Un manto, una luz detrás, una noche también,
la posibilidad de viajar por la ruta mucho tiempo,
sin sueño y a la vera de melodías pequeñas y fantásticas,
y un amor por los bichos
que en el medio del verano:
se mostraban excitados como nosotros
por tomar incluso más
que lo que el escenario magnificaba.
Paramos en una estación de servicio,
pusimos el auto un poco alejado,
y nos fuimos a la orilla de un río que apenas sonaba
a diferencia de los autos que a velocidades frenéticas
iban y venían detrás de algo que nosotros
ya no buscábamos.
domingo, 1 de septiembre de 2019
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