Las ráfagas
de aire helado en la cara nos ayudan
a mantenernos
juntos bajo parrales dormidos
que en un
tiempo se verán espléndidos
a la salida
de un sol que en esta tierra equivale a decir:
hoy es el fin
del invierno y el inicio de algo tan fantástico
como miles de
velas en el fondo de una gruta
en busca de
un milagro que lo más probable
es que nunca ocurra.
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