martes, 30 de abril de 2019

Convivencia

Vamos desplegando un mundo irreal
frente a los otros y frente a nosotros mismos
mientras mantenemos una verdad íntima y profunda
con la forma de un roedor chico y asustadizo
que le gusta hablarnos al oído en busca de una entereza
que no estamos en condiciones de darle.

Y así vamos, los días de los días, y tal vez,
a veces, con un esfuerzo inmenso, logramos algo
de lo que ese pequeño roedor reclama:
unas palabras de aliento para que nuestro sentir
se acerque al de él y se funda en una percepción,
o más bien en una honda certeza.


domingo, 28 de abril de 2019

En el fondo del océano

Es extraña y a la vez lógica
la manera cómo los rasgos contenidos,
y a veces exhorbitantes, se perpetúan en los hijos
para que una serpiente extremadamente silenciosa
crezca en un árbol que busca la miel de la imbecilidad
que se desparrama de a poco, y mucho más de a poco,
nos desafía a modificar, con rasgos un poco más personales,
los tonos que alguna vez tuvieron los dioses
en un friso depositado en el fondo del océano.

viernes, 26 de abril de 2019

Bajo un cielo tormentoso

Una noche bajo un cielo tormentoso
queríamos armar un discurso
capaz de dar con la verdad de las cosas
para ponernos arriba y gozar
de una especie de inmunidad.

Pero una y otra vez notábamos
que el esfuerzo era en vano:
nada de lo que decíamos
lograba captar la complejidad
de un lugar o hecho que describíamos.
Y chocábamos contra esa verdad cada vez
que queríamos ser dueños de ella.

Hasta que notamos que también nosotros
estábamos encerrados en cierta época.
Lo dicho nunca es suficiente para describir
lo que este universo genera, dije.
Los eventos ocurren y atrás vienen
las construcciones para apoderarse
de hechos y ganancias con el fin de generar un poder
que aliviane la caducidad de las cosas, agregaste.
Éramos después de todo elocuentes.
Y complacidos nos dijimos buenas noches y callamos.



martes, 23 de abril de 2019

Puertas en el cielo

Amigo, si alguna vez,
al borde de la desesperación,
miraste a alguien 
con ternura,

aunque todavía sentís adoración
por lo dramático,

las puertas del cielo 
te van a parecer
cercanas.

sábado, 20 de abril de 2019

En la vigilia

Las cosas, con suerte, logran detenerse
en su propia inconsciencia
para que nuestras ideas en la vigilia se vuelvan diáfanas
y vayan, corran como agua bajando la montaña,
y los pájaros, en las ramas, celebren eso, y los colores
multiplicados durante ese día que tardó tanto en llegar,
se acerquen al cuadro, y ellos mismos lo pinten,
y las cartas del tarot se conviertan en preciosuras
que no cuenten nuestra propia vida sino
muchas otras existencias a través nuestro.

miércoles, 17 de abril de 2019

Tiempo pasado y futuro

De pronto de mi casa, de la calle inclusive,
se han retirado esos ruidos y vaivenes 
que esconden el hecho de que no hay un mundo 
que se mueve con extrema lentitud.

Pero apenas disfrutamos
un tiempo ínfimo de ese inmenso espacio.

Ahora vemos que estamos fijos en ese punto
que también se mueve
con una lentitud enorme.
Que nos quiere acompañar,
incluso por otros tiempos,
pasados y futuros
para que en una soledad muy íntima
sepamos cosas que ahora no sabemos.

sábado, 13 de abril de 2019

En el agua nos aguarda

Hay cosas que se dejan entrever
y son absolutamente bellas
y duran muy poco, porque lo poco 
es la razón de su belleza. 
Y porque la belleza es la razón 
de tantos momentos ingratos,
vivencias que condicionan 
una vida cimentada en los rastros
que dejó el dolor (cosa que verificamos por las noches). 
Y sin embargo, eso bello y efímero no sabemos cómo
está porque apareció en algún momento, y desde entonces,
reaparece de pronto como un delfín que salta
y en el agua nos aguarda.


jueves, 11 de abril de 2019

Buenos Aires, pintura 1, la belleza de lo imperfecto

Quiero contemplar el río mucho tiempo y tener algo de esa entereza, algo de esa descomunal fuerza en mí. Donde vivo hay un río inmenso; se abre paso hasta el mar, un fenómeno único que muchos pasan por alto pero que se puede captar en su dimensión última, la más sutil. Y lo mismo tantas cosas como en tantos lados.

Aunque tal vez un poco más por acá: esta ciudad tiene un conjunción de esplendor y miseria infrecuente. Una civilización impostada, falsa, pero al mismo tiempo, en puntuales y contados espacios, reluciente y admirable, un emplazamiento que quiere superar a su propia barbarie, aunque ella irremediablemente siempre vuelva, igual que las olas a la orilla.

O más bien, pasa que ese río, gracias a los encumbrados, alimenta una resistente miseria que a su modo se encarga de destruir lo bello y lo plácido.

Por supuesto que todo podría ser diferente. Todo cambiaría si la pobreza cruel y potente sobre la que sostiene sus columnas se alejara, como pasa en los países del norte, que pueden direccionar lo explotado hacia al sur, o hacia el este. Pero en nuestro caso eso debería ser mucho más al sur o al este de lo que estamos; lo cual es un imposible. De manera que eso no pasa por acá. Por acá, de hecho, las cosas son más intrincadas y, desde el punto de vista sentimental, más próximas (seguramente porque no hay autoridad que se imponga). Nadie obedece a nadie. Lo indómito persiste incluso cuando los otros, los doblegados, son destruidos.

O en verdad caen, pero solo por un momento, porque sus hermanos y sus hijos, y enseguida muchos otros, aparecen, toman su lugar y resisten, luchan para revivir la dimensión bárbara a la espera de un contacto que los pueda reinstalar. A través del esfuerzo, buscan de corazón lo que se supone que es algo brillante y logrado. Una situación próspera, un manto capaz de crear riqueza. Lo perfectamente deseado.

Si los lugares se definen por sus tradiciones, recién después vienen sus movimientos hacia el futuro.

La tarea de transformar lo que se hizo una costumbre, y lo mismo pasa con nosotros, es el esfuerzo de una vida. Son muy similares los cuerpos cualquiera sea su forma o dinámica. Y muy similares las cuestiones que debemos resolver unos y otros. Si de continuo la tragedia invade cualquier ciudad, acá cualquier tragedia se vuelve una presencia un tanto más hiriente; la posibilidad de una salvación parece por momentos posible, pero una y otra vez, a pesar de contados y pequeños avances, esa maravilla nunca ocurre. Y las olas van y vienen, y a nosotros nos toca descubrir la belleza de lo etéreo, las bondades tornasoladas de lo imperfecto. Y en eso estamos.

martes, 9 de abril de 2019

Por fin hay paz en el Valle

Por fin hay paz en el valle,
las abejas han tomado control de los plantíos,
los pájaros se animan a cruzar los pequeños charcos a nado,
ninguna voz disonante sale de la iglesia
(ahora más deteriorada que antes).

El viento es suave, ligero como hacía tiempo
no eran ligeras las palabras del padre, 
quien ha dejado de decir lo que debemos hacer. 

Por lo visto, optó por mirarnos con cierto embarazo,
como si su propio rol de pastor de ovejas hubiera mutado
hacia la visión de un tiburón, grande y fastuoso, 
que irrumpe en una pileta casi del todo helada,
y trae así un encanto evidente 
al invierno que recién comienza.





viernes, 5 de abril de 2019

Así ocurren los milagros

Muy rara vez los milagros ocurren.
Pasan tan poco porque dependen de nosotros mismos -en esencia-
y de un montón de cosas que tienen que conjugarse
para que algo absolutamente extraordinario acontezca,
por sobre todas las cosas, por la disposición intima
que podemos llegar a poner para que las cosas
que no eran capaces de suceder, sucedan.

A los milagros por lo tanto hay que buscarlos.

Y se les debe agradecer su ocurrencia,
y la enorme capacidad de uno
para que esas cosas extraordinarias aparezcan.

Los milagros no dependen de la fe
(si consideramos que la fe es ciega).
Los milagros precisan de un lúcido empeño
capaz de promover su ocurrencia,
y de una dosis elevada de perseverancia
en torno a la fuerza interna que tenemos
al momento de conectarnos
con lo que no somos pero que nos acompaña
y nos puede acompañar mucho más,
que es precisamente lo que ocurre
cuando el milagro se presenta
y las cosas que no nos competen
logran ser de nuestra competencia
y lo inalcanzable queda al alcance de la mano
y los perros del mundo dejan de ladrar.








martes, 2 de abril de 2019

Llegado un punto

Tomo todas las palabras del mundo,
sus significados más encumbrados y más bajos,
y los más remotos y más llanos,
los empleo para decir:
agradezco verte para toda la eternidad
que dura lo que en nosotros permanece.


Sosiego

Creíamos que las cosas eran complicadas y tendíamos
a buscar la marca del drama
en los dioses y en todas las fábulas
que nos habían leído mientras intentábamos conciliar el sueño.


Y en alta mar,
durante las noches de invierno,
nos veíamos.

Y sin embargo, todo esos inventos
hoy ya no están, y nosotros vamos por la playa,
decididos y tranquilos, como habíamos soñado.



Podría pintarlas

  Frente al río iban unos patos en viaje. El viento era calmo. Una garza aprovechaba los últimos momentos para caminar por el agua. No inten...