miércoles, 29 de abril de 2020

Lluvia en la madrugada

Te levantás a la madrugada acelerado
por las pesadillas y la tormenta.

Intentás meditar pero no es posible.

Los relampágos irrumpen
en tus ojos cerrados,

y pedís sin convicción 
una muestra de que tus esfuerzos
valen la pena.

Pero ese mensaje
no llega

y de pronto, solo pedís 
más lluvia sobre el techo.
Y la lluvia cae.

martes, 28 de abril de 2020

De una mesa a la otra

Los problemas promueven
el temple de nuestros días.

Eso escuché, más o menos así,
una tarde que tomaba un café
en una mesa de una vereda
de un barrio alejado de mi casa.

La dijo un viejo muy alegre.
Se trata de una forma de que los instantes
se vuelvan tiernos en la lejanía.

Barcos que se perfilan
en el horizonte.

Dijo después.

lunes, 27 de abril de 2020

Esos inviernos de hace diez años

Me acuerdo de las vacaciones

de invierno.

 

En el viaje de día, planeaba

en una finca cercana.

 

pasar los mediodías y las tardes

mirando las montañas entibiadas

y después recorrerlas a pie 

en una parte ínfima.

 

Me gustaba recorrerlas solo un poco

y dejar que el resto, la inmensidad

de cada cuerpo, quedase 

sin ser tocado.

 

Después, escribía poemas

y me sentía feliz por eso

y por mirar las cosas que elegía

durante el tiempo que deseaba.

domingo, 26 de abril de 2020

sábado, 25 de abril de 2020

En un jardín

En un jardín 
que recuerdo perfectamente
bañado por la lluvia
un día de otoño
templado
en un año
que debía ser de los primeros
de mi adolescencia 
supe que lo que deseaba
por sobre todas las cosas en el mundo
era percibir
lo que estaba
percibiendo de una manera
que solo puedo llamar
antigua 
porque ha de haber sido
la manera que otros
  lo habrán percibido.

viernes, 24 de abril de 2020

Sol y luna

Decidir 
lo que sea
que sienta
que debo
en los márgenes
de un espigón
golpeado
por olas
y viento
de un día
frío y gris
que habla
de una soledad
superada
en la medida
que el fuego
anidó
sobre pasto seco
y el pasto seco
se encendió
en nuestro
pecho.

Forma concreta

Busco una forma concreta
y feliz
delicada y temprana
capaz de germinar 
para dar impulso
a obras
que se irán 
como se van 
esas que son, siendo las mismas,
a veces bellas
y otras feas.

Los pájaros
pasan por el jardín,
eligen una rama
y desde ahí
trinan
y siguen.

Así quiero
hacer yo.

jueves, 23 de abril de 2020

Placer de niño

Me meto con una bolsa de juguetes 
con forma de animales
en la bañadera
con unos seis o siete años
y siento un placer
imposible de describir
bajo ningún tipo de forma
o manera 
porque lo que en ese tiempo sentí
es imposible de sentir más
y es imposible de trasladar
como el sentimiento que era
a cualquier otra persona
e incluso para mí mismo
porque, como dije,
la sensación 
espontánea 
y real
excede
todo
menos
el tiempo
en el que ocurrió.

miércoles, 22 de abril de 2020

Nacidos en los 70

Fuimos moldeados por modos 
que han perdido vigencia,
 
supongo que gracias 
a la tecnología,

pero en nosotros
todavía generan impulsos,
vueltas, idas, deseos 

que buscan adecuarse 
a pautas que quedaron 
fuera del planeta

como los dinosaurios.

Y nosotros buscamos 
a esos dinosaurios 

sin saber que ya no 
siguen en el planeta.

Y mientras tanto
pasan los días, 
y pronto los años.

Una noche frente al mar

Un noche frente al mar
noté que viví
en el Antiguo Egipto,

y que si seguía ciertas 
fuerzas, ellas me llevarían 
a los contornos
de la locura.
 
Pero por suerte
había guardianes
capaces de ayudarme
cuando las cuchillas
inmensas, caídas del cielo, 
me amenazaban.

Y el mar, todo ese tiempo 
seguía frente a la playa

y la noche tibia,
llena de estrellas,
me mostraba que no había 
alguien para compartir eso.

martes, 21 de abril de 2020

Esa canción de la que hablo

El título podría ser:
"La victoria sobre...."
Y después "... las angustias
que azotan al cuerpo."

Vi ese título mil millones de veces
en los cuerpos y bajo mi ventana.
En la había de Nápoles.
En el pacífico en México.
En los filos de la cordillera.

Sí, esa canción la conozco
pero no termino de cantarla.

O en realidad,
se me hace difícil su tono.

Sin embargo la he mejorado
como se mejoran
las mandarinas con el frío.

O como lo helado se perfila
en el amanecer del invierno
en el medio de la Pampa
y en el agua sobre los techos.

Sí, así es. Durante las noches quietas,
heladas y azules también
he mejorado esa canción.

Sí, esas noches que mezclan el terror y el encanto
igual que esa canción de la que hablo.
Igual que los muchos días
que intenté llegar a un punto imaginario.

lunes, 20 de abril de 2020

En el principio así fueron las cosas

Quiero hoy
noche sin luna
hablar del punto
donde lo deseado 
a un nivel muy profundo 
es obtenido gracias 
a un ser que habita en nosotros
que decide darnos la oportunidad
y nosotros, no sé muy bien por qué
ni cómo, nos acercamos a él
y tomamos eso que él es
y a partir de ahí
somos uno con él.

Quisiera escribir

Quisiera escribir las cosas
como han sucedido en mi vida.
De la misma forma
y con la misma intensidad.
Y de la misma estirpe y vibración
al punto que otros sientan
lo mismo que yo sentí.

Pero, en realidad,
no sé ya muy bien
lo que he sentido a lo largo de los años.
Y ya no sé muy bien
qué contar ni cómo hacerlo.

Y no sé muy bien cómo recrear
esos instantes, los más importantes,
que tuvieron un margen mínimo
donde entrever cosas que estuvieron
apenas suspendidas,
promesas de un mundo
que podría ser
si uno dispusiese
de un mayor espacio sensible.

domingo, 19 de abril de 2020

Esas orfandades de los cuerpos

Me parece que las orfandades de los cuerpos
se llevan para siempre.

Al final he concluido eso.
Y no lo digo contento sino más bien con pesar.
Pero es lo que puedo decir hoy.
Todas las esperanzas de encontrar
un cielo o algún tipo de iluminación
me parecen irreales
y, en el plano emocional,
nada veo demasiado definitivo.
Ningún pesar ni ningún malestar
lo vislumbro perpetuo.

Y si algo de uno permanece después de muerto,
cosa que dudo mucho, debe de vivir
en un estado dinámico que lo deje
en algún lugar diferente;
no digo cada día, pero al menos cada tanto.

O bien no sería algo vivo
sino una roca que alguien talla
en algún lugar de los cielos
para volver a darle vida y enviarla de nuevo
a padecer y alegrar estas extensas tierras.

sábado, 18 de abril de 2020

Un luna más pequeña que la gran luna

Una forma de estar
un poco más relajado
en la circunferencia
más alta del ojo que vuela
como una luna pequeña
ahora sobre nuestros cuerpos
que miran desde el agua
lo que se acerca para tocarlos
como quien toca lo más leve de lo leve,
eso que estaba recién y ahora no está
pero simula volver.

viernes, 17 de abril de 2020

Cerca de una nueva ciudad

En la soledad
las voces tienden a perder importancia.

Los barcos están amarrados en un río
negro donde las manchas de aceite
crean los restantes colores.

Las voces acá
no pueden ser conectadas
a logros o hitos 
festejados por los otros.

Un monje nos ha dicho
que conviene buscar
la respuesta en los afectos
abiertos a dimensiones
novedosas y difíciles.

Hay obras de arte
en la entrada del puerto.

Nosotros las miramos encantados
fuera de los puntos de valoración
que arman los sistemas de poder 
que diluyen a unos y a otros.

jueves, 16 de abril de 2020

Recuerdos de la selva misionera

En el alto árbol
de lo más alto del monte
se escuchan chicharras
exaltar lo que nos pasa.

Los peces más abajo
supongo que siguen
en la búsqueda
de un haz de luz
que los refleje.

Otros pescadores
vuelven a mirar el cielo
para predecir cuándo
se va a largar la tormenta.

El sol sin embargo
todavía aparece de a ratos
tal como te gusta.

Me parece que hay
un martin pescador posado
en una rama más allá,
igual que en un cuento
que leía de chico.

Se puede decir
que éste es el cielo y que éste
es nuestro tiempo. Brindemos.



miércoles, 15 de abril de 2020

La vida del escultor

Un punto donde la piedra
deja de ser piedra.
Esa es la búsqueda que intenta
cada vez que le toca encarar
lo que está cercándolo y de ese modo,
por el hecho de tallar,
podría dejar en un objeto que represente
procesos y visiones un poco mejor.

martes, 14 de abril de 2020

Horas delicadas

Horas delicadas de una lluvia que sigue.
Agradezcamos eso como agradecemos
los inesperados golpes de la suerte.
O como festejamos un éxito en el centro
de nuestros más fuertes deseos.

Al final se trata de eso.
De tomar lo que está ante nosotros
y podemos tener en la medida
que estemos preparados para esa gracia.

No hay discursos ni visiones.
No hay nada en realidad
capaz de decirnos qué podemos
hacer para lograr tamaña hazaña.

Solo trabajar con buena fe
sobre uno mismo, y sobre uno mismo
construir lo que está en los otros
y en todos lados. Lo que puede ser
llamado energía, fuerza, Dios mismo.

lunes, 13 de abril de 2020

Dedicado a la escultura

¿Y si lo intimo
es el gran tesoro que debemos tomar
para de esa manera darle un sentido
a los momentos que se vuelven
el tiempo que sigue sin pausa?

domingo, 12 de abril de 2020

Pienso en días lejanos

¿Es verdad que los dioses saben hasta cuándo y qué tanto 
exigirnos a nosotros, que estamos tirados ahora en la playa,
a la espera de una señal, algo que nos permita volver a creer
que las cosas pueden ser lo que nunca han sido?

Finalmente

Ahora los animales de los bosques y las selvas
me miran absortos
y las olas venidas desde muy lejos
tocan mis pies.

Nuestro camino

Un árbol esplendoroso
en el medio del jardín
en la noche que consigue
lo perlado de las cosas
hasta que ellas se vuelven una presencia
que rememora lo que estuvo a la par
y hoy tiende a ser lejano
y por eso lo queremos traer
cerca de estas montañas
donde ahora subimos.

sábado, 11 de abril de 2020

Soñé que ya no me importaba

Soñé que ya no me importaban las cosas
que siempre me importaron
y que era feliz con ser quien soy.

Las flores me parecían espectaculares
en cada lugar donde iba.
No necesitaba hacer nada en particular
para probar nada en especial.

De hecho, no precisaba sentir que era
lo que no soy capaz de ser.

Y así me pasaba los días y las noches
a la luz de una fogata, o a la luz del sol
con la mirada en el horizonte mientras
montones de patos, garzas, carpinchos, 
nutrias y yacarés, junto con loros muy grandes,
deambulaban en una estero donde pasé
unos días hace muchos años
con esta placidez que les cuento y ahora invoco. 

La escritura y el David

Me gustaría armar algún tipo de obra, texto, o lo que sea, que tenga calidad. Un objeto bien terminado crea cierto placer para uno mismo también. Creo que así funcionan estas cosas.

Pero por supuesto para lograr eso uno debe ser capaz de soltarse y al mismo tiempo lograr la concentración necesaria para que lo improbable aparezca.

viernes, 10 de abril de 2020

Una y treinta de la mañana, plena cuarentena

Por fin un tiempo de silencio, de paz. Una y treinta y cinco de la mañana, cielo estrellado, luna visible, fuerte, magnifica realmente, tiempo fresco por primera vez en el año, cansancio en parte, en parte tensión por la incertidumbre que han traído estos días. Por eso la necesidad de encontrar silencio se ha intensificado. Como también se intensificaron las necesidades de tener afectos cerca, visibles, reales; mi mujer, hijos. Padres, hermanos, amigos. Ellos empiezan a ser algo mucho más importante importante que las razones que se supone que han movilizado mi vida y que tienen que ver con cosas que hoy en día empiezan a ser bastante menos nítidas.

La pasión en el arte

La insatisfacción como la puerta a un mar que está más allá de Venecia, de Marco Polo, de todos los Dogos, de todos los millones de seres que han tocado sus tierras, y de todas las incontables gotas que han llegado hasta su orilla. No hay, no puede haber, nada que describa lo que dentro mío es una necesidad imperiosa. Algo que persiste y me empuja a escribir esto que escribo. El deseo de decir lo que siento. La necesidad de estar donde no puedo estar. La imperiosa voluntad de construir una isla donde solo está el mar.

jueves, 9 de abril de 2020

Visita al museo

Soñé que veía una obra espectacular en un museo y de pronto, cuando me acercaba, empezaba a verle sus defectos, sus pequeñas imperfecciones, y entonces caía en la cuenta de que esa obra, esa escultura en una piedra roja, era mía, y no sabía si ponerme contento por el hecho de estar en un museo o infeliz por las imperfecciones que esa piedra tenía y que yo ahí, parado como estaba junto con otras personas, no podía mejorar.

Así era mi infancia

Estoy en una especie de vuelta a la infancia remota que tenía una superficie plana y fácil de recorrer si uno quería deslizarse e ir hasta las calles con pinos, lamentos intermitentes de palomas y estruendos de olas que rompían a lo lejos; un verano cubierto, en las entradas de las casas, de flores que tenían nombres que ahora no recuerdo.

Nunca más me levanté tan contento por el hecho de volver al mundo. ¿Y cómo se fue todo eso? Bueno, es lo que quiero saber.

Mundo olímpico

A esta altura, debo confesar también, en torno a todo este tema del ingreso al mundo olímpico de la literatura, que me he tirado el tarot compulsivamente, neuróticamente, de forma continua en el tiempo a lo largo de los años, para probarme cierta valía, o para darme ánimo a veces, también para no sentirme tan chiquito y tan insignificante, para, en resumidas cuentas, garantizarme -de ese modo tan increíblemente infantil-, cierto éxito, un dislate total porque yo, debo decirlo y subrayarlo, cuando entré a trabajar -ahora de pronto lo recuerdo- a una Secretaría del Estado, no tenía una computadora con corrector y debía recurrir continuamente a un diccionario; es decir, no sabía ni escribir con propiedad, mucho menos sabía redactar mínimamente, y aun así me creía importante y talentoso de manera extremadamente inverosímil.

Lo que me reconforta sin embargo, es que seguro que no he sido el único en esta tierra ni mucho menos porque, con el paso de los años me he convencido, que la gran mayoría de las personas
-algunos por fantasiosos, otros por negadores- tienen una manifiesta incapacidad para aceptar la realidad.

Un chat con dos amigos

Hago otra digresión en la cuestión de contar mi ir y venir hacia el mundo literario. Tengo un grupo de amigos -dos amigos en verdad- con los cuales compartimos un chat que se ha convertido en un lugar donde podemos decir realmente lo que pensamos. Es decir, hemos llegado a tener la confianza suficiente como para hablar sinceramente acerca de lo que nos pasa, de los miedos ocultos, de los hechos que nos han condicionado de una manera tremendamente embarazosa a veces, otras según principios que no sería conveniente admitir porque, se supone, generaría una incomodidad importante en el prójimo por el grado de intimidad que sueltan.

Me encanta ese lugar porque es algo infrecuente en tantos mundos. Es muy difícil encontrar a alguien dispuesto a ser honesto conmigo y por lo tanto yo con él. De esa manera, siempre hay una valla que no salto porque me da toda la impresión de que el otro no está dispuesto a recibirme con la falta de prejuicios que yo necesito para que la empatía funcione.

miércoles, 8 de abril de 2020

Hubo un silencio en todos lados

Hubo un silencio en todos lados que se fue extendiendo hacia las profundidades de la tierra y, partir de ese silencio, las cosas empezaron a transcurrir de manera más calma y suave, y los pájaros, los peces en los ríos, las mariposas en el aire, los gatos en las calles y las ardillas en los árboles, empezaron a ir un poco más lejos, día por día, hora por hora, y después minuto a minuto, hasta que la tierra comenzó a teñirse de las escenas que habíamos visto en la infancia, en los libros de aventuras, o en libros muy antiguos, y desde esas escenas nosotros mismos empezamos a soñar con otras vidas, con otros años, y después nos centramos en los días, en sus horas, en sus minutos, y de a poco nos fuimos sosegando como quien hace la plancha en el mar.


martes, 7 de abril de 2020

Escritura con los grandes

Pienso entonces en los grandes escritores muertos -y unos pocos vivos- que fui conociendo gracias a este poeta consagrado, pienso entonces en sus influencias y en cómo aprendí a copiar sus modos, sus pensamientos; es decir, pienso cómo en realidad uno suele ser una extensión, una repetidora, de las ideas de otros que, por un motivo u otro, dijeron algo que ha quedado validado.

Y en ese sentido, pienso en personas que escribieron de un modo especial, elevado, riguroso, y por eso capaz de demostrar lo que está ahí, lo que muchas veces vemos pero somos incapaces de describir, esbozar (o como se lo quiera llamar)-. Y sin embargo, para mí esos poetas ahora tienden a perder fuerza por el paso del tiempo.

Digo todo esto porque, mientras estoy recluido en esta casa por la cuarentena, miro el jardín -los vecinos afortunadamente permanecen tranquilos-, y gracias al silencio, al ir y venir de los pájaros -está el gris del cielo a la espera de una tormenta, la última de un verano-, y pienso que lo que siempre pensé en torno a estos momentos tan fantásticos opera de un modo distinto. Sí, opera de un modo más llano, más desprovisto de una dramatización (o de algo que suene a un cierta impostura).

Y entonces el momento es genial porque el verde, el silencio, el gris, la quietud solamente están ahí, y uno no necesita decir algo al respecto.




Empecemos por Rilke

Me puedo detener en varios poetas. En Rilke para empezar; creo que es el poeta que me resulta más completamente admirable en un sentido humano, aunque es frío a veces, y muchas veces, ahora que lo pienso, termina siendo demasiado esmerado en su deseo de ser tremendamente profundo. Sí, ahora que lo pienso -aunque en realidad de forma más inconsciente siempre lo pensé- sus poemas más cortos, los más impresionistas tal vez, son los que me resultan más increíbles, más fuertes a la hora de traducir lo esencial que está enfrente y que a todos se nos escapa -pero no a él-. Pienso en poemas como Hortensia Azul, Antes de la lluvia de verano, y otros más que ahora no recuerdo por su título y que no estoy dispuesto a buscar ahora. Pero también hay tantos más poetas increíbles que centrarme en uno o varios es bastante relativo.

lunes, 6 de abril de 2020

Canon universal

Me acuerdo durante años mi recorrido, lectura y proximidad con muchos poetas y narradores extraordinarios que forjaron el canon universal de lo que entendemos por voces elevadas -por lo general seres surgidos de la profundidad de dramas interiores significativos y apasionados-, seres que, se supone, justamente por eso pudieron ver a la cara más cruda de la vida y de ahí volverse libres y capaces de decir lo que les tocaba decir de una manera superlativa que, por supuesto aún hoy, es admirable aunque, por el paso del tiempo, a veces, les cuesta mantener el efecto en nosotros. Bueno, esas gente se supone que es el norte de uno, pero por supuesto, como todo ese programa se vuelve tan  endiabladamente dramático, y como tampoco uno está muy seguro del valor de sus resultados, todo el  trajín termina generando un malestar en uno que no termina de diluirse. Solo un cambio profundo y sincero de mirada podría ser eso. Y ese cambio es muy difícil.


domingo, 5 de abril de 2020

Escritura y pareja

En ese tiempo, otra de las cosas que hice, ahora también recuerdo, fue intentar acercar a mi pareja a ese mundo. En lo esencial, era consciente de que cada gran escritor tenía grandes escritores de amigos y que esos grandes escritores compartían tiempo y salidas con sus parejas, y por lo tanto yo tenía que hacer algo por el estilo.

Pero, una vez más, los problemas eran superiores a mis posibilidades: no solo mi pareja no tenía una predilección especial por la literatura -y me atrevo a decir que ni siquiera por lo que se denomina alta cultura- sino que también, lo veo decir, había un mundo en ella -jovial, alegre, desprejuiciado- que ciertamente costaba emparentar con las maniobras artificiosas y pautadas de ese otro mundo al que yo quería acceder, el literario.

Escritura y gloria literaria.

Me acuerdo ahora de tantos pero tantos escritores editores que tuve la suerte de conocer, y de cómo todos ellos me enseñaron a guardar la debida distancia a sus juegos, modos, dinámicas, formas de interpretar el ingreso a ese Edén maravilloso -o una suerte de ciudad sagrada muy especial- que supuestamente es la gloria literaria.

Vistas las cosas con cierta perspectiva, sus maniobras, y sobre todo mis esfuerzos, no tienen la menor importancia incluso en el sólido pero restringido mundo editorial de la literatura de mi país, y por supuesto en el mundo, pero para entonces esos esfuerzos eran necesariamente el primer y necesario eslabón para creer que sería capaz de protagonizar algún tipo de hito que justificase toda mi maraña de creencias -y sobre todo desamparo- en torno a mi vida y mi realidad.

sábado, 4 de abril de 2020

Escritura, esfuerzo y patetismo

Bien, ahora de vuelta a mis recuerdos con los poetas consagrados. Lo interesante sería, me imagino, contar las vivencias que tuve con algunos de esos poetas. En esencial, solo para desnudar mi patetismo. Un rasgo, seguramente uno de los principales, que está presente de manera superlativa a lo largo del desarrollo de mi periplo por la literatura. Y digo esto porque ese patetismo me llevó, con muchos bríos sin duda, por caminos que nunca hubiese tomado, y por posturas que nunca hubiese sostenido sino fuese por el hecho de que debía afianzarme en un mundo desconocido -el literario- y que mis herramientas -ahora lo veo con claridad- eran más bien pocas.


Cuarentena día 15

Ya vamos quince días de cuarentena y es útil, tal vez, decir qué tipo de avances o conclusiones surgen de estos días de mayormente encierro y reflexión. Ahí vamos.

* Estar más cerca de la naturaleza pasa a ser mi prioridad.

* Estar en un lugar de silencio también. Me parece un capital inmenso. La tranquilidad. Tener garantizado el silencio (aunque me pregunto si alguna vez, cuando logre estar en ese lugar, no encontraré otro tipo de molestias que me demostrarán que mis problemas estrictamente estaban en otro lado -lo más probable-)

* La riqueza está en tener lo que uno realmente necesita. Es decir, todos tenemos necesidades muy personales -más allá de las convenciones sociales-. Por lo tanto, tener la posibilidad de librarnos de esos mandatos o ropajes, y atender a nuestra más genuinas necesidades, es muy importante; es clave.

* No hay verdades en la dimensión del espíritu; todas las hipótesis están en un estado -de aproximación más bien- a un punto que es inasible, y ese punto está condicionado por la mirada del sujeto. Las consideraciones que entran a la hora de sacar una conclusión son tantas que es erróneo pensar o creer que algo de lo que definimos es cierto, categórico.

*La versatilidad debe ser un modo que nos permita encontrar distintas formas de abordar los mismos espacios para así descubrir que las posibilidades que nos da la realidad son muchas más de la que nos acerca cualquier discurso en sí.

* Uno tiene una estructura psíquica que genera dinámicas que tienen sus fuerzas y contrafuerzas. Entender cómo operan es clave también para volver más versátiles esos procesos que tienden a endurecer nuestra mente y por lo tanto nuestros sentimientos.

*Mente y sentimientos están unidos. Cómo pienso tiene que ver con cómo me siento. Cómo me siento no miente nunca. La mente en eso es más ladina. Mucho más hábil para sembrar ilusiones o irrealidades que esconden en sí la necesidad de sostener ciertos discursos.

*Estamos atravesados por discursos que son en gran parte falsos, y que esconden trampas o mentiras que precisamos para enfrentar angustias, desamores, desencuentros, el dolor. Mantener esos discursos nos permite sentir que tenemos cierta identidad pero a un costo muy alto. Si miramos nuestro interior con franqueza veremos que somos muy diferentes de lo que pensamos.

Poetas consagrados

Con el tiempo, gracias a este poeta consagrado, pude conocer a otro poeta, esta vez no tan consagrado (entiendo yo que porque era más joven) que me aceptó un texto que tenía -el relato poético de un amor adolescente de verano-, en su joven editorial, que editaba a jóvenes poetas que, supuestamente, por entrar a ese catálogo, quedaban en una situación privilegiada, con relación a otros muchos jóvenes que escribían poesía y pretendían ser aceptados por la calidad de sus trabajos, de modo de poder realmente sentirse más poetas -dado que un mayor reconocimiento significa mayor énfasis en el título que uno tiene sobre sí-.

Y por supuesto, el lanzamiento de ese libro no significó lo que yo necesitaba -en cuanto a lo que se denomina para muchos autoafirmación- porque aparte de algunas lindas y buenas devoluciones -que a mí me parecieron escasas-, ese libro no generó nada demasiado contundente, ni importante, en la comunidad literaria, sistema de poder del yo esperaba recibir algún tipo de investidura que me otorgase otro tipo de lustre, o al menos un mínimo espacio desde donde pararme a creer más en mí.

viernes, 3 de abril de 2020

Escritura e historia

Me acuerdo ahora que por ese entonces, con estos jóvenes poetas, íbamos a jugar al futbol y después a comer algo, y ese tiempo, ese estar ahí -yo suponía que de algún modo haciendo historia-,  me generaba cierta tensión, sin duda cierta exigencia por generar yo mismo cierta importancia frente a la propia importancia que los demás se arrogaban gracias a sus incipientes pasos en el limitado mundo de la literatura, uno que, ya lo dije pero no me canso de repetirlo, a mí me era ajeno, pero no por eso estaba dispuesto a dejar pasar, por más que yo no tuviese, de modo esencial -esto también lo dije-, las condiciones para entrar en él.

Pero, como yo no tenía en definitiva ningún tipo de atributo, fuerza o condición para estar demasiado encumbrado en ningún mundo, supongo que por un montón de mandatos familiares, sociales y por condiciones mías que ahora no me voy a describir en detalle, ahí estaba yo, pujando, corriendo atrás de la pelota.

Escritura cada vez más patética

Entiendo hoy que para sostener esa incursión por la literatura, una estepa amplia, fría y sumamente difícil de abarcar, no me quedó otra que aceptar hacer distintos tipos de programas -que incluyen practicar karate por más de cuatro años, luego veremos mejor por qué-, que me generaron distintos esfuerzos y que, demás está decirlo pero lo voy a decir, no me dieron los frutos que esperaba.

En lo principal, según creo, porque nunca pude armarme de un encanto, de un hálito. Nunca pude, a diferencia de otros, por decirlo de alguna manera, superdotados para las cuestiones literarias, generar una atracción en la manada. Ese tipo de impulso, de intriga, de necesidad de estar cerca de una persona que es literariamente atractiva.

Pero otros amigos de entonces sí lo lograban. Y convocaban a quienes estaban como más allá de una valla. Esos que no estaban a la altura de su vuelo literario pero podían ser perfectamente sus apasionados fans.


jueves, 2 de abril de 2020

Escribir en soledad

Y por supuesto desde que me puse a escribir, siguiendo un estela que buscaba la excelencia, y sobre todo lo impresionante para el prójimo, intenté cosas elevadas y consagratorias que por supuesto no aparecieron jamás en una medida siquiera parecida a mis pretensiones.


Pero todo esas frustraciones, lo notable, es que jamás me impidieron seguir escribiendo. A priori, parecería que estamos frente a un caso -que muy contadas veces tengo- de una tenacidad fuera de serie. Una convicción solitaria y absoluta en pos de la posibilidad de pulir realmente mi voz para que lo que deseo decir sea finalmente dicho. Algo que confío que algún día va a ocurrir y me va a permitir estar sumamente contento (aunque sospecho que nunca va a ser el tipo de felicidad proporcional al esfuerzo impotente que vengo sosteniendo).


miércoles, 1 de abril de 2020

Escribir para el otro

Me acuerdo que así, con este poeta consagrado, conocí a otros poetas, la mayoría jóvenes estudiantes o licenciados de la facultad de filosofía y letras, algunos pocos ya profesores, que comenzaron a ser mis puntos de referencia, siempre lejanos, siempre inalcanzables, porque mi tiempo, mi formación y sobre todo mi verdadero ser pensante era diferente. No había manera, la mayoría de la veces, de que yo fuese capaz de hilvanar discursos, silencios y conceptos de la manera que ellos lo hacían, con la prestancia intelectual, que ellos desplegaban, con esos modos retorcidos pero a la vez, a fin de cuentas, certeros.

Había un tema que nos distanciaba y ese tema tenía que ver, sospecho, con un oficio.


En la tierra helada

  Pero a los pocos días, andando por el jardín de tu casa, pisé unas hormigas y aparecieron de nuevo las tragedias que podrían tocarme en la...