Siento unas ganas tremendas de sonreir
y después llorar sobre la tumba de todos
los que sufrieron lo indecible bajo un tiempo
que ya pasó no se sabe para qué; porque las plantas
por todos lados siguieron creciendo,
las aves carroñeras siguieron viviendo de lo que
vivieron siempre; y los cementerios continuaron recibiendo gente
apesadumbrada por las pérdidas.
miércoles, 25 de julio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los últimos instantes
Algo similar a aquel verano cuando, con el sol ido, en el camino de vuelta, vimos debajo del gran olmo unos sapitos quietos bajo la luna q...
-
El genio rockero me miró con sorpresa y después, víctima de cierta discordancia, tentado, me respondió: “Okay my lord”. Se volteó y preguntó...
-
Creo que es mejor que les cuente un poco de Carola. Una premisa que no es sencilla porque mis percepciones cambiaron con los años de manera ...
-
La suficiencia para hablar debería ser desterrada de todos nosotros en la medida que el alcance de la palabra se limita a u...
No hay comentarios:
Publicar un comentario