martes, 19 de octubre de 2021

La serpiente

  

Esos días

te levantabas a buscar 

una paz imposible.

 

Si no era en un lado, 

era en el otro 

 

que un perro o alguien 

alteraba tus nervios. 

 

Tu sentir era un lugar 

tenebroso

que no podrías 

describir del todo. 

 

Hasta que un día 

un águila voló 

desde una montaña 

y entró a tu pecho 

 

para llevarse, con su pico,

eso que te agitaba. 

 

Y viste bañada en sangre,

la serpiente que vivía 

de tu carne

 

y sentiste pena 

por su partida. 

 

No hay comentarios:

Los mismos caballos

  Los mismos caballos junto a espinillos como oradores al costado del camino. Y a la ida y a la vuelta, la obsesión de no pensar. También el...