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jueves, 29 de noviembre de 2012
Cara cara con narciso
El descubrimiento es así:
vas, hablás con un amigo que,
porque vive afuera, no veías
hace tres años y, mientras le
contás de tu vida y él te cuenta de la suya, te das cuenta,
en una pileta mugrosa,
que los discursos pueden tener
menos peso que los sentimientos
en la medida que más disfrutás
la tibieza del agua.
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