Los laureles en las estatuas
se marchitaron y nosotros nos
acomodamos junto a los árboles
para dormir bajo el cielo.
Más tarde, estuvimos como nos gusta,
como quien no quiere
la cosa
pero disfruta mucho el contacto.
Ojalá algún día pueda darle a la vida el sentido que encuentro en la teoría. Uno sabe lo que debe hacer: lo dicen el Evangelio, los estoicos...
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