Las fábulas que de alguna forma indecible
circulan por encima de los estanques
nos incitan a buscar a esas chicas que alguna vez
vimos y que ahora desde nuestras oficinas
con vista a la entrada de un subte
añoramos de pie.
Optamos con mi hijo por ir a desayunar afuera, justo en la mesa que ocupa el vértice entre la galería de un costado y mira de frente a la s...
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