad del paisaje
era lo que nos proyectaba
en esos fulgurantes y nerviosos cuerpos.

martes, 3 de septiembre de 2019

Carta para el verano 2020

El mundo cambia hacia un lugar que no sabemos
qué provecho tiene. Las playas sufren cada año.
Veo más y más construcciones erguidas afeándolas.
Los huracanes llegan para volarlas
pero los hombres exigen nuevas vistas.

Las palabras se multiplican
en un intento de fijar una voz capaz de definir
algún tipo de interés,
o un camino redituable para quien lo adopte.

Pero al final,
después de muchos contratiempos,
eso no ocurre.

El vacío que cae sobre los sentidos,
de pronto estériles,
no ayuda a justificar desafíos y costos,
pero significa que estamos libres.

Ya no funcionan los discursos.

Los gestos sólidos y pétreos,
que armaban enormes edificios, tienden a diluirse.

Y al mismo tiempo nos sentimos insustanciales;
o más bien tristes por no tener un punto certero
hacia donde apuntar nuestros esfuerzos.

Nos encomendaron construir algo
y no es seguro que lo estemos logrando.

Y sin embargo, deseo verte de nuevo
para compartir una tarde sobre la arena,
cerca del agua, también próximos a eso
que llamamos un instante
dulce e infrecuente de paz.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Aquellos días felices

Un manto, una luz detrás, una noche también,
la posibilidad de viajar por la ruta mucho tiempo,
sin sueño y a la vera de melodías pequeñas y fantásticas,
y un amor por los bichos
que en el medio del verano:
se mostraban excitados como nosotros
por tomar incluso más
que lo que el escenario magnificaba.

Paramos en una estación de servicio,
pusimos el auto un poco alejado,
y nos fuimos a la orilla de un río que apenas sonaba
a diferencia de los autos que a velocidades frenéticas
iban y venían detrás de algo que nosotros
ya no buscábamos.

sábado, 31 de agosto de 2019

Los poetas místicos

Recuerdo ese tiempo: queríamos imitar a los poetas místicos
y para eso contemplábamos las cosas en silencio,
abstraídos por la paz que podían adquirir las cosas para nosotros,
y que ellas de un modo oculto tenían,
porque lo verdaderamente valioso estaba en la belleza
que se acrecentaba, en la medida que la mirábamos,
y ella, conectada de un modo que no podemos afirmar que fuera cierto,
perseguía el relajamiento que tocaba al paisaje,
de a poco, deslumbrante y al mismo tiempo muda.

martes, 27 de agosto de 2019

5 palomas antiguas

Una ciudad y una botella debajo de ella. Nuestras manos buscan esas raíces y a montones de novias arrodilladas a la espera de una liberación que podría venir de parte de un rey simpático y viejo y ya no más buen mozo.

Cada vez menos vanidoso y certero, decide que es hora de dejar ir a tantas y tantas bellezas que le recuerdan a unas palomas que alguna vez deseó, quiso, concentró celosamente, y dejó ir con sus potentes manos.


domingo, 25 de agosto de 2019

Quisiera decirle a mi amigos

Quisiera decirle a mis amigos que los discursos pertenecen a una serie de mandatos, intereses y designios que debemos tomar con pinzas para beneficio nuestro porque, una vez que podemos hacer eso, una gran liberación nos invade y nada de los que podemos decir o pensar nos resulta una cadena que nos ata a pesadas murallas pertenecientes a castillos inmensos, pulidos y grandiosamente pesados y costosos. Y que para colmo, debemos defender a ultranza.

Ser libre de pensar que todo lo que nos contacta está sujeto a una amplia gama de interpretaciones, en cambio, nos permite saber que las convicciones que nos atraviesan son insuficientes para garantizar un punto real de equilibrio, y que todo lo contrario, en caso de volverse rígidas nos llevan a permanecer siempre en la misma tierra y frente a los mismos paisajes.

Lo que pasa es que los puntos reales de equilibrio son en verdad una construcción bastante improbable, porque lo más cierto es que vamos a tientas sujetos a miedos, limitaciones y angustias, y en verdad no existe un discurso específico y total capaz de solucionar esa condición de seres vivos, cambiantes y expuestos a un mundo mucho más complejo que lo que cualquier discurso, idea o construcción puede cristalizar.




jueves, 22 de agosto de 2019

Sobre un pasto suave

¿Hay un momento que es, tal vez,
el más alto, digo, cuando descubrimos
que la gloria y las pruebas irrefutables del éxito,
pueden ser dejadas de lado para consideración y adoración
de los otros, y entonces, de pronto, los pájaros del mundo
se reúnen en la copa del árbol para miramos descanar
a nosotros que, sobre un pasto suave,
disfrutamos del comienzo del otoño que augura
lo que es frío y querido y por fin no tan temido?

sábado, 17 de agosto de 2019

Tontamente risueños

*
Rotorua, Nueva Zelanda. Voy hasta el final del camino donde se ve el lago y me siento a meditar sobre el borde de un pequeño muelle. Es inmenso el lago, las montañas detrás lo exaltan. Estoy en el fin del mundo y hay algo mágico, supongo, en todo lo que construyo. Me siento impulsado por el silencio.

Sigo. Después de mucho rato, logro un estado fantástico. Siento un viento adorable en la cara. Nunca pude estar erguido de esta forma tanto tiempo. Es por la fuerza de mi propia energía concentrada, pienso.

Hasta que de un minibus baja un grupo de japoneses. Por lo que escucho, están resueltos a alimentar a unas gaviotas que pululan por los contornos del muelle. Cada vez se me acercan más, los oigo, casi me rozan mientras atraen entre risas a los pájaros que, en el aire, no dejan de graznar.

Quiero agradecer su presencia, aferrarme a su intromisión para darle un sentido espléndido, épico. Pero es en vano. Nada de lo que intento logra apaciguar a mi cuerpo. Según parece, él vive dinámicas mucho más atávicas. Generales del antiguo Nipón veo en mi interior. Recios sobre sus caballos, no dejan de invadir a mi mente. Abro los ojos, siguen ahí estos dichosos japoneses modernos, incólumes, más afables que los antiguos, son montones, y no puedo dejar de percibirlos tontamente risueños.

Como consuelo pienso que algún día anotaré esta experiencia y seré más tierno. Conmigo y con ellos.
Me levanto y sigo.

jueves, 15 de agosto de 2019

Río plateado

¿Y si abren las estrellas
para que podamos también
abrir los discursos que nos aprisionan
en canales de piedra, y de pronto, así, 
liberados, somos capaces de notar 
que la medida de la inteligencia es la capacidad
que tenemos de generar nuevos rumbos,
mundos enteros que son creados por nosotros,
y que no dependen de otros,
ni de manantiales en montañas míticas
porque solo nosotros podemos generar
la chispa  que alguna vez
creímos exclusiva de otros?

sábado, 10 de agosto de 2019

Frente a un cuadro de Tiziano

¿Más allá de lograr un lugar
junto a un venerable gato,
podremos ver los colores,
las figuras incluso,
los matices musicales
que hablan de cierta vieja
y envidiable felicidad?

miércoles, 7 de agosto de 2019

Proyección nocturna

*
Registrar los días, las angustias y la alegrías. Escribir religiosamente antes de la salida del sol y cada noche después sobre el azul del éter. El rol antiguo de los pretendientes.

*
En esta escritura existe un punto que seguramente en poco se modifique. Aun así esperamos un cambio. Un buque sobre el hielo del ártico. O al menos un suelo donde esculpir con entusiasmo. Pegar y pegar. Insistir; ser parte de un detenimiento. Un suspiro infrecuente. El sopor que produce una marginación, un hito. Se lo atribuimos al delicado vínculo. Nosotros y algo más fuerte y grande. Un cuadro. Una imagen de una delicada insignia.

Porque, no sé, tal vez haya un silencio que sea más grande que todos los templos, y más abierto y libre. Y por tolerar todos los murmullos del mundo, los termine de apaciguar y los relaje.

*
El agua baja. Se desliza a un ritmo tenue. Debemos ir hasta su amplio volumen, entrar con el ritmo en una pecera: una luz de un tono espléndido que no puedo decir que sea de felicidad, porque no sé bien de qué es, ni cómo se llama, ni cómo luce fuera de mi mente.

*
Existen estatuas blancas; uno puede deslizarles la mano sin cansarla. Es invierno; el silencio exige más amplitud. Calles rodeadas de alambrados altos y enredaderas hermoseándolos. Y atrás álamos. Alabado sea todo. Estamos a la espera de llegar a un monte oscurecido. Apuesto a que las criaturas en pena hasta ahí llegan. Llegan y descansan como tantas cosas que se tardan en llegar pero llegan.


*
Los árboles, la luna naciente y los animales. Todos buscan una antigua y dorada tranquilidad. El salto para los liberados. Vemos también a todos los sostenedores de los credos, y ahí los dejamos. Quisiéramos no transcurrir ahora.


*
Y ojalá llegar a un paisaje, al venerable lago. La orilla donde un ciervo vio los colores y las figuras junto con los matices musicales. Forjaban un paisaje que hablaba de cierta vieja y envidiable tranquilidad.


*
Noche ahora. Cuando el frío se intensifica, junta el mar, unos perros le ladran a las formas sutilmente neblinosas del paisaje. Nos tientan a evocar antiguos viajes. Días monótonos del verano. Había en ellos crisis y purificaciones. Era como una publicidad. El enorme anuncio de una ruta perfecta. Nada podía ser tan pero tan precioso.

*
Quiero grabármelo a fuego: cualquier sentimiento de plenitud está destinado a seguir. Pero al menos, bajo los rascacielos, detrás de la iglesia, se puede volver a eso más deseado y asiduo. Debajo, las banderas con tiburones de un club exclusivo y cercano al río. Qué cosa curiosa.


*
El mar, con un tono más oscuro que el gris de todo lo demás, nos resulta un cuerpo. En su borde,  somos capaces de pensar las cosas hasta que ellas mismas pueden permanecer en un estado de conflicto e indefinición. Y lo mismo el mar ser un cuerpo querido e inmenso.

*
Cada vez más frío. Casi llueve. Unos patos bajan al agua. Recuerdo un telón estupendamente pintado muy superior a cualquier época. Estaba en un teatro inmenso que se caía a pedazos en un barrio alejado de cualquier punto conocido.


*
¿Cuál es el punto exacto donde los pinos, las murallas detrás y la vía que baja la colina, son algo difuso que se detiene? Me arrodillo ante ese pulido silencio.

Pensar cosas tibias, llanas, mansas. Ahora, que las puedo admirar, no quisiera cambiar este momento por nada.

*
Entonces, mucho no entiendo: Si ni el lenguaje ni las imágenes pueden seguirme de cerca ¿somos el pasto por donde lo furioso de las noches camina? Otros patos más pequeños buscan un desenlace en el cielo. Van con un tierno y esmerado apuro. Para ellos debe ser la ruta del trabajo a la casa.

Solo le temen a un eclipse, un registro cegador que no se puede admirar sin consecuencias.

jueves, 1 de agosto de 2019

Una abeja luminosa

Poemas en Nueva York

*
Me fijo en la manera amorosa como nos dedicamos a juntar las hojas que se desparramaron por el jardín, casi en las inmediaciones de un sendero cada vez más inundado por las lluvias ocurridas en el norte.

Más lejos, unos niños se empeñan por generar risas en viejos ciudadanos mientras sus padres añoran cuadros donde en una selva ingenua se esconden animales purificados por los colores que trae el aceitado atardecer. Empieza el otoño.


*
Un cuadro así exige crear un óleo dotado de una luz capaz de quedar reducida por la majestuosidad que encontramos cuando nuestros impulsos, entre hojas enormes, vuelven a rozar lo que estuvo a la par de un comienzo.

O cuando la mirada deja de buscar la amplitud y se instala en el cauce donde una vieja perra aguarda la llegada de su benefactor.

Un impulso que se mece en nosotros a la espera de un espléndido y solitario roble que se desplomó sobre una calle apenas iluminada.

Busco cada día esa calle.


*
Ya es de noche. Seguimos ansiosos por tocar lo que alguna vez fue incipiente y tierno. Un ímpetu que alcanzamos entre rápidos pasos, asombrados, llenos de una tibieza que más tarde quedó alejada de lo que debiéramos rememorar cada día. Ah, la suavidad! Éramos y aguardábamos lo que vendría. Los bailes adolescentes. Cuadras, montones de cuadras, y nosotros todo el tiempo de la mano. Las fuentes rebosantes de agua. Las luces sobre lo más frío de la calle.


*
No hay nada capaz de convencernos de que esa predisposición inicial ya no nos acompaña. Ni siquiera porque creemos en las más fugaces contemplaciones y alguna vez, regocijados, buscamos la aprobación de los otros, hasta que de pronto, advertidos por la redentora luz que ofrece el final del día, nos volteamos hacia unos niños, que así, ajados y solícitos, crecieron.


*
Mejor que se desaten los lazos en los muelles donde los antiguos barcos dormían. Quisiera abordar esa aceptación, cada límite. Hacerlo y quedarme en los pálpitos. Lo presentido por obra y gracia de lo que no podemos precisar y por eso llamamos ternura, fragancia.


*
Tal vez todo sucedió para que estemos hoy, hombro con hombro, frente al río oscureciéndose, ya no más ensimismados por las aglomeraciones de seres que buscan una razón que los contenga.

En la grandeza de una imaginada montaña nevada no hay más demoras, allá lejos, muy lejos de este parque donde sobrevive el césped castigado y algo crecido.

Aunque tampoco veo demasiado tráfico por acá. Fluyen las personas por las autopistas junto al río. Todos van hacia algún lado. Muchos no saben bien hacia dónde. Somos como ellos. Debemos agradecer eso.


*
Tomo el lápiz: no hay palabras capaces de decir mucho y sin embargo las busco. Intento transmitir una indeleble impresión, o al menos un punzante y colorido cuadro. Un objeto capaz de satisfacer a mis hermanos. Los que creí brutales, muchas veces distantes y ahora abrazo. Cantan los pájaros: amanece. Conviene celebrar eso.


*
¿Dónde está el lugar humedecido donde el sutil diseño apaisado de los arbustos encuentra la posibilidad de comunicar lo que presentimos?

Ese instante que a la hora de ser entrevisto se vuelve esquivo.


*
Casas centenarias con árboles inmensos alrededor. Las mirábamos una y otra vez mientras reverenciábamos la grandeza de los postulados y los perfiles adustos. Las opciones que nos elevarían como el producto casi exacto de ciertas ideas.

Pero por suerte, había un punto insistentemente luminoso, venido desde un lugar húmedo y lejano, ínfimo pero extremadamente potente, desde donde nació una abeja, frágil por fuera, espléndida por dentro, llena de la sutil adoración que su íntima luz le daba.

Y esa abeja terminó por iluminar el obelisco filoso que produce una angustia que responde a un estado incluso anterior al dolor, uno que no sé de dónde viene, pero intuyo responde a vivencias que esperan que las rescatemos.


*
Anoche escribimos en la libreta de las compras: Nuestros brazos deben volverse tiernos. La fuerza de las estrellas nos toca. Todo se equipara en la mente porque su ferviente potencia moldea el escenario.

Conviene recordar eso.


*
Este discurso solo intenta tomar lo que está desparramándose por todos lados continuamente. Porque es sabido: no es posible dar con un elemento que nos permita concluir una frase con demasiado énfasis. Solo el amor sentido da respuestas.

Pero para sentir un amor así hay que trabajar mucho, insistir hasta que un día en la playa, al fin despreocupados, gracias a nuestro abandono, se presentará solícito de la manera menos pensada.


*
Pasa un viejo tren. No puedo imaginar lo que había antes del tiempo. ¿Hay búsquedas imposibles porque lo absoluto las lleva hasta la intrascendencia?

Si así fuera, no debiéramos tener otro objetivo que encontrar una lagartija al sol sobre un piedra que conserva el rocío de la primera mañana.

jueves, 25 de julio de 2019

Las hienas

¿Y si pudiéramos sintetizar cosas y sentimientos
hasta dejarlos preciosamente guardados en un poema
que reflejaría al menos un momento que estuvo?

sábado, 20 de julio de 2019

Tarot

¿Y si detrás de los oscuro
una luz amorosa titila
y se une a la tensión expectante
para que nos demos la mano,
y un montón de palomas alcen vuelo,
en señal de que un gran acto
acaba de ser llevado a cabo?

martes, 16 de julio de 2019

Trabajo

Nos dedicamos a registrar los días,
las angustias y la alegrías
hasta que descubrimos que existe un patrón
bastante inalterado
que seguramente en poco se modifique.

Aun así esperamos en un cambio.
Celebramos un mar calmo y esculpimos con entusiasmo
y las cosas que nos gustan se las atribuimos a Dios.


sábado, 13 de julio de 2019

Un silencio más grande

No sé, tal vez haya un silencio que sea más grande
que todos los templos, y más abierto y libre,
y tolerando los sonidos del mundo los termine de apaciguar
con un sosiego tan grande
que toda su magnitud entre en un cono,
que no puedo decir que sea de felicidad,
porque no sé bien de qué es, ni cómo se llama,
ni cómo luce fuera de mi mente.




miércoles, 10 de julio de 2019

Mucho menos

Es invierno y el silencio exige más silencio.
La detención de las cosas llega al lugar
consagrado a detener a la muerte,
a sus tiempos y a las cosas
que se tardan en llegar, pero llegan.

Ahora los árboles, la luna naciente y los animales
buscan la tranquilidad que recae
sobre los liberados de todos los credos.

martes, 9 de julio de 2019

Frente a una escultura de autor desconocido

Las golondrinas circundan los cielos
y abajo estamos nosotros
moviéndonos a imagen y semejanza
de impulsos arrolladores que nos tienen expuestos
a sentimientos que no gobernamos
y uno se esfuerza por aprender de eso.

domingo, 7 de julio de 2019

Rezo para el invierno

Quisiera irme a esa dimensión de un silencio
capaz de hablar sobre cosas que solo tienden
a mejorar. Ningún perro ladra alrededor
de ese silencio que se vuelve incluso
más frío o cálido de acuerdo a mis deseos,
y a mis visiones, que son las de una península
que también cuando quiero es dorada
y cuando prefiero es verde,
porque me corresponde estar
en mi absoluta y delicada presencia.

sábado, 6 de julio de 2019

Por la península

En la noche, cuando el frío se intensificaba,
y junto al mar, algunos perros ladraban,
a través de la forma del paisaje quise sentir
que todas las instancias, crisis y purificaciones
fueron la ruta perfecta para desembocar ahí
y grabármelo a fuego
aunque ese sentimiento de plenitud
también estuviese destinado a seguir.


miércoles, 3 de julio de 2019

Mañana de sol

¿Somos capaces de liberarnos
de los precedentes que nos atan
a  una sucesión de ideas
que nos impulsan a actuar
una y otra vez de cierta forma?

Un collar azteca
se sostiene sobre un fondo violeta
y vamos a tomarlo.

¿Podemos ir más allá de las nociones
que parecen sostener lo que entendemos como realidad?

Flores más cerca del océano y el viento moviéndolas.
Eso estaba en un cuadro pintado hace años
que hoy está en algún lado.


sábado, 29 de junio de 2019

Frente a la playa

Es lindo cuando con tu hijo en la playa,
el mar, con un tono más oscuro que el gris
de todo lo demás, te resulta un cuerpo.

Y sos capaz de pensar que esas cosas que te tienen mal
acerca de si decidir esto o lo otro,
pueden permanecer en un estado de conflicto e indefinición 
porque no sos un sabio, 
ni siquiera un hombre maduro,
y lo mismo el mar es un cuerpo inmenso.


miércoles, 26 de junio de 2019

Tibiamente modificado

Una vez más, precisamos ir hacia un lugar
que no terminamos de adquirir.
La palma de una mano amiga
quiere posarse en nuestro pecho
pero no toca lo que exige ser tocado.
El viento está a la espera por las silenciosas parcelas.
Y no hay más que decir "Basta"
cuando se acerca a un lugar de encierro.

Vemos la iglesia y el amanecer detrás.
Y vemos lo que está escrito:
Temer y amar resulta
lo más probable.

domingo, 23 de junio de 2019

La estructura del cuadro

En el perfil tan deseado que aparece en el silencio de la noche,
cuando la luz eléctrica ha desaparecido y la lluvia persiste,
nos quedamos uno al lado del otro, en silencio, a la espera de algo
que detenga el momento y nos permita vivir en un cuento perfecto
que nos leyeron una mañana fantástica de verano.

jueves, 20 de junio de 2019

Galas


¿Es el estar en nosotros lo que nos impulsa
a pensar tantas cosas imposibles de describir
en tanto ni el lenguaje ni las imágenes
son capaces de seguir lo que no descansa
porque somos el pasto por donde camina?

martes, 18 de junio de 2019

Después de trabajar

Entregarnos al silencio
hasta que el silencio sea la forma exacta
de unos elefantes inmensos de marfil.

Los días tienden a repetirse
para no abordar lo distinto.

Todavía pienso en el sol
que alguna vez vimos entrar al mar,
luego el negro nos cubrió
y las estrellas aparecieron.

sábado, 15 de junio de 2019

El cuadro hablaba

En la profunda daga que es la noche,
sobre el frío y la mudez que exhiben los cuerpos,
azorados como aparecen, con esas evasiones
que no terminan nunca de cristalizar los sueños,
se puede entrever algo de lo que es posible en otros lados,
ínfimos espacios que, de tocarlos, nos impregnarían
con un veneno que es el castigo
para los que se acercan a divinidades extraordinarias,
una parte de lo tan temido en la medida que el dolor
puede ser inoculado en nosotros.

No sabemos para qué se acrecienta el dolor
sino para que los pequeños momentos de sosiego
sean fuertes, grandes e intensos
igual que los monumentales deseos
que nos toman y levantan.

martes, 11 de junio de 2019

Frente a una escultura de Isamu Noguchi 9

¿A dónde van los tiempos
que nos inundan con formas y desenlaces
para sumirnos enseguida
en una escena y otra,
hasta que al final todo se decanta
y la obra llega al negro?

Soñamos con una luz más allá,
pero casi no manejamos los sentimientos;
y eso que van a un ritmo bastante
menos vertiginoso que el mundo.

Lo que nos queda es contemplar
el ritmo lento, amado y amante.

Tener una gran boa
y verla rozar nuestros pies.

sábado, 8 de junio de 2019

Frente a una escultura de Isamu Noguchi 8

El objetivo del pequeño cuadro
es sentirnos potentes y esperanzados,
fuertes y por sobre todo aptos para volar
sobre trigales prendidos fuego
junto a antiguas iglesias donde se ensayaron
los sermones para que hombres y mujeres
se adapten a cierto modo de dominación
que mejoran según la época.


miércoles, 5 de junio de 2019

Frente a una escultura de Isamu Noguchi 7

Caer en la desilusión de muchos días iguales
hasta tocar ese sentimiento de pérdida y falta de sentido
que aflora cuando cada sugerencia que nos envía el cuerpo
habla del vacío que imponen las columnas con inscripciones
que se acoplan como si fueran un río.

No, no debemos llegar a eso si es posible
insistir para que los colores sean bellos
y las rosas soñadas estén más cerca.

Hay un momento en que podemos mirar un árbol
y sentir su presencia completa, real,
absolutamente vibrante en su propio estado,
volumen y, por sobre todo
dedicación por estar junto a nosotros.

Bien, a eso nos referimos
con que los colores sean bellos
y las rosas soñadas estén más cerca.

lunes, 3 de junio de 2019

Frente a una escultura de Isamu Noguchi 6

No podemos probar nada acerca
de lo superlativo de nuestra historias,
encuentros y formas, y de hecho,
ahora que no están, solo podemos suponer
que fueron hitos espectaculares del universo
exclusivamente para que los vivamos nosotros
y no quede nada más que la forma
de una escultura que ahora admiramos.

jueves, 30 de mayo de 2019

Frente a una escultura de Isamu Noguchi 5

Encontrar los aspectos del gris
capaces de darnos lo que nos ubica
sobre sedimentos y cosas
que cubren las plazas algo abandonadas
donde estuvimos durante un tiempo.

Muchas dudas nos abruman pero una se repite:
¿estamos a tiempo de darnos el lujo del mundo?
Contemplar a las hormigas.
Estar en silencio muy atentos a la ternura
de unos y otros. O respirar los perfumes
sentados un día de sol en invierno
para que vuelva a nosotros algo.

lunes, 27 de mayo de 2019

Frente a una escultura de isamu Noguchi 4

Buscamos una imagen capaz
de hablar sobre lo que está en nosotros:
una gran serpiente deja su nido
para nadar hasta las ramas de los grandes árboles
donde el sol, ocultándose detrás de la noche
y sus estrellas, se envuelve.

viernes, 24 de mayo de 2019

Frente a una escultura de Isamu Noguchi 3

De pronto hemos cambiado y sin embargo
las campanas todavía suenan mientras las sentencias nos alcanzan
y la sensación de ser más centrados intenta compensar
los bríos y múltiples deseos que de a poco se esfuman.

El celeste en el cuadro
es de una precisión atmosférica
y los pájaros, yéndose, se sostienen gracias a eso.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Frente a una escultura de Isamu Noguchi 2

La forma redonda 
en una frase delicada, 
posible y final

como burbujas 
sobre el jardín
expectante.

que nos llevan 
a desconfiar 
de lo lo puro 
y perfecto.

No hay aciertos 
demasiado profundos
como para armarnos 
una coraza.

Mejor plantar 
sobre escarpados islotes.
flores que miren al sol
y esperen la lluvia.

sábado, 18 de mayo de 2019

Frente a escultura de Isamu Noguchi

¿Cuál es el fin último 
de esto que hacemos
y de lo que buscamos un día 
y el siguiente?

Me refiero a las verdades últimas,
si es que existen, a las razones profundas
y a esas cosas que supuestamente
mueven todo 
y que nunca llegamos a discernir.

En todo caso, nos quedan 
nuestras verdades y metas.

Y nos quedan las formas.


Pero no sabemos bien 
cómo hacerlo sin recurrir 
a lo que pertenece 
a muchos otros.

En ese sentido, tenemos 
muy poco.

miércoles, 15 de mayo de 2019

Frente a una escultura de Brancusi

Otro lunes intrascendente termina
y el hecho de que el universo entero haya crecido
como una flor de loto que aloja a un Buda, un Cristo
y a una virgen pequeña y lábil que descansa sobre una roca
no es suficiente para marcar la importancia de este día.

Lo evocamos para fijar este momento.
Y que en parte lo logramos, pero que no es suficiente
para lo que pretendemos exaltar:
el perfil de un rostro hermoso que pasa y se va.


domingo, 12 de mayo de 2019

Rocas brillantes

Quisiéramos tener mucho más
para subirnos a potencias que van
a la espera de que unos y otros
adopten esas magistrales posibilidades
que brinda el universo
a los que saben tomar los mejillones de las rocas
mientras las olas golpean las rocas
brillantes y monumentales.


viernes, 10 de mayo de 2019

Otoño antiguo

Añoramos los días en donde la tranquilidad iba de la mano
de pequeñas hojas que se posaban en nosotros
para que descansásemos un poco más después
de una primera siesta hasta crearnos una presencia más suave
pero incapaz de vencer
el silencio más allá de los árboles.

miércoles, 8 de mayo de 2019

El bosco siglos después

Hemos presenciado el relajamiento de las épocas en nosotros
y ahora, en la orilla, vemos el mar calmo y a la espera
de una tormenta incipiente, otoñal y arrumbada.

En los márgenes, las historias repetidas por dioses
no son tan grandes ni tan potentes,
y ni siquiera aparecen dotados de la autoridad
que supuestamente les corresponde.

Y eso nos gusta un poco, y otro tanto nos inquieta:
los mirábamos a cada rato creyendo
que de ese modo también ellos nos mirarían.

domingo, 5 de mayo de 2019

Frente a un cuadro de Kazuya Sakai

Ellos, como nosotros, se implican en la constante lucha por superar
los efectos de lo que tiende a ser arrastrado por el ímpetu
de una mente que ya no puede abordar la altiva prestancia
de los caballos al galope sobre brillosos adoquines de ciudades antiguas.


viernes, 3 de mayo de 2019

Un cuadro de Joaquín Torres García

Tal vez una existencia en nosotros
busca un ámbito de más libertad
mientras luchamos con la angustia y el dolor
que genera no estar más allá de ciertos sistemas
que operan para exigirnos un programa
ideado en el pasado
para ser replicado una y otra vez.

Y sin embargo acá estamos:
un poco más allá de eso.

miércoles, 1 de mayo de 2019

De nuevo otoño

Hay una luz
que se empecina en desaparecer
y después renace, y se comba, y late,
y sigue por un océano negro de toda noche,
expectante según sus códigos originales,
que se intentan fijar en nosotros,
que vamos descalzos para sentir una arena
que conserva la rasante calidez del último verano.


martes, 30 de abril de 2019

Convivencia

Vamos desplegando un mundo irreal
frente a los otros y frente a nosotros mismos
mientras mantenemos una verdad íntima y profunda
con la forma de un roedor chico y asustadizo
que le gusta hablarnos al oído en busca de una entereza
que no estamos en condiciones de darle.

Y así vamos, los días de los días, y tal vez,
a veces, con un esfuerzo inmenso, logramos algo
de lo que ese pequeño roedor reclama:
unas palabras de aliento para que nuestro sentir
se acerque al de él y se funda en una percepción,
o más bien en una honda certeza.


domingo, 28 de abril de 2019

En el fondo del océano

Es extraña y a la vez lógica
la manera cómo los rasgos contenidos,
y a veces exhorbitantes, se perpetúan en los hijos
para que una serpiente extremadamente silenciosa
crezca en un árbol que busca la miel de la imbecilidad
que se desparrama de a poco, y mucho más de a poco,
nos desafía a modificar, con rasgos un poco más personales,
los tonos que alguna vez tuvieron los dioses
en un friso depositado en el fondo del océano.

viernes, 26 de abril de 2019

Bajo un cielo tormentoso

Una noche bajo un cielo tormentoso
queríamos armar un discurso
capaz de dar con la verdad de las cosas
para ponernos arriba y gozar
de una especie de inmunidad.

Pero una y otra vez notábamos
que el esfuerzo era en vano:
nada de lo que decíamos
lograba captar la complejidad
de un lugar o hecho que describíamos.
Y chocábamos contra esa verdad cada vez
que queríamos ser dueños de ella.

Hasta que notamos que también nosotros
estábamos encerrados en cierta época.
Lo dicho nunca es suficiente para describir
lo que este universo genera, dije.
Los eventos ocurren y atrás vienen
las construcciones para apoderarse
de hechos y ganancias con el fin de generar un poder
que aliviane la caducidad de las cosas, agregaste.
Éramos después de todo elocuentes.
Y complacidos nos dijimos buenas noches y callamos.



martes, 23 de abril de 2019

Puertas en el cielo

Amigo, si alguna vez,
al borde de la desesperación,
miraste a alguien 
con ternura,

aunque todavía sentís adoración
por lo dramático,

las puertas del cielo 
te van a parecer
cercanas.

sábado, 20 de abril de 2019

En la vigilia

Las cosas, con suerte, logran detenerse
en su propia inconsciencia
para que nuestras ideas en la vigilia se vuelvan diáfanas
y vayan, corran como agua bajando la montaña,
y los pájaros, en las ramas, celebren eso, y los colores
multiplicados durante ese día que tardó tanto en llegar,
se acerquen al cuadro, y ellos mismos lo pinten,
y las cartas del tarot se conviertan en preciosuras
que no cuenten nuestra propia vida sino
muchas otras existencias a través nuestro.

miércoles, 17 de abril de 2019

Tiempo pasado y futuro

De pronto de mi casa, de la calle inclusive,
se han retirado esos ruidos y vaivenes 
que esconden el hecho de que no hay un mundo 
que se mueve con extrema lentitud.

Pero apenas disfrutamos
un tiempo ínfimo de ese inmenso espacio.

Ahora vemos que estamos fijos en ese punto
que también se mueve
con una lentitud enorme.
Que nos quiere acompañar,
incluso por otros tiempos,
pasados y futuros
para que en una soledad muy íntima
sepamos cosas que ahora no sabemos.

sábado, 13 de abril de 2019

En el agua nos aguarda

Hay cosas que se dejan entrever
y son absolutamente bellas
y duran muy poco, porque lo poco 
es la razón de su belleza. 
Y porque la belleza es la razón 
de tantos momentos ingratos,
vivencias que condicionan 
una vida cimentada en los rastros
que dejó el dolor (cosa que verificamos por las noches). 
Y sin embargo, eso bello y efímero no sabemos cómo
está porque apareció en algún momento, y desde entonces,
reaparece de pronto como un delfín que salta
y en el agua nos aguarda.


jueves, 11 de abril de 2019

Buenos Aires, pintura 1, la belleza de lo imperfecto

Quiero contemplar el río mucho tiempo y tener algo de esa entereza, algo de esa descomunal fuerza en mí. Donde vivo hay un río inmenso; se abre paso hasta el mar, un fenómeno único que muchos pasan por alto pero que se puede captar en su dimensión última, la más sutil. Y lo mismo tantas cosas como en tantos lados.

Aunque tal vez un poco más por acá: esta ciudad tiene un conjunción de esplendor y miseria infrecuente. Una civilización impostada, falsa, pero al mismo tiempo, en puntuales y contados espacios, reluciente y admirable, un emplazamiento que quiere superar a su propia barbarie, aunque ella irremediablemente siempre vuelva, igual que las olas a la orilla.

O más bien, pasa que ese río, gracias a los encumbrados, alimenta una resistente miseria que a su modo se encarga de destruir lo bello y lo plácido.

Por supuesto que todo podría ser diferente. Todo cambiaría si la pobreza cruel y potente sobre la que sostiene sus columnas se alejara, como pasa en los países del norte, que pueden direccionar lo explotado hacia al sur, o hacia el este. Pero en nuestro caso eso debería ser mucho más al sur o al este de lo que estamos; lo cual es un imposible. De manera que eso no pasa por acá. Por acá, de hecho, las cosas son más intrincadas y, desde el punto de vista sentimental, más próximas (seguramente porque no hay autoridad que se imponga). Nadie obedece a nadie. Lo indómito persiste incluso cuando los otros, los doblegados, son destruidos.

O en verdad caen, pero solo por un momento, porque sus hermanos y sus hijos, y enseguida muchos otros, aparecen, toman su lugar y resisten, luchan para revivir la dimensión bárbara a la espera de un contacto que los pueda reinstalar. A través del esfuerzo, buscan de corazón lo que se supone que es algo brillante y logrado. Una situación próspera, un manto capaz de crear riqueza. Lo perfectamente deseado.

Si los lugares se definen por sus tradiciones, recién después vienen sus movimientos hacia el futuro.

La tarea de transformar lo que se hizo una costumbre, y lo mismo pasa con nosotros, es el esfuerzo de una vida. Son muy similares los cuerpos cualquiera sea su forma o dinámica. Y muy similares las cuestiones que debemos resolver unos y otros. Si de continuo la tragedia invade cualquier ciudad, acá cualquier tragedia se vuelve una presencia un tanto más hiriente; la posibilidad de una salvación parece por momentos posible, pero una y otra vez, a pesar de contados y pequeños avances, esa maravilla nunca ocurre. Y las olas van y vienen, y a nosotros nos toca descubrir la belleza de lo etéreo, las bondades tornasoladas de lo imperfecto. Y en eso estamos.

martes, 9 de abril de 2019

Por fin hay paz en el Valle

Por fin hay paz en el valle,
las abejas han tomado control de los plantíos,
los pájaros se animan a cruzar los pequeños charcos a nado,
ninguna voz disonante sale de la iglesia
(ahora más deteriorada que antes).

El viento es suave, ligero como hacía tiempo
no eran ligeras las palabras del padre, 
quien ha dejado de decir lo que debemos hacer. 

Por lo visto, optó por mirarnos con cierto embarazo,
como si su propio rol de pastor de ovejas hubiera mutado
hacia la visión de un tiburón, grande y fastuoso, 
que irrumpe en una pileta casi del todo helada,
y trae así un encanto evidente 
al invierno que recién comienza.





viernes, 5 de abril de 2019

Así ocurren los milagros

Muy rara vez los milagros ocurren.
Pasan tan poco porque dependen de nosotros mismos -en esencia-
y de un montón de cosas que tienen que conjugarse
para que algo absolutamente extraordinario acontezca,
por sobre todas las cosas, por la disposición intima
que podemos llegar a poner para que las cosas
que no eran capaces de suceder, sucedan.

A los milagros por lo tanto hay que buscarlos.

Y se les debe agradecer su ocurrencia,
y la enorme capacidad de uno
para que esas cosas extraordinarias aparezcan.

Los milagros no dependen de la fe
(si consideramos que la fe es ciega).
Los milagros precisan de un lúcido empeño
capaz de promover su ocurrencia,
y de una dosis elevada de perseverancia
en torno a la fuerza interna que tenemos
al momento de conectarnos
con lo que no somos pero que nos acompaña
y nos puede acompañar mucho más,
que es precisamente lo que ocurre
cuando el milagro se presenta
y las cosas que no nos competen
logran ser de nuestra competencia
y lo inalcanzable queda al alcance de la mano
y los perros del mundo dejan de ladrar.








martes, 2 de abril de 2019

Llegado un punto

Tomo todas las palabras del mundo,
sus significados más encumbrados y más bajos,
y los más remotos y más llanos,
los empleo para decir:
agradezco verte para toda la eternidad
que dura lo que en nosotros permanece.


Sosiego

Creíamos que las cosas eran complicadas y tendíamos
a buscar la marca del drama
en los dioses y en todas las fábulas
que nos habían leído mientras intentábamos conciliar el sueño.


Y en alta mar,
durante las noches de invierno,
nos veíamos.

Y sin embargo, todo esos inventos
hoy ya no están, y nosotros vamos por la playa,
decididos y tranquilos, como habíamos soñado.



sábado, 30 de marzo de 2019

Como la nieve

Durante mucho tiempo intentamos ser contenidos,
sosegados y, por sobre todas las cosas,
puros en la manera que es pura la nieve.

Hasta que finalmente le dijimos sí
a lo profundamente deseado.

Lo querido debe ser liberado en el lago.

Así va a tomar contacto con los peces
y así puede que vuelva a la costa ligero,
listo para convertirse en algo feliz, ágil,
versátil, incluso más fresco.


jueves, 28 de marzo de 2019

Nuestra tensa mente

Durante la noche nuestra mente continúa sus labores
en busca no sabemos bien de qué. Despliega imágenes,
arma historias la mayor parte de la veces espeluznantes.

Y cuando amanece,
las cosas vuelven a tomar su formas,
vuelven a significar lo que para nosotros significan.

Y nuestra mente sigue en su tarea de dar respuesta.
Pero las incontables cosas que nos pasan cerca
siguen, fluyen hacia otros lados
ajenas a los esfuerzos de nuestra mente.
¿O las cosas responden a ella?



sábado, 23 de marzo de 2019

Más allá de nosotros mismos

Si un día viernes a la primera hora de la tarde
abandonás el trabajo, silenciás el teléfono y te quedás contemplando
desde la costa el río, con sus barcos, a los lejos,
y ves los árboles a un lado y escuchás a los pájaros,
luego, al cabo de un tiempo -mucho tiempo interno en realidad-
vas a poder captar ese hálito que tiene el mundo, 
hasta el universo mismo diría, y que va de un modo lento,
tranquilo, impasible y no habla mayormente de nada
porque lo abarca todo.

Bien, en ese estado es probable que no puedas estar mucho rato.
Porque el mundo es el mundo y nosotros somos
a quienes nos toca experimentar un montón de cosas
solamente para entrever, con suerte, con mucha suerte,
un espacio ínfimo de lo que está más allá de nosotros mismos
y que se pertenece de un modo extraño
porque es parte de otra cosa mucho más grande
y al mismo tiempo tiene su esencia
y desde un lugar muy pequeño colabora con las nociones del todo.
Tal como deberíamos vernos nosotros. 

viernes, 22 de marzo de 2019

Canción en el desierto

¿Se puede vivir abstraído de lo bajo
para elevarse a una esperanzadora
y sublime soledad de alturas invaluables?

¿O más bien conviene tocar lo negro y áspero
para sobrellevar el dolor y sus relieves
hasta asumir que nada pertenece a una frase,
una sentencia y mucho menos a un epitafio?

¿O acaso no es lícito desear lo querido
si lo querido es fuente de enseñanza
para conseguir un amor diferente?

Un amor no se basa
en los renunciamientos.
Un amor tiene la voluntad
que exhiben los que andan.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Hacia el fondo los pájaros vuelan

Un puñado de sueños
se vuelven hacia nosotros.

Nos dejan un sentir agradable:
por fin hemos cambiado
lo más preciado.
Tenemos una energía
que crea un acercamiento.

Y eso es lo que quiere Dios,
y su hijo, y todos los Santos,
y las más insignificantes criaturas
del bendito y misterioso mundo.

Hacia el fondo unos pájaros vuelan.
Es el valle al anochecer, calmo,
humeante, y hay un castillo
en ruinas al final.

lunes, 18 de marzo de 2019

Ahora mi pulso

Ahora mi pulso se volverá amable y tranquilo,
una rosa blanca que se deleita con el rocío,
y esas cosas que tienen la forma
de máscaras africanas colgadas
de una pared con humedades,
se irán esfumando como les pasa
a esas fotos antiguas, que ahora nadie mira,
porque su imagen perdió el encanto
que te otorga el convocar a los otros.

Y dormiré en paz
acunado por sensaciones de amor
que otros tuvieron y por arte de magia
dejaron a mi lado.

viernes, 15 de marzo de 2019

46 años

El tiempo pasa y llega el día
en que sos aquello que querías ser,
y un poco menos también.

Y sentís que es posible avanzar
un poco más. El deseo es purificar
lo que en uno está a la espera:
volver tierno lo que es duro.

Soltar en el corazón un poder
basado en la dominación.




lunes, 11 de marzo de 2019

Los primeros pobladores

El otoño se acerca
y el aire interpreta eso.

No hay motivo para alarmarse.
No hay una esperanza mayor
que la que tenemos hoy.

Y no porque alguien diga:
Estamos salvados.
Cualquier rayo puede caer sobre nosotros.
Esta noche el placer solo tiene que ver
con una pequeña sensación que crece,
un arropamiento sobre nosotros mismos.

sábado, 9 de marzo de 2019

Gran acercamiento

Converso con una mujer de ochenta y tres años
que con un tono cariñoso y a la vez rígido
me explica las bondades de hacer el bien 
para ganar la vida eterna.

Capto que la realidad última 
es la construida por cada uno de nosotros,
lo cual nos otorga un poder inmenso.
Debemos saber bien a qué la aplicamos. 

Me pregunto cómo podría explicarle algo así a ella.
Y enseguida vuelvo a su discurso
y me intereso en sus detalles, sin pontificar, 
con una curiosidad inédita que promueve
acercamientos grandiosos. 

Cerca de la península, Punta del Este

Con los años se volvió plácido y grande,
y sus sueños adquirieron la idea
de que las cosas eran posibles
en la medida que un esfuerzo
continuado y amoroso iba acercándose.

Y se volvieron atentos y no estuvo
más a su alrededor lo esfumado que implica
la tensión y el dolor de no ser capaz de alterar
lo que otros han sembrado en nosotros.

Y el fuego de los alrededores
ardió con la impronta de un delfín,
ya más cerca de él, y sin otra voluntad
que la que elegían sus ojos.

martes, 5 de marzo de 2019

La voz

¿Y si los sueños fuesen en realidad
mensajes de nuestro ángel guardián
deseoso de hacernos notar aquello
que no percibimos porque vamos aferrados
a las corazas que nos imponen
los sufrimientos caídos del cielo?

¿Y si cada significado que pudiésemos
extraer de ellos no fuese más que la cara
de una esfera divina que tiene infinitas caras
porque cambia a medida que Dios
permite fluir al tiempo?

Y más: ¿y si lo que llamamos Dios
no fuese más que un misterio
que debemos desentrañar,
no según su verdadera y siempre oculta esencia,
sino según nuestra capacidad de llegar
más allá de la atareada consciencia?



lunes, 4 de marzo de 2019

Sombra y figura

¿Y si el espíritu crítico nos alejase
de la gente porque esa complejidad
es la mayor potencia, querida y adorada,
que debemos retener en un punto de cierta
soledad irremediable?

Porque cuando se pasan las fronteras
de los dogmas y de las ideas de muchos otros,
somos la sombra, la figura y el sentir.





sábado, 2 de marzo de 2019

Y si existen batallas

¿Y si existen batallas y hasta guerras enteras
que son necesarias para ser quienes somos?

Enfrentamientos en una forma no temida,
totalmente ágil y con las maneras
que a cada uno le conciernen.

¿Porque acaso las maneras no son la manifestación
de eso que llamamos alma?

A las batallas, dicen, hay que darlas con cautela,
sin enojo, liberados de eso que nos ata
con la medida de un rol sabio y lento.

Porque están en nuestro interior,
y porque por nuestro interior va una tortuga;
de pequeña es simpática, y cuando crece
es grande y adusta, y nos mira.

viernes, 22 de febrero de 2019

Fugacidad de los instantes

1
Tal vez hay un canto en nosotros.
Algo primigenio y dormido
a la espera
de un resurgir en la forma de un paisaje.


El punto capaz de devolvernos
eso que alguna vez hemos tenido,
voces que pertenecen a sueños.

¿Se entiende alguna vez
el sentido de un paisaje?

¿Se capta su fuerza sanadora?

Hay una soledad que ronda los días,
una voz pequeñita que se adentra en la noche.

Siempre espera nerviosa el día que tarda en llegar,
gris, de invierno, listo en su indolencia,
fácil en la monumentalidad de su mudez.


2
Desafiamos a los pensamientos.
Ahora por suerte podemos hacer eso.

Y cuando lo hacemos, notamos hasta qué punto
lo que decimos es solamente nuestro esfuerzo
por generar fuerzas, a veces oscuras, otras luminosas,
o una serie de respuestas dadas, como lo único posible.


Frente a todo lo que nos aborda como si fuésemos
una balsa que va por un río rodeado
de una fauna bellísima y despiadada,
estamos nosotros y nadie más.

Es por eso que la compasión cuesta tanto.
Es difícil abstraerse de esa lucha
si uno teme ser aniquilado.

Jesús murió en la cruz. Hijo de Dios.
Muerto por los hombres.

Y por otra parte, sabemos
que la compasión y la ternura
nos pueden acercar a los otros.

Y es extraño eso; es difícil conocer
la medida de las cosas
cuando son tantas las decisiones posibles
y tantas sus consecuencias. La justa medida
es un lugar inalcanzable y un orden muy grande
que igualmente se debe perseguir
en el reducido margen que nos es posible.

Porque lo mismo existen las definiciones
y lo mismo juzgamos y decimos.

Nos aferramos a un cierto clima conocido.
Nos apegamos como a un manto de fe,
es como un huir hacia determinadas creencias
que suponemos podrían ser fieles a la realidad.


3
Hay un lugar de certidumbres que aún buscamos.

Es así, aunque sea un imposible y ahí se encuentre
la principal razón de nuestros miedos.


4
Enfrentar significa admitir.
No hay algo esencialmente válido en el cuadro,
ni en las ideas, si ellas no son el resultado
de un camino que en sí mismo
es mucho más que todas las frases juntas.


5
¿Por qué tenemos tantas imágenes, palabras
y momentos vividos que se empeñan en asaltarnos
sin un sentido específico y definitivo?

¿Qué es lo que tanto buscamos día y noche,
aferrados a la idea de que podremos
solucionarlo a través de un discurso?


6
Los hombres sabios dicen: Lo más probable
es que un espíritu delicado y dócil
sea el que en nosotros y por nosotros,
una vez cultivado, vea al mundo y lo quiera
y aprecie en su justa dimensión.

Hablan de su absoluta impureza
y su profunda falta de sentido.

El único motivo es el laboriosamente construido
despacio, con paciencia, bajo la luna.

Cuando los demás duermen y nosotros, curiosos,
buscamos otorgarle un valor, o al menos algo
que nos redima.

Un tiempo que nos devuelva
la fugacidad de los estados que nos sumergen.

Esperemos que lo haga pronto
y de una manera simple,
muda o estridente, o a veces ágil,
a veces lenta, humeante y asfixiante.

O capaz al menos
de llevarnos al punto de suprema oscuridad
que deberá ser el preludio de una luz oscilante al principio,
y más firme después, mucho después de la primera ocasión.

Esperemos que sintamos
el llamado a superarnos en cada una de las ataduras
que nos fijan a valoraciones que, analizadas con frialdad,
se vuelven absurdas, y que sin embargo aún no podemos destrabar.

Cada circuito es un elemento para darnos
el trabajo y la consecuente satisfacción
de ir más allá del límite con nuestro cuerpo.


6
Las ranas, en la pequeña península dorada.
Siguen lo grácil y al mismo tiempo temido,
señalan la llegada de la noche y de sus estrellas.

Todos los grandes poetas vienen.
Ojalá vivamos intensamente el momento
y el agradecimiento único y fantástico.

Lo que proviene de saber que las cosas se ofrecen
para ser valoradas y que el significado más grande
se reduce a eso.


7
Los días se amontonan, se suceden
y van como el lecho del río.

Sin que sepamos cómo,
sigue en nosotros los que caminamos con temor.

Vamos hacia la maravillosa frecuencia de cada espacio,
intersticio o volumen.

Lo suponemos capaz de sumar signos
en la desesperante incapacidad de poder
afrontar lo que sea que nos toque.


8
Para eso empleamos, exigimos y cultivamos
lugares ilusorios, espejismos, frases, mantras,
picardías que necesita la mente para afrontar
un encuentro cabal y absoluto con el espíritu.

Lo practicamos de un modo franco, dispuesto a transitar
lo necesario para crecer. Porque no es una tarea fácil
abordar los desafíos que pueden terminar en sufrimiento.


Los sufrimientos, la aniquilación. Nosotros,
como bien sabemos, no tenemos una fuerza inmensa
e inagotable, apenas somos gotas perdiéndose
en los charcos y el pasto. Pero lo mismo vamos.
Y lo mismo iremos, conscientes de que sólo la confianza
en nuestra propia pequeñez nos hará capaces
de ir más allá de nosotros mismos.

Confiamos en lo que jamás se ve pero se intuye.

Un manto gris que cubre una virgen
a la cual unas viejitas dulcemente rezan.

Un perro busca algo entre las zarzas.
Más allá, el mar se repite.


Esos son nuestros mantras,
nuestras ilusiones, nuestros rezos acordes.
O la fugacidad con que aparecen los instantes.

lunes, 18 de febrero de 2019

Con tu luz en el centro

Te han dicho que todos los volcanes
de todos los valles, bajo todos los cielos,
en el día y en la noche, imploran por tu deseo.

Y sin embargo tu deseo ya no es el mismo;
solo ves la maravillosa forma de las hojas,
en los árboles o en el piso,
y el movimiento que les otorga el viento,
o a Dios, o tal vez vos mismo,
con tu luz en el centro.

domingo, 17 de febrero de 2019

Canción en la montaña

Quién sabe por qué hay veces que unos y otros elegimos
el choque estruendoso de las almas y los cuerpos enteros
que se violentan, sufren y amargan.

Los frutos de esas luchas creen otros conflictos
que animan a muchos a trabajar para una paz mayor.

Ojalá nos espere en otro lado,
y que las rosas,
si es que logramos tener una en nuestro corazón,
nos traigan una placentera confianza.

viernes, 15 de febrero de 2019

Lo deseado

Salgo a pasear a mi perra por el barrio cerrado de unos amigos.
Me acaban de mostrar su nueva casa, que es grande, tiene un jardín
también grande y vista al golf. Al entrar y verlos actuar,
noto que espaciosa adquisición, como no podía ser de otra forma,
no termina de encajar con las restricciones espirituales
que han debido imponerse para tener la casa enorme.

Ha sido un día de un calor agobiante y la noche no ha cambiado eso.
Las casas son en general más grandes que en mi barrio cerrado.
Hay más guardias de seguridad y más mosquitos,
más silencio, y más tensión. Recuerdo bien:
acá, hace unos quince años, mataron a una mujer
y nunca se resolvió el crimen.

Ahora, por las pintadas en los carteles de las inmediaciones,
y por que dice mi amigo, me entero que un vecino
atropelló a una mujer en una ruta cercana.
Pies en la energía y en el karma,
y en un punto sideral al que le queremos dar nombre
pero se mantiene a una altura muy distinta.

Más tarde, vuelvo a casa y veo una serie policial.
Transcurre en la india y mezcla religión con crímenes.
Un universo inventado y grotesco, que tiene de bello
los colores de las ropas y las danzas. Con dificultad,
me duermo, y mientras duermo, se desata una tormenta.

Cuando despierto está fresco. Abro las ventanas.
Miro los árboles. Se mueven  por el viento;
 los pájaros cantan.

¿Existe un momento en el cual
captamos un orden elemental y profundo
y no decimos nada y agradecemos?



domingo, 10 de febrero de 2019

Presente, pasado y futuro

¿Existe un sentimiento que ronda momentos
que no fueron tan grandiosos como ese destello
que conservamos para enaltecer nuestro presente?

Al fin y al cabo uno se sostiene
sobre pilares estrictos y grandiosos de un pasado.

Sobre eso construye sus días, presentes y futuros.
No hay chance de vivir
en un rotunda de conexión con el presente;
tan solo tenemos acontecimientos míticos.

Por razones diversas y misteriosas
encarnan las fuentes primordiales de nuestro
estar en el mundo.

Y ese estar se desarrolla
gracias a las grandes fuerzas.

Ellas son el motivo de nuestras
atracciones y nuestros miedos.

¿Pero si la atracción y el miedo no son más
que los juegos que despliega el deseo
para jugar en un parque de una belleza desconcertante?

¿Y si lo dramático no fuera más que lo más intenso de la vida
que se presenta para que veamos un camino de paz
que no llega nunca pero que debemos buscar
como quien busca su comida
y después vuelve a sentir hambre?




El sol detrás ocultándose

    Había también un ulular del viento  sobre las casas rodeadas de enredaderas secas,  unos pinos y cada tanto álamos  y troncos secos entr...