Los problemas promueven
el temple de nuestros días.
Eso escuché, más o menos así,
una tarde que tomaba un café
en una mesa de una vereda
de un barrio alejado de mi casa.
La dijo un viejo muy alegre.
Se trata de una forma de que los instantes
se vuelvan tiernos en la lejanía.
Barcos que se perfilan
en el horizonte.
Dijo después.
martes, 28 de abril de 2020
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Casi enseguida
Frente a una vidriera comentabas: Ese cuadro no es abstracto. Si lo ves bien, habla de unos pantanos donde una cigüeña mira los cuer...
-
Creo que es mejor que les cuente un poco de Carola. Una premisa que no es sencilla porque mis percepciones cambiaron con los años de manera ...
-
Vuelvo de la playa abrumado. Y lo peor no es esa sensación tan grande, lo peor es cuando la realidad te persigue y te alimenta: hoy iba por ...
-
Y desmoronado como estaba recibí el lazo sagrado. Entró en mí el juguete voluptuoso de Flavia. Y cuando entró, empecé a sentir un dolor que,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario