Tus ocupaciones se limitaban a encontrar una piedra para después encarar el enorme trabajo de pulirla. Y en ese sueño también estaban los puteríos —mujeres explotadas como gallinas—, y ramas y cañas altas, y después entre las hojas hormigas negras, incansables, vehementes, laboriosas unas y otras, miles, en una fila interminable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario