Intentamos encontrar puntos certeros y definitivos en la filosofía de muchos,
pero no obtuvimos lo que deseábamos porque en un punto descubrimos
que ese lugar es una ficción destinada a someter a quienes, en verdad, si quisieran,
podrían asumir los riesgos de buscar sus propios lugares y desarrollar
visiones cambiantes e imprecisas, nunca definitivas y nunca capaces
de ser la luz mortífera que en verdad implica una no existencia,
el lugar de quietud permanente que se denomina dogma.
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