Con los años se volvió plácido y grande,
y sus sueños adquirieron la idea
de que las cosas eran posibles
en la medida que un esfuerzo
continuado y amoroso iba acercándose.
Y se volvieron atentos y no estuvo
más a su alrededor lo esfumado que implica
la tensión y el dolor de no ser capaz de alterar
lo que otros han sembrado en nosotros.
Y el fuego de los alrededores
ardió con la impronta de un delfín,
ya más cerca de él, y sin otra voluntad
que la que elegían sus ojos.
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