lunes, 21 de octubre de 2024

En una iglesia

 

Para escapar de tus manías, 

caminabas hasta que lo deseado 

dejase de pesar. Y con el tiempo 

llegabas a parecer un mendigo. 

Pero no pedías nada porque 

tu intención era dar, no exigir. 

 

Y gracias a tanta bondad, 

te volvías un santo 

y con el tiempo eras pintado 

en una iglesia de Roma 

junto a varios ángeles 

que te secundaban 

sobre ramas de robles inmensos 

en un regio valle rodeado 

de colinas y atravesado por ríos.

 

Pero pronto, muy pronto, 

querías salir de ahí.

 

domingo, 20 de octubre de 2024

En ese lugar de peregrinaje

 

Porque en ese lugar de peregrinaje

pediste ser escuchado por quien 

permanece en un silencio 

que ni los perros rompen.

 

 

 

sábado, 19 de octubre de 2024

Ciudades que alguna vez ardieron

 

Habías estado por varias ciudades de Alemania. 

La gente por esas zonas parecía feliz, 

incluso a pesar de las cuestiones más difíciles 

de enfrentar en la vida, pensabas, 

ellos estaban complacidos. Pero no, 

te decías después, es solo una 

generalización absurda la mía. 


Pero después volvías a decirte: 

En general, la gente con la que he tratado 

mostró una seguridad vinculada a estar 

en una tierra civilizada. Un lugar 

que ha pasado por el infierno 

y ahora, renacida de las cenizas,

disfruta de un crecimiento 

relajado y maduro.


Pero no, volvías a decirte, es solo una impresión, 

fruto a haber pasado mucho tiempo

en los parques botánicos de lindas ciudades 

que algunas vez ardieron. Y así seguías...

viernes, 18 de octubre de 2024

Gracias a la luna llena

 

Gracias a la luna llena, 

el árbol resplandecía 

para que unos sapitos 

buscasen un haz de luz 

que los reflejara.

 

Mirabas la cantidad de estrellas

a la espera de recuperar a los pájaros 

que iban, uno detrás de otro, 

elegían una rama, trinaban, 

seguían por instantes.

 

 

jueves, 17 de octubre de 2024

Mons Klint


Andamos un rato por el parque hasta llegar a la costa. El mar tiene una mezcla de ceniza y de celeste turquesa, pero solo al principio, más cerca de la costa. Las piedras blancas de los acantilados crean el efecto. Todo lo que deseo está acá: riachos que baja por colinas que tienen bosques y desembocan en un mar conmovido por el frío y el viento. Hay cabras. Frutos silvestres. Están los pájaros. Siento por un momento un tipo de renovación trascendental. Un fuerza que está en todos lado pero que en esencia viene del cielo. Y entonces una familia que había visto comenzar el sendero conmigo tiempo atrás, se acerca hasta donde estoy, al preciso lugar donde me encuentro parado, dentro de un bosque inmenso, y comienzan a hablar en voz alta en alemán y luego, pasado un tiempo, que aguanto estoico contemplando siempre el mar, se retiran. 

¿Un espacio inmenso y cuatro personas que se acercan a donde estoy para alterar mi contemplación?

¿O a qué han venido?

Entiendo por fin, después de tanto tiempo, varias cosas. Mi mayor potencia está en mi interior, que es mucho más amplio y espectacular que cualquier paisaje otro porque tiene todos los paisaje habidos y por haber. Me conviene por lo tanto llegar a ese interior a través de la "humilde confianza", me digo. Y emprendo la vuelta. 

miércoles, 16 de octubre de 2024

Un artista

 

Un artista crea relieves y esculturas y después los ubica en las paredes de sus ciudad. Y luego en las del mundo. En su ciudad, con el tiempo, descubre que hay una persona -o tal vez sean varias- que las destruye. No todas, algunas, las que están cerca de su casa. ¿El destructor es un vecino del barrio? Imposible saberlo. Pero el artista no se desanima y continúa con su labor. No por desafiar al o los destructores, sino porque no puede privarse del placer de crear sus obras y ubicarlas donde más le gusta. El tiempo que ellas permanezcan siempre será finito. Así como el planeta se formó, se terminará un día. Y lo mismo pasará con el universo. Algo así tal vez se diga el artista y por eso disfruta de su potencia creativa más allá de los espacios consagratorias (galerías de arte, museos, espacios culturales), e incluso más allá de cierta línea útil para el mercado. y por supuesto más allá del destructor, en estrecha relación con todos los que, milenios atrás, cuando casi nada asimilable a lo que hoy conocemos como arte existía, crearon dibujos y tallaron piedras y maderas en los espacios que habitaban. Un espacio, cierto tiempo. El espacio es el lugar que ocupa la creación. Y el tiempo es la duración que perdura en una dimensión llena de misterio. Tal vez eso se diga.

martes, 15 de octubre de 2024

Aquel verano

 

Aquel verano, íbamos a ese bar llamado “La paloma”, un lugar con sillas de mimbre y música lánguida. Casualmente ahí fue donde una vez, atenta a unos pájaros que aprovechaban las migas, me dijiste: “Me gusta este bar, me gusta esta música”, y giraste la cabeza para recibir el sol. 

En una iglesia

  Para escapar de tus manías,  caminabas hasta que lo deseado  dejase de pesar. Y con el tiempo  llegabas a parecer un mendigo.  Pero no ped...