domingo, 30 de marzo de 2025

Sábado

 

Día cálido de sol y un viento tenue. Me levanté y después de mirar como tantas veces por el balcón los edificios que me acompañan desde hace poco más de veinte años, desayuné con mi compañera y más tarde me fui al taller a pintar. Los resultados no fueron del todo buenos, pero al menos pude abstraerme un poco del trabajo habitual y pasar a un trabajo que todavía no tiene un rumbo preciso, mucho menos una  maestría mínimamente consolidada, pero que al menos me lleva a ciertos lugares felices -a veces- y me promete un espacio de libertad, e incluso de mayores goces. Cuando salí de ese taller, que por desgracia es oscuro, la fuerza del sol y el calor me impactaron de lleno. Las calles iluminadas me mostraron gente feliz de estar al sol, pero fue solo un instante, como me ocurre tantas veces en que tengo una chispa que ilumina mi tiempo. Después, almorcé con mi compañera e hijo y después dormí un poco la siesta. El incordio fue que me puse el despertador para poder viajar hasta afuera de la ciudad y llegar así al pileta de mi club antes del cierre, cosa que por suerte logré y por eso pude nadar con total deleite solo en esa pileta inmensa y fabuloso rodeado de árboles, pájaros y atento al sol perdiéndose en el horizonte. Después, en unas escalera que están frente a la pileta observé como se terminaba de ir la luz. Otro día llegaba su fin. Como tantas veces, no pude dejar de sentirme triste por el paso el tiempo. 

sábado, 29 de marzo de 2025

Los buitres

 

Era cierto: ¡el pensador tenía razón!

Los enemigos pueden ser los mejores 

maestros porque, para empezar, no son 

tales, dado que son, más bien, seres 

puestos para hacernos ver lo que nos cuesta

 asumir. ¡La codicia es la principal puerta 

que se cierra frente a ellos. Bah,  mejor 

digo lo que pienso... Sí, ¡los enemigos existen! 

¡Y son de lo peor!  ¡Pero en su podredumbre 

cómo edifican! Llegan a darnos lo que nunca sueñan. 

Son buitres en lo alto y cada tanto bajan 

a mostrarnos dónde está el animal muerto.

viernes, 28 de marzo de 2025

Ritmo universal

 

Vuelta a la rutina después de unos días cerca del mar. Por eso extraño todo lo referente a los sonidos del bosque y en especial al mar. El último día en la playa fue de una calidad lumínica fantástica muy propia del fin del verano. El mar estaba bravo y había un aire fresco, vigoroso. También los días fueron un tanto movidos en el terreno emocional; supongo que por mi cumpleaños y pronto el de mi compañera. El mundo gira y yo lucho con las consecuencias. Aunque está claro que más bien las debería aprovechar. ¿Cuándo entonces voy a ser capaz de disfrutar del constante cambio? Tal vez sea de las mejores cosas que se pueden aprender: abrazar el movimiento, e ir con él, calmo, atento a sus ritmos, a sus altas y bajas, y a sus vuelos y por supuesto a sus arrastradas. Sin duda, hay un ritmo en el universo. Apareció el espacio-tiempo y desde entonces esa misma potencia creadora emana un ritmo, energías que como tales despliegan cambios, y en ellos vamos nosotros; hasta que quedamos al margen. ¿Sucederá alguna vez lo mismo con el espacio-tiempo? Lo bueno en el plano del pensamiento es que todo puede pasar...


 

jueves, 27 de marzo de 2025

Día fresco de sol

Día fresco de sol y de trabajo arduo en la oficina. No demasiadas horas, pero sí las suficientes para mi voluntad y deseo. No obstante, pude pintar sobre el fin de la tarde en una galería donde extraño el sol, pero que al menos me acerca a otra gente que está en los locales contiguos. Son buena compañía y logran imprimirle al espacio un ánimo grupal. Una manada que necesito. En mi oficina, siempre miro el edificio de los tribunales que tengo enfrente. Recio, estoico. Lo veo vivir su existencia de poca vida, de infelicidad diría, pero con todo de una de las molduras de sus ventanas centenarias se ve una rama con pocas hojas que pertenece a un arbusto que imagino ha llevado un pájaro a través de una semilla. Lo veo día tras día y a veces también, en la ventana de más abajo, diviso a las personas que trabajan en ese edificio e imagino sus pequeñas rutinas, en cierta forma conocidas. ¿Qué sabrán ellos de ese arbusto? Supongo que nada y tal vez yo sepa muy poco. Apenas lo veo y al menos cuando lo hago pienso en su existencia. 

miércoles, 26 de marzo de 2025

Un cielo estrellado

 

Una noche azul con una luna blanca,

el campo y un montón de autos 

y camiones en la ruta a la espera 

de que, ante una emergencia, 

los hombres encargados de liberarla 

terminen su trabajo. Bajo del auto, tengo 

la ventanilla baja. Prendo la radio y enseguida 

escucho unas bocinas: festejan un gol 

de la selección nacional. 

Más allá, me pregunto qué tipo de tragedia 

ha sufrido uno o varios que provocó

el detenimiento de la autopista.

Más autos se suman a la espera.

Miro: a mi espalda la fila parece interminable.

Me corro hacia el pasto, arriba están las estrellas.

La noche es fresca, perfecta. El campo lo es también.

El problema está más adelante. 

Apenas a media cuadra, calculo. Entonces,

me pregunto si no es mejor pegar la vuelta

aprovechando un retorno que observo

a mi izquierda. Pero de pronto el tráfico avanza,

sigo unos metros y veo un auto calcinado 

y unos bomberos trabajando y nada más.  

Ningún rastro de un ser humano afectado. 

Quién sabe que pudo pasar entre el partido 

que tiene a tantos pendientes, ese auto, 

los que estaban en él, y arriba, en las estrellas. 

Son tantas que cubren el cielo y lo vuelven

infinito, lejano, misterioso,  y bello. 

Es muy bello, me repito,

y la visión del auto quemado me acompaña.

martes, 25 de marzo de 2025

La ventana

Día de viento y sol cerca del mar. Una vez más camino hacia la playa. A priori, no recuerdo bien qué hice el día de ayer. Tengo que hacer cierto esfuerzo para llegar a los detalles más importantes. Incluso noto a veces que cuando quiero rememorar lo importante apenas vuelven atisbos, e incluso atisbos son los que tengo cuando consigo contactarme con esa dimensión en donde reina la paz y se percibe otra especie de tiempo. Un ritmo que te habla de cierto espacio infinito que sin embargo no sería eterno.



lunes, 24 de marzo de 2025

Amanece

El sol empieza a llegar a mi casa. 

Amanece. Otro día más en la ciudad.

Por todos lados, sonidos, los ruidos de siempre. 

Las calles tienden a encontrar un ritmo 

que con el fin de cada sonido

me habla de lugares esperándome 

desde distancias lejanas. 

Debo ir cuanto antes:


Sábado

  Día cálido de sol y un viento tenue. Me levanté y después de mirar como tantas veces por el balcón los edificios que me acompañan desde ha...