domingo, 28 de enero de 2024

El fin de una era

 

Para mí ese árbol significó el fin de una era; lo supe ni bien lo vi tirado. Pero en ese entonces, como si todavía fuese posible, buscábamos recuperar la tensión de los bailes adolescentes. Esperábamos volver a esas cuadras del otro lado del parque tantas veces recorridas de la mano. De alguna forma, confiábamos en sentirnos de nuevo felices en los bordes de la fuente rebosante de agua, bajo las luces, en lo húmedo de la calle. Lloviznaba la noche que se cayó el roble. Sin embargo, unos chicos, los hijos de algún vecino, incluso bajo la lluvia, con el mismo entusiasmo, seguían jugando.

 

 

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