Estoy acostado entre sombrillas
que casi tocan el agua. En una lona
donde apenas entramos una amiga
de mi mujer se está poniendo crema.
Cuando una nube cubre el sol,
pierdo el calor en la espalda y
vuelven esos pájaros que torcían sus
cogotes mientras otros afilaban sus picos.
Hacía tiempo que no volvía a esa
imagen. Los veía desde mi carpa,
eran caranchos. Yo tendría unos diez
años. Hay que levantarse, escuchamos.
A mi lado, un chico contó
que su padre le pasó una plancha
por la cola. Pero no estaba encendida,
aclaró cuando el profesor lo miró extrañado.
Vuelvo: estoy acostado entre
sombrillas que casi tocan el
mar. En una lona donde
apenas entramos, una amiga de
mi mujer se está poniendo crema.
sábado, 16 de julio de 2011
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