Debajo, noté que el canal seguía agitado por el viento y no sé por qué pensé que mis días siguen los de mis padres, y los de mis padres buscan a mis abuelos. Y me pregunté, como tantas veces, sobre el vínculo verdadero que existe en la línea de los que nacen. Pero es mejor dejar ciertas cuestiones al margen, me dije. No conviene saber tanto. Y se corrieron las nubes, se iluminó primero el agua y después la iglesia. Miré entonces hacia el canal donde supuse que ajenos y mudos nadarían los peces, y en mi cabeza volviste a alejarte sobre los adoquines de la parte antigua.