Añoramos los días en donde la tranquilidad iba de la mano
de pequeñas hojas que se posaban en nosotros
para que descansásemos un poco más después
de una primera siesta hasta crearnos una presencia más suave
pero incapaz de vencer
el silencio más allá de los árboles.
viernes, 10 de mayo de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un poeta en las montañas
Arriba, cerca de las nubes, en una casa antigua, joven todavía, aunque no tanto ya, con dos hijos incluso, y una mujer amada y un montón d...
-
Creo que es mejor que les cuente un poco de Carola. Una premisa que no es sencilla porque mis percepciones cambiaron con los años de manera ...
-
Vuelvo de la playa abrumado. Y lo peor no es esa sensación tan grande, lo peor es cuando la realidad te persigue y te alimenta: hoy iba por ...
-
Y desmoronado como estaba recibí el lazo sagrado. Entró en mí el juguete voluptuoso de Flavia. Y cuando entró, empecé a sentir un dolor que,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario