lunes, 15 de abril de 2024

El murmullo del pasto

 

Volví a los galpones de gallinas después de tanto tiempo. El camino que sale del pueblo estaba embarrado, pero continué sorprendido por la visión de la basura al costado del camino, y después crucé la ruta para comprar agua en una parrilla que tiene éxito entre motociclistas y gente que escapa de la ciudad. Mi idea era seguir tranquilo hasta los galpones. Pero, ya en pleno campo, al ver el cadáver de un zorro (o tal vez el de un gato, estaba tan aplastado que me fue imposible saberlo), me quedé apesadumbrado. Si bien una vez mi padre me comentó que morir será un recuerdo imposible, no dejaba de impresionarme ese cuerpo tan aplastado y podrido. Para distraerme, miré las piedritas en el camino y seguí hasta unos espinillos. Una vez sentado frente a ellos, tomando el agua, vi llegar unos pájaros negros que tienen un gorjeo muy dulce y andan en grupos de treinta a cincuenta. 

 

Casi enseguida, escuché un motor lejano: una avioneta pasaba entre las nubes. Acostado, cerré los ojos para escuchar cómo se perdía el sonido y gracias al viento solo quedaba el murmullo del pasto. Recién entonces tu cara estuvo de nuevo conmigo. 

 

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