Me acuerdo ahora de tantos pero tantos escritores editores que tuve la suerte de conocer, y de cómo todos ellos me enseñaron a guardar la debida distancia a sus juegos, modos, dinámicas, formas de interpretar el ingreso a ese Edén maravilloso -o una suerte de ciudad sagrada muy especial- que supuestamente es la gloria literaria.
Vistas las cosas con cierta perspectiva, sus maniobras, y sobre todo mis esfuerzos, no tienen la menor importancia incluso en el sólido pero restringido mundo editorial de la literatura de mi país, y por supuesto en el mundo, pero para entonces esos esfuerzos eran necesariamente el primer y necesario eslabón para creer que sería capaz de protagonizar algún tipo de hito que justificase toda mi maraña de creencias -y sobre todo desamparo- en torno a mi vida y mi realidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Casi enseguida
Frente a una vidriera comentabas: Ese cuadro no es abstracto. Si lo ves bien, habla de unos pantanos donde una cigüeña mira los cuer...
-
Creo que es mejor que les cuente un poco de Carola. Una premisa que no es sencilla porque mis percepciones cambiaron con los años de manera ...
-
Vuelvo de la playa abrumado. Y lo peor no es esa sensación tan grande, lo peor es cuando la realidad te persigue y te alimenta: hoy iba por ...
-
Y desmoronado como estaba recibí el lazo sagrado. Entró en mí el juguete voluptuoso de Flavia. Y cuando entró, empecé a sentir un dolor que,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario