Estabas con otra gente
muy complacido en un museo,
frente a una escultura en piedra
que habías hecho de joven.
Pero descubrías
algunos defectos
en el pulido
y parado
frente a la piedra,
te angustiabas
porque no podías mejorarla.
Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...
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