para elevarse a una esperanzadora
y sublime soledad de alturas invaluables?
y sublime soledad de alturas invaluables?
¿O más bien conviene tocar lo negro y áspero
para sobrellevar el dolor y sus relieves
hasta asumir que nada pertenece a una frase,
una sentencia y mucho menos a un epitafio?
¿O acaso no es lícito desear lo querido
si lo querido es fuente de enseñanza
para conseguir un amor diferente?
Un amor no se basa
en los renunciamientos.
Un amor tiene la voluntad
que exhiben los que andan.
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