La tormenta detrás y rayos al final del mar.
Y después la calma.
La banalidad de los esfuerzos por representar
lo que no es. La amargura, la muerte.
Los hombres con un uniformes negros.
Sus caballos y sus lanzas.
Versos añorados. Los de Vallejo.
Los vi en la manera como sonreías aquella vez.
Y vi los cuadros inmensos en la iglesia.
El sol, este mismo sol, te alumbraba gentilmente la cara.
El túnel del que hablabas desemboca
en una fortaleza frente al mediterráneo.
Contempla veleros saliendo, barcos surcando.
Las petunias arriba y abajo, casi fucsias, violetas, blancas.
Espléndidas. Los miradores de piedra alertas
y así también nosotros. La efervescencia de la costa.
Sus lazos. Y una canción que repite: es el fin del verano.
Contempla veleros saliendo, barcos surcando.
Las petunias arriba y abajo, casi fucsias, violetas, blancas.
Espléndidas. Los miradores de piedra alertas
y así también nosotros. La efervescencia de la costa.
Sus lazos. Y una canción que repite: es el fin del verano.
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