viernes, 28 de noviembre de 2008

Tordelli reloaded

A pedido de un compañero les cuento un poco más de Tordelli. Tordelli decía: “Hoy tengo ganas de fornicar”, pero tenía una expresión un tanto más intensa, presumo yo que para los momentos de mayor ganas. En esas instancias directamente exclamaba: ¡Qué ganas de fornicar! Y bufaba, ya no era un suspiro. Eso lo decía muchas veces cuando pasaba cerca Amanda, una señora de cincuenta largos con un cuerpo de vedette enfundado en jeans hiperajustados, remeras hiperajustadas y una cara de vieja amargada por haberse tenido que comerse –en su opinión sin merecerlo- muchas pijas. Esa Amanda tenía una hija que era la secretaria "privada" de un viceministro –uno del noveno, de los pisos más encumbrados-. Era como la turrita también amarga; tal vez por tener que entregar el ano a un viceministro de barba; o bien precisamente por estar envanecida de recibir las bondades de ese viceministro de barba que se parecía a un monje productor de whiskey. Cuando venía esa turrita –que se llamaba Liss-, Tordelli no decía nada. Guardaba cierto desprecio por esa chica; vaya a saber si por su convicción de hombre integral o porque quería dejar en claro que su interés estaba fijo en Amanda. El caso que Amanda era una vedette de los 70 consumada; y su hija una turrita de los 90 también perfecta. Eran una clara muestra de que el desarrollo de las especies no se detiene, avanza.

.

3 comentarios:

Obelix dijo...

Rupert darwiniano.

Nick dijo...

"amargada por haberse tenido que comerse –en su opinión sin merecerlo- muchas pijas"

Preguntas:
1 - Al leer la parte de "en su opinión" me indica que ella manifestó verbalmente su opinión. Esto es correcto?
2 - "amargada"...? creo que es completamente al revés: debería estar contenta por los hechos ocurridos en su boca y demás.

EmmaPeel dijo...

Huracán, minas, secretos, guiskis, me gusta

Vigorosos

  Te levantabas con una sensación de bienestar que no te asombraba en lo absoluto. Ibas por el Tiergarten, saludabas al hombre que vende com...