El objetivo es armar un jardín suspendido, como una isla, en donde se verá más abajo el agua turquesa, y más abajo unos diablitos rojos con sus tridentes; todos ellos sonrientes y con la vista dirigida hacia arriba. Estarán esos diablitos junto a unos cofres abiertos que mostrarán monedas de oro, rocas y algas, vegetación submarina más que nada.
Y sobre la isla se podrán ver niños jugando en la playa con palas y baldes y sus padres, a un costado, estarán tomando sol en reposteras blancas, y arriba de ellos habrá un buitre inmenso, dibujado como en un escudo de armas, que abajo de su gran cuerpo dirá: El amor ama amar al amor.