Siento unas ganas tremendas de sonreir
y después llorar sobre la tumba de todos
los que sufrieron lo indecible bajo un tiempo
que ya pasó no se sabe para qué; porque las plantas
por todos lados siguieron creciendo,
las aves carroñeras siguieron viviendo de lo que
vivieron siempre; y los cementerios continuaron recibiendo gente
apesadumbrada por las pérdidas.
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miércoles, 25 de julio de 2012
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