jueves, 11 de enero de 2024

El perfume del bosque

 

Aún el día no se había ido del todo. No se veía a nadie en los jardines que rodeaban al edificio. Ya no llovía. De la nada pensé que los árboles y cada planta, cada objeto con su sola presencia, era una obra de arte. Disfrutaba de una paz soñada. Así que por un instante traté de escuchar los trinos de los zorzales cuando se afinan. Algunos andaban debajo de unos ligustros. Los conté bien: eran dos; saltaban de una rama a otra, y enseguida de un árbol a otro, rescatando el perfume del bosque minutos después de la tormenta.

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