jueves, 3 de julio de 2025

El fuego

En fin, lo concreto es que ayer, a las doce y media, pasé por tribunales para hablar con una joven bastante atractiva que, ahora que lo pienso, no me generó ninguna necesidad de proyectar sobre ella algún tipo de encanto. Tiempo atrás me hubiese ocurrido casi sin pensarlo, y eso es algo que empiezo a notar con asombro. Todas esas figuras femeninas que solían resultarme tan fuertes, tan convocantes y tan perturbadoras, poco a poco van perdiendo su potencia. O más bien, es una declinación suave la que percibo, como un apagamiento tenue que me deja en un estado de perplejidad desconocida. Los cuerpos siguen impactándome, pero pierden sus fuegos.

Hablé con ella sobre cuestiones de trabajo y luego volví a la oficina para enfrentar un par de desafíos que siempre quiero sortear lo antes posible, con la esperanza de ocuparme de otras realidades. Pero lo cierto es que las preocupaciones, de un modo u otro, se las ingenian para volver. Se cuelan en mis pensamientos, exigen atención, insisten en mantenerse vivas. A esta altura de mi vida, me pregunto si alguna vez eso cambiará.

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