martes, 28 de febrero de 2023

Acariciando la pared con la mano

 

Más tarde, acostados en las colchonetas inflables, nos quedamos acariciando la pared de la pileta con la mano. “Me gustan los azulejos”, dijiste. Cada tanto distinguíamos de qué especie eran los pájaros que revoloteaban por las copas de los árboles. “Cuando quieras te sostengo sobre el agua”, dije al fin, y sonreíste. En el borde de la pileta, sosteniéndote parada con los dos brazos hacia atrás, me mirabas.  

 

lunes, 27 de febrero de 2023

Una forma de aliento

 

Ese recuerdo ahora viaja como una forma de aliento y lo mismo el panal que prendimos fuego por sugerencia de tu abuela. Lo rociamos con alcohol desde cierta distancia y después, cuando le tiramos un paño encendido, las abejas volaron hacia nosotros que divertidos corrimos con el alcohol y los fósforos en la mano hacia la pileta y, riéndonos, nos tiramos al agua.

domingo, 26 de febrero de 2023

Una rendija en la pared

 

Una rendija en la pared de madera de la casilla nos hizo ver las partículas del polvo elevándose por el aire. Soplaste. —Son planetas, y este… —dijiste, señalando el reducido espacio de la casilla —es el universo. En el puesto más allá de la ruta por la que entonces casi no pasaban autos habíamos echado unas mantas dentro del puesto. Contenta, después dijiste: —Ahora nosotros también vamos a dormir… 

 

sábado, 25 de febrero de 2023

No sabría decir dónde

 

Tus padres, me contaste, dormían la siesta con la puerta cerrada, el ventilador de techo y otro de piso al máximo. No soportan la luz, dijiste. Esa noche soné con una sortija agitada por un hombre de guardapolvo azul al costado de la cama mientras tus padres, tal vez para entonces muertos, seguían acostados. Después, ese hombre desparramaba los frascos de perfume sobre la cómoda y se daba vuelta a mirarme. Lo había visto alguna vez en mi niñez, supongo que era un pervertido de los que por entonces abundaban, pero no sabría decir dónde… 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 23 de febrero de 2023

A la salida del centro Pompidou

Ida al Pompidou. Antes el Louvre. Me cuesta decir qué tiene valor en el arte porque existen múltiples fuerzas culturales que invaden mi cabeza y me llevan a lugares indicados por otros. Es difícil separar los gustos personales de los gustos colectivos, pero en esa separación radica el arte.

Louvre. Le digo a mi hijo que las esculturas "clásicas" no me llaman demasiado la atención, pero después me cuesta explicarme. Pienso un poco: busco un acercamiento capaz de dar con la potencia de la materia. A esa fuerza la llamo "esencial." Por lo tanto, las imitaciones "naturalistas" si bien me admiran por su precisión a la hora de representar el mundo visible, muchas veces no llegan a tocar el punto de encuentro con fuerzas que tiene que ver con una composición que anuncian algo que jamás se presenta. 

Las esculturas naturalistas se pierden en la representación misma porque copian sin ahondar en la composición. Si convenimos que "algo" sostiene a la materia, y que ese "algo" no son solamente moléculas, podemos decir que existe un aspecto etérico que conecta a la materia con la creación. De ese modo, podremos entender mejor el camino hacia una composición que solo expresa lo intuido. Una fuerza que no depende de una fórmula o definición sino de un misterio que se define en el objeto.

miércoles, 22 de febrero de 2023

A la hora de la siesta

 

Esos días, a la hora de la siesta, bajábamos entre cardos con puntas violáceas para seguir por donde crecían unos frutos rojos con forma de bolitas muy valorados por los zorzales. También en esos días sacaste la foto del dorado, que debe de estar en algún cajón. En la imagen, unas burbujas se deslizan alrededor de una piedra de por lo menos medio metro de alto, junto al dorado que todavía respiraba. Se lo ve acostado sobre la piedra y nosotros a su lado sonrientes. 

 

martes, 21 de febrero de 2023

Frente a la catedral de Toledo

Feria en la plaza en Toledo frente a la catedral. Venden vino caliente. No me atrevo a probarlo. Pruebo con una señora que vende panes. Luego, con un joven que vende quesos. Me da a probar. Su energía me parece franca, sentida. Lo espontáneo. Lo silvestre también por acá. Sigo, también hay churros a la venta. Comemos en la plaza. Unos italianos hablan. Dos hombres que pertenecen a cosas raras, prejuzgas. Por lo demás, jóvenes y una familia que come en la barra. Cuando me digo que el restaurante es trabajado por peruanos. Todo se enlaza en la tierra. Toledo tiene una impronta fortificada y una estatua que pretende adoptar a Cervantes.

lunes, 20 de febrero de 2023

En la casa de tus padres

 

En la casa de tus padres, el reloj de pared era un buitre con alas de ébano. A un costado, en un óleo de buen tamaño, unos pescadores con sombreros de paja arrojaban sus redes. Los sillones del living eran “Chester”, decía tu madre, pero a mí me gustaban más las alfombras persas del comedor y el vestíbulo, y sobre todo las arañas de bronce que simulaban rosas en las lámparas. 

 

Esa tarde, en la mesa, cuando se llevaste una ciruela a la boca, sentí la necesidad de serenar a mi cuerpo, aunque más tarde debiera hacer lo mismo y mi ansiedad otra vez fuese una espesura gigante. Era la hora del té y en la tetera veíamos las hebras. Son de la India, dijiste. Diminutas, unas pocas habían pasado el colador y nadaban en el agua, y las bebías.

domingo, 19 de febrero de 2023

El aire del fin de la tarde

Más temprano, en la orilla veía cómo la línea de mi caña dividía el agua mientras, con tu rodilla tocando la mía, mirábamos unos pájaros bajar a tomar agua. Son benteveos, dije. Después, pescamos el dorado. Está tibio, dijiste al tocarlo cuando salió del agua. Las nubes pasaban y nosotros seguíamos atentos a las cañas, custodiados por paredes altas de ligustros bajo la sombra de los lapachos, viendo por momentos a las calandrias. Saltaban en la orilla. Cuando por fin volaron solo quedó el aire del fin de la tarde. 

 

 

 

 

 

sábado, 18 de febrero de 2023

Tiempo en Londres

Londres. Caminata por Chelsea, después un taxi hasta un lugar cercano a la Torre de Londres. Esta vez por un tema de compras. La falta de avenidas en esta ciudad no ayuda al tráfico. El centro no es lo más atractivo, pero tiene encanto. Bajo por una calle. En un pub, un grupo de sesentones, sentados en mesas altas, toman cerveza. Es mediodía. Domingo. Parecen felices. 

En los alrededores de la torre de Londres, veo algunos turistas. Un ir y venir en busca de atracciones. Miro un poco la torre. Es un palacio medieval. El encanto de la antigüedad. En los jardines, un hombre levanta papeles. Buses turísticos a mi derecha. Contemplar y no hacer nada más; dulce tarea.  

Sigo hacia el puente de siempre. La pompa que afecta a los reinados. Bajo al costado donde se puede ver el río.  Al lado de una fuente, hay una escultura de un delfín con una niña. Están suspendidos. Feos. Me quedo un rato mirando. Pasa la gente. Una familia de rusos toma fotos en la fuente y por supuesto hacia la torre. Atiendo a sus caras. No termino de entender si trasuntan felicidad.

Luego, junto con mi mujer y mis hijo, cruzamos el puente en busca de un restaurante. El lugar tiene esculturas redondas y cuadradas. Carecen de gracia. Quién pudo autorizar el emplazamiento de esos objetos. Almuerzo en un restaurante de impronta italiana. Abundan en Londres. Una pareja de jóvenes se toman fotos a la salida. Se filman. Van en ese tren "estrellas del espectáculo".

viernes, 17 de febrero de 2023

Volví a los galpones

 

Volví a los galpones de gallinas después de tanto tiempo. El camino que sale del pueblo estaba embarrado. Al pasar, me sorprendió la cantidad de basura al costado del camino. Un rato después, crucé la ruta para comprar agua en una parrilla que tiene éxito entre motociclistas y gente que escapa de la ciudad. Seguí hacia los galpones y después, en pleno campo, vi el cadáver de un zorro o tal vez de un gato (estaba tan aplastado que me fue imposible saberlo).

 

Una vez, recuerdo que mi padre me comentó que morir será un recuerdo imposible. Sin embargo, no dejaba de impresionarme el cuerpo tan aplastado y podrido. Para distraerme miré las piedritas en el camino y fijo en ellas seguí un rato hasta más adelante donde, tomando agua enfrente de unos espinillos, vi unos pájaros negros que andan en grupos de treinta a cincuenta y tienen ese gorjeo tan dulce. En el cielo, se escuchó un motor lejano: una avioneta pasaba entre las nubes. Acostado, cerré los ojos para escuchar cómo se perdía el sonido y gracias al viento solo quedaba el murmullo del pasto. Fue entonces cuando tu cara de joven estuvo de nuevo conmigo. 

 

 

jueves, 16 de febrero de 2023

Plumerillos inmóviles

Miré entonces el suelo donde iban montones de hormigas cerca de mis pies. Me recordaron cuando de joven en una estación de servicio abandonada escuchaba el ruido de la ruta mirando unos plumerillos inmóviles. También en esos plumerillos se veían hormigas grandes y negras que armaban hormigueros con forma de volcanes. 

 

miércoles, 15 de febrero de 2023

El aire templado en la noche quieta

  

 

 

El aire templado en la noche quieta ampliaba el canto de los grillos. Los plumerillos casi no se movían. Miraba el camino de tantos días: en mi cabeza iba hacia un palacio medieval en la montaña. 

 

Me gustaría ir de nuevo por ese camino y adentrarme en el campo que tiene montes de eucaliptus y pasturas bajo los árboles y seguir hasta echarme en la arena a escuchar las gaviotas llamándose antes de la rompiente.

 

Y con el sol ido, al volver a la casa, vería resplandecer el olmo inmenso mientras unos sapitos en sus alrededores buscarían una luz que los reflejase. 

martes, 14 de febrero de 2023

En el sueño

 

En el sueño, escribía en la nieve con la ayuda de un palo. El idioma era desconocido, pero los trazos me eran familiares. Dibujos que pedían otros paisajes. 

 

Al despertar, gracias a la lluvia los ruidos se aplacaban. Lo vivido adquiría un sentido; ya no me importaban las inquietantes manchas de petróleo en la arena blanca. Llovía y sentía las gotas, millones, pequeñas, suaves, en el techo. Una a una me invitaban a permanecer concentrado hasta escuchar a lo lejos un zorzal. 

 

De esa forma, pensaba, podría olvidar que de los infortunios hice un compendio de temores que me ataron a un palenque y que desde entonces mi salvación sería salir de ahí.

 

lunes, 13 de febrero de 2023

Ya con el sol ido

Ahora mismo me gustaría ir de nuevo por ese camino, pensé, me encantaría adentrarme en el campo que tiene montes de eucaliptus y pasturas bajo los árboles. Seguir a pie hasta llegar al mar y echarme en la arena a escuchar las gaviotas llamándose antes de la rompiente.

Y después, ya con el sol ido, al volver a la casa, ver el árbol que resplandecía mientras unos sapitos en sus alrededores buscaban una luz que los reflejase

domingo, 12 de febrero de 2023

Un parral rebosante de uvas grandes

 

Cuando iba en bici hasta un parral rebosante de uvas grandes y moradas algunas calandrias salieron volando antes de que llegase a ellas. 

 

Después, al llegar a la casa donde pasé con mi abuelo varios veranos, con el sol en la cara, me pregunté cómo ablandar lo que es duro. 

sábado, 11 de febrero de 2023

Londres 2023

Londres. El orden de algo sereno. Lo civilizado. Pero el mundo está lleno de tensiones. Siempre existe gente conflictiva, aunque es cierto que acá están disimuladas las tensiones. Caminata por el costado del Támesis. Estoy en un lugar de un barrio, Fulham, que no tiene las bondades de la tierra londinense, sino una impronta moderna. Y, en consonancia con el mundo arquitectónico moderno, carece de personalidad. Edificios, río y no más.

Ir a pie al downtown te permite sin embargo aproximarte a otros escenarios. Espacios que en realidad son modernos para la arquitectura de otros lugares de Europa y bastantes uniformes. Pero el ladrillo rojo tiene su encanto, y es verdad que la uniformidad genera emociones placenteras. Una idea de orden que no obstante hoy día se ve desafiada por las diversas culturas que en las últimas décadas han recalado en esta ciudad e impulsan cambios, vida. La tensión donde aflora el encanto.


viernes, 10 de febrero de 2023

Notre Dame -Lyon-

Ayer subida a la iglesia de Notre Dame de Fourviére. Es cierto, la iglesia es fantástica porque tiene un estilo bizantino y renacentista que anuncia por fin la llegada de lo más fantástico: el barroco, pienso... Pero todo es una puesta en escena muy posterior descubro enseguida gracias a ciertas sospechas que aparecieron en mi cabeza. La iglesia data de 1870...

El ascenso lo hice con mis hijos pasando por una ruinas romanas donde me detuve a fotografiar una columnas que tienen una belleza que las vuelve bellísimas esculturas modernas. 

Le escribo a mi mujer para que suba hasta donde estamos. Considero que los tonos verdes de los mosaicos valen el esfuerzo. Después, almuerzo en un café con vista panorámica. Una joven con una nariz grande y aguileña nos sirvió una comida muy buena. Sopa de lentejas y un puré de papas y una carne a medio camino entre un chorizo y un bife.

En la catedral, un hombre que trabajaba en el lugar se acercó a darnos charla. Simpático, nos habló de su visita a Argentina. Figura alta, manos grandes, cara franca. Le pregunté por el estilo de la catedral. Ecléctico lo definió. No parecía demasiado entusiasta del  lugar, sí de París y orgulloso de que nos gustase Francia. Repetía la palabra "Jolie." Nos recomendó ir a cenar a la calle que aglutina los restaurantes de la ciudad.  Mi mujer me aclaró que no es un trabajador del lugar, que tal fuese un voluntario.

miércoles, 8 de febrero de 2023

Frente al puente de Londres

 

Estoy frente al puente de Londres. El río está bajo. Cerca del departamento que alquilo parece que se pudiera cruzar el Támesis caminando. Muy distinto al Sena que fluía a buen ritmo. Los edificios de enfrente exhiben en grandes letras la palabra "muelle" pero no tienen ninguno. Resabios de otros tiempos, pienso. Vuelvo a ver las esculturas en el complejo donde ahora me encuentro. Algunas son redondas y otras simplemente cuadradas. La falta de compromiso a la hora de otorgarle cierta "decoración" al espacio no me sorprende. Después, cruzamos con mi familia y una amiga de mi hija el puente y sigo viaje en un taxi. Vamos hasta Chelsea, barrio con locales que infunden prosperidad. Después, iniciamos una caminata hasta la zona del Palacio de Kensington. Para eso atravesamos cuadras con casas que trasuntan calma y previsibilidad y me generan un sentimiento placentero que podría derivar en cierto agobio si perdurase. 

lunes, 6 de febrero de 2023

Camarón de la Isla

Llegada a Barajas. Madrid. Nos debía esperar un hombre, pero no aparece para llevarnos en una espaciosa y ya pagada camioneta a Toledo. De modo que empiezo con las benditas llamadas y los mensajes y al fin aparece. Es un hombre pequeño con cara de comadreja. No pide disculpas por su demora. Estoy tentado a decirle algo pero opto por ensayar un poco de la buena predisposición que tanto me cuesta y sobre todo a probar mi indulgencia. Subimos a su camioneta por fin y partimos. La música que escucha no es buena. Camarón, alcanzo a distinguir algo rescatable, pero enseguida me cansa. Por lo demás, escucho el tipo de música "latina" que tanto me molesta. Debiera decirle que baje el volumen, pero intento que no me perturben esos sonidos. Mejor sería ser suave y pedir lo que preciso de su servicio. 

Los edificios a mis costados se repiten. Edificaciones de menos de diez pisos parecidos. Dan la impresión de haber sido levantados para una fuerza trabajadora. Una muy útil para trabajar en favor de personas más encumbradas que viven en otra parte. Por fin, llegada a Toledo, que espera el desfile de Reyes. Bastante gente que camina por la calle. Familias enteras.

domingo, 5 de febrero de 2023

Caminata por inmediaciones del Marriot Barajas

 

Llegada al hotel finalmente en un ómnibus provisto por aerolíneas argentinas. El hotel es grande, tiene los aires de sitio para ejecutivos, pero con todo me resulta agradable. Transmite limpieza y un orden general. Me da pena no ir hasta el centro de Madrid, pero me levanté cinco y veinte de la mañana y, luego de almorzar con mi familia en el hotel a las cinco de la tarde, duermo unos minutos y salgo a caminar. Ya se ocultó el sol; los restos del día en estado de abandono me guían en el frío  de las inmediaciones donde no encuentro nada abierto. Solo empresas. Una suerte de parque industrial. Doy la vuelta, veo que existe un restaurante grande que seguramente sea para que almuercen los ejecutivos que andan por la zona y los empleados del parque industrial. Luego camino por un descampado.. La escena es parecida a la que podría vivir en las afueras de mi ciudad y conozco tanto. Edificios sin atractivos, autos estacionados y un clima de producción alejado de cualquier idea romántica. 

Y sin embargo, gracias a la tranquilidad de las calles - no hay personas a la vista- el lugar me atrae, prueba irrefutable de que el tallo sentimental florece en cualquier tierra. Y acá lo hace a medida que cruzo un puente sobre una autopista. En la mitad del punto, me detengo a mirar los miles de autos que circulan como insectos obedeciendo a un instinto. Su apariencia de enjambre repetido me provoca calma. Sigo y encuentro un edifico para gente diría que "trabajadora", porque no sé cómo llamarla, y ahí veo que existe un almacén modesto, parecido a los que podría ver en mi país donde me atiende una mujer que supongo es cubana. Hacemos buenas migas.  Compro algunas cosas solo por comprar algo y embelesado por un ritmo metafísico en donde podría aparecer la Virgen vuelvo al hotel. 

sábado, 4 de febrero de 2023

Debo permanecer en Madrid

Debo permanecer un Madrid porque mi vuelo está demorado unas 11 horas debido a que el avión que venía desde Buenos Aires, como tuvo un problema en vuelo, regresó a Buenos Aires, exigió un cambio de avión y recién mucho después pudo emprender viaje a Madrid. Todo esto me lo explica un español que trabaja para aerolíneas argentinas. 

Noto que todos los empleados de aerolíneas tienen acento español y me pregunto si no serán algunos de ellos argentinos, como un amigo que tengo que, de tanto vivir en España, tiene un acento que lo hace pasar por español. Luego, divago en que en realidad nadie puede decir bien qué es ser de un país -mucho menos en España- ni qué es ser algo en especial, y me pongo a pensar después en esa manía que tengo en calificar a la gente por lo que parece ser. No entiendo a qué cuestión responde, si bien últimamente, tiendo a pensar que somos en gran parte peones de cada uno de nuestros cerebros, seres que funcionan más bien como máquinas que obedecen a cierta programación. Una que adquieren sin que se pueda saber por qué. Está claro que muchas maniobras del cerebro son adaptaciones a circunstancias vividas, pero está claro también que existe un canal operativo previo que es el que fija las vías por donde discurren los hechos y eso está, en mi parecer, prestablecido por un mundo energético.

viernes, 3 de febrero de 2023

Museo Rodin

 

Casa señorial con jardines. Lugar inmejorable. No céntrico. Escondido entre la enormidad del predio del museo de armas y un barrio elegante. Una leve inclinación del terreno incluso mejora las cosas. Debo decir que tenía mis prejuicios -firmes y activos ellos como siempre- con relación a la obra de Rodin en tanto y cuanto pienso que su obra, tan figurativa, perfecta y convencionalmente celebrada, encarna el gusto escultórico del espectador promedio. Pero debo admitir que no es así; el hombre en su tono ha sido un maestro y además, cuando se ha inclinado hacia intentos más osados, en un salto más interesante poco más allá de la figuración, lo ha hecho bien. Con todo, como no se ha involucrado tanto en ese camino, sino que ha sido, como decía, un camino incipiente. Me quedo entonces con su talento para disponer las figuras de una manera que exhibe un criterio estético áureo. En su cabeza, sin duda, funcionaban las leyes que vuelven atractiva la composición.


miércoles, 1 de febrero de 2023

Museo de Orsay

 

De manera rápida, si vuelvo al día de hoy, puedo decir que me gustaron mucho los cuadros de Rousseau, que conocía pero no recuerdo haber visto con tanto placer en otro lado. También un oleo de Delacroix que para mí anticipa el impresionismo y sobre todo lo que vino después. Caza del León se llama el cuadro y es de 1854.

Con Odile Redon me pasó algo similar. Sus grandes cuadros inspirados en una estética oriental son la antesala del arte abstracto.

El oso de Francois Prompon data de 1933. Con todo, creo, existe una síntesis estilística lograda y después un empuje de la industria cultural notable.

Me sorprendieron las esculturas de Gauguin. No sabía que había sido el primer europeo -creo que el cartel que lo informa no aclara que se trata del primer europeo sino que habla de un modo más general- que incursionó en la talla directa (algo imposible de comprobar que, además, ahora que lo pienso, no debe ser cierto). Las esculturas son interesantes, pero no alcanzan demasiado énfasis o entusiasmo. Son quizá demasiado primitivas sin adoptar la sobriedad y la síntesis que tiene el arte llamado primitivo que realmente asciende.


En la tierra helada

  Pero a los pocos días, andando por el jardín de tu casa, pisé unas hormigas y aparecieron de nuevo las tragedias que podrían tocarme en la...