Un plan
encapsulado en un sueño
se pierde para
entrar de improviso
a la efervescencia
de las figuras
de una tarde.
La gente
pasa por el césped
con sus paraguas rojos.
Al sueño
hay que desentrañarlo
para conocer
esos márgenes
donde empiezan
los instantes fugaces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario