Es extraña y a la vez lógica
la manera cómo los rasgos contenidos,
y a veces exhorbitantes, se perpetúan en los hijos
para que una serpiente extremadamente silenciosa
crezca en un árbol que busca la miel de la imbecilidad
que se desparrama de a poco, y mucho más de a poco,
nos desafía a modificar, con rasgos un poco más personales,
los tonos que alguna vez tuvieron los dioses
en un friso depositado en el fondo del océano.
domingo, 28 de abril de 2019
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