Al despertar,
para serenarte,
cerrabas los ojos
pero no había nada
distinto a la oscuridad.
Debía presentarse una luz
que no llegaba.
Aún te creías capaz de realizar un progreso importante. En tu infancia, un lobo marino se acercaba a tomar los peces que ponías en la ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario