sábado, 23 de marzo de 2019

Más allá de nosotros mismos

Si un día viernes a la primera hora de la tarde
abandonás el trabajo, silenciás el teléfono y te quedás contemplando
desde la costa el río, con sus barcos, a los lejos,
y ves los árboles a un lado y escuchás a los pájaros,
luego, al cabo de un tiempo -mucho tiempo interno en realidad-
vas a poder captar ese hálito que tiene el mundo, 
hasta el universo mismo diría, y que va de un modo lento,
tranquilo, impasible y no habla mayormente de nada
porque lo abarca todo.

Bien, en ese estado es probable que no puedas estar mucho rato.
Porque el mundo es el mundo y nosotros somos
a quienes nos toca experimentar un montón de cosas
solamente para entrever, con suerte, con mucha suerte,
un espacio ínfimo de lo que está más allá de nosotros mismos
y que se pertenece de un modo extraño
porque es parte de otra cosa mucho más grande
y al mismo tiempo tiene su esencia
y desde un lugar muy pequeño colabora con las nociones del todo.
Tal como deberíamos vernos nosotros. 

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